El Hierro es la isla más misteriosa y menos visitada de Canarias. Este aislamiento la ha hecho especialmente rica en tradiciones y leyendas que se han ido transmitiendo a lo largo de generaciones. Una de las más famosas es la del Árbol Garoé y la mejor forma que tienes de aprender sobre él es visitando su centro de interpretación.
Para llegar a este famoso lugar, basta con ir al pueblecito de San Andrés. Es un lugar muy pequeñito, lleno de casas típicas herreñas, y serrano. Aquí en invierno hace frío y los caldos de queso de la tierra son contundentes y calentitos para aguantar la temperatura. También te recomiendo que pares en los restaurantes de su calle principal, son famosos por su especialidad local: la pechuga rellena.
Visto el pueblo, tendrás que coger el camino que lleva expresamente al centro de interpretación. Es una pista de tierra poco apetecible, pero estarás acostumbrado si ya has conducido un poco por esta isla. A mí se me echaron las nieblas encima, para no variar.
Cuánto cuesta entrar al Centro de Interpretación Árbol Garoé: Precios
🌳 Residente Herreño: 1€
🌳 Residente Canario: 1'50€
🌳 No residente: 2'50€
La entrada se compra allí mismo y entra en el Pasaporte de El Hierro. La visita es libre.
Los aborígenes bimbaches pensaban que el Árbol Garoé era sagrado porque tenía poderes, ya que era capaz de darles agua durante las épocas de sequía. Actualmente se sabe que llevaban razón en lo referente a que daba agua, pero no porque fuera mágico. Todo se debe al fenómeno de la lluvia horizontal, muy presente en todo el archipiélago.
Esta lluvia está provocada por los vientos alisios que azotan la isla y que al condensarse forman densos mares de nubes en su camino ascendente, cuando chocan con las montañas. Este vapor de agua se va quedando en las copas de los árboles, allí se va destilando y va cayendo a la superficie como una lluvia muy fina.
Los bimbaches habitaron la isla hasta finales del siglo XV y tenían la creencia de que esta lluvia era provocada por una divinidad que tenía su máxima representación en el Árbol Garoé, que en su lengua significaba laguna o río. Este árbol era un tilo de 15 metros de alto y decían que tenía un tronco tan ancho, que ni siete personas entrelazadas podían rodearlo. Para acumular el agua de este árbol construyeron a su alrededor varios aljibes rocosos que puedes ver en el centro de interpretación.
En 1610 un huracán arrancó el árbol sagrado. Ante este desastre, los habitantes de la isla enviaron una carta al rey de España con la esperanza de que les proporcionara ayuda. Desafortunadamente, como en ella hablaban de un árbol sagrado, nadie les tomó en serió porque pensaban que se trataba de una superstición y muchos herreños murieron de sed aquel año.
El lugar estuvo vacío hasta que los isleños plantaron otro tilo en su mítico sitio en 1957, para que no se olvidara su historia. A través de un estrecho senderillo escondido entre las montañas tupidas podrás llegar a este lugar sagrado para disfrutar de las vistas de este árbol y de las albercas que allí tallaron los bimbaches siglos atrás. Algunas tienen una profundidad de casi 4 metros y siguen acumulando el agua como antaño. Aunque tendrás que tener cuidado con donde pisas, por más carteles que haya puestos.
El Árbol Garoé es tan importante para la isla que está presente en el escudo de El Hierro, en el que se representa un árbol con su copa rodeada de nubes y del que caen gotas de agua.
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