En Pleno
Parque Natural del Lago de Sanabria, se encuentra este pequeño pueblo de unos
1200 habitantes, al que visitan cientos de turistas para ver su excepcional
monasterio. Hasta Unamuno quedó encantado con el enclave. Fruto de su visita es
la poesía referida a San Martín de Castañeda que grabó en su obra San Manuel
Bueno, mártir (en la que aparece como Valverde de Lucerna).
De origen visigodo,
los cristianos alzaron su monasterio en este entorno sobre las ruinas que dejaron los encuentros
con los musulmanes. Así, en el siglo X, unos monjes mozárabes de Valladolid
liderados por el abad Martino, huyen de la gran sequía y la peste que estaba
sufriendo su tierra y acaban aquí, reformándolo todo.
No obstante,
lo que puedes ver ahora es el fruto de la construcción que hicieron los monjes encomendados
a San Benito en el siglo XII. Su importancia durante esta época fue tal que
llegó a tener dominio sobre más de 120 localidades sanabresas y acabó
ingresando en la orden cisterciense. De hecho, es el único de los monasterios
cistercienses zamoranos fundado en una montaña.
Durante los
siglos XVI y XVII, se hicieron varias ampliaciones, se construyó la sacristía y
se incorporó una cárcel. En el XVIII se alzó la fachada que hay ahora y pasó a
pertenecer a la provincia de Galicia y de la que tuvo la presidencia hasta la
supresión del monasterio y de la Congregación en 1835.
Hoy es
Monumento Histórico Artístico Nacional y Paraje Pintoresco Nacional. La visita
es libre y durante la misma se puede acceder a la planta baja, al primer piso y
a la iglesia.
En la planta
baja se encuentra el Centro de Interpretación del Císter y del Románico
Atlántico, que da a conocer el papel que el Monasterio desempeñó en una amplia
zona del territorio, que abarcaba incluso el norte de Portugal, con varias
granjas vinculadas a los monjes de San Martín de Castañeda.
En ella puedes
ver cómo funciona el sistema de monitorización del del patrimonio (MHS),
desarrollado por la Fundación Santa María la Real. Así, diferentes sensores
distribuidos por el conjunto del edificio permiten controlar y conocer su estado.
Gran parte de
la planta de arriba está dedicada al Museo de la Memoria, en el que se honra a
las personas que antiguamente poblaron estas tierras, aunque también muestra
trajes religiosos y un rincón en referencia a la visita que Unamuno hizo a este
lugar.
Una vez vistas
las dos plantas, puedes salir del recinto y visitar la iglesia del monasterio. Una
construcción sencilla, pero con unos capiteles muy curiosos, sobre todo el
decorado con una figura de un hombrecillo.
A lo largo de la carretera hay muchos bares y restaurantes en los que puedes hacer una parada para disfrutar de la gastronomía sanabresa. Ve temprano, o estarán todos llenos y será imposible hasta aparcar en temporada alta.