Salí desde
Madrid a las 23’55 y aterricé en el aeropuerto Ezeiza de Buenos Aires a las 7’35.
Mi vuelo lo contraté a través de la página de Iberia por 1.217,79€, ida y
vuelta. Un precio bastante alto si tenemos en cuenta que la reserva la hice con
dos meses de antelación y que los asientos de Iberia para un vuelo de casi 13
horas son incomodísimos. Parece una low cost. Estrechos, casi no me cabían las
piernas y eso que yo no soy muy alta. Elegí esta compañía porque me incluía el
equipaje de mano y una pieza de equipaje en bodega. Todas las que miré desde
Madrid en esa fecha, al final me salían más caras porque nadie me incluía la
maleta en la bodega. La comida fue escasa pero estuvo bastante buena.
El servicio
reguleras. A la vuelta no dieron auriculares porque se les habían olvidado en Buenos
Aires, así que sólo podías ver la tele si tenías unos tuyos o si comprabas unos
caros de la tienda de Iberia. Bueno, y si te funcionaba el aparato, porque yo,
a pesar de tener mis propios auriculares, no lo pude escuchar porque no funcionaba
la pantalla. Me dijeron que no podían cambiarme de asiento porque íbamos llenos,
a pesar de que en sus papeles (dicho por ellos mismos) aparecían asientos
vacíos. ¿Qué tenían? ¿Polizones?
Para colmo, me
rompieron la maleta en el aeropuerto. Por lo menos resolvieron la incidencia
pronto y me dieron una nueva, pero a mí me gustaba la mía. 😞
Intentando salir
de Ezeiza
Una vez en el
aeropuerto, empezó la odisea. Nunca me he tirado tanto tiempo para salir de un
aeropuerto. Tardaron muchísimo en llegar las maletas a la cinta de recogida. Cuando
por fin cogí mi equipaje, me fui a buscar una tienda para comprar una tarjeta SIM
para el móvil. Sólo encontré una, Personal.
La zona de
tiendas del aeropuerto está justo en frente de los mostradores de check in y de
las entradas al recinto. Cuando la gente se agolpaba en las filas para sus
mostradores, el resto del pasillo, así como la entrada a las tiendas, se volvía
intransitable. Un horror.
Cuando llegué
al puesto de Personal (era un puestecillo junto a la entrada, no un local
comercial), tuve que esperar una cola de una hora para que me atendieran. Tan
sólo había una persona atendiendo y la cosa iba lenta.
Con mi móvil
ya listo, fui a cambiar dinero al Banco Nación, que es el que me inspiraba más
confianza. Otra vez me tocó esperar una fila de casi una hora.
Con mi dinero
cambiado, ya sólo me quedaba salir del aeropuerto para llegar a Buenos Aires.
Mi idea era coger el minibús Ezieza, un bus que transporta paquetes y que,
además, aprovecha este servicio para llevar a pasajeros del aeropuerto al centro
y viceversa. Venía en un montón de guías y de blogs de viajes y era la opción
más barata.
El problema es
que no lo encontraba por ningún lado. Pregunté al personal del aeropuerto, me
dijeron un sitio. Fui y no había nada. Salí del edificio, pregunté a los de
seguridad, a los del parking, a los de las obras… Cada uno me mandaba a un
sitio distinto. Después de perder un montón de tiempo dando vueltas cargada con
todo el equipaje, tiré la toalla. Entré de nuevo en el edificio para ir
directamente a la zona de remises y coches de alquiler.
Otra larga
fila para llegar al mostrador de Tienda León, comprar mi billete al centro y
volver a salir del aeropuerto a hacer otra fila en la parada de autobuses y
esperar que llegara el mío.
Aproximadamente
tardé unas 4 horas en salir de Ezeiza, más unos 40-50 minutos que tardó el autobús
en llegar a la Terminal de Puerto Madero.
Desde allí, me
fui a dejar las cosas en el hotel que había elegido en el Barrio de San Telmo, comprar
la tarjeta SUBE en un 24 horas , descansar un poquito y empezar a patearme Buenos
Aires.
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