Existen tres
rutas principales que recorren la isla de La Graciosa. Dos de ellas se dirigen
hacia el sur y ésta se dirige hacia el centro y el norte de la isla. Es la más
extensa y la que tiene mejores vistas del resto del Archipiélago de Chinijo. Itinerario (Ruta verde):
Caleta de Sebo – Playa de las Conchas – Playa del Ámbar – Pedro Barba – Caleta de Sebo
La ruta
comienza en la capital de La Graciosa: Caleta de Sebo, un poblado que tiene
algo menos de 800 habitantes y donde se encuentra el puerto al que llegan los
ferries. A pesar de ser tan pequeño, en él encontrarás restaurantes, una
panadería, un colegio, un centro de salud, tiendas de alquiler de bicis,
supermercados y algún que otro hotel. Sus calles no
están asfaltadas, tan sólo hay unas pequeñas aceras, y el polvo lo llena todo.
Desde Caleta
de Sebo parte un camino hacia la próxima parada de la ruta: La Playa de las
Conchas, a la que llegarás en unos 45 minutos. El camino es polvoriento y los
pocos 4x4 que se dedican a hacer excursiones por la isla (únicos vehículos a
motor autorizados para uso turístico), dejan una estela de contaminación y
polvo considerable. Te aconsejo que te lleves un pañuelo para taparte la boca y
la nariz cuando pasen.
A la Playa de
las Conchas se accede por un camino cuesta abajo. Delante del acceso hay un
aparcamiento para bicicletas. La arena blanca llena de restos de conchas da
paso a un mar de fuerte oleaje, con vistas a las islas de Montaña Clara y
Alegranza. El baño aquí es bastante peligroso por los fuertes alisios que la
azotan.
De vuelta al
camino, tienes que dejar a un lado Montaña Bermeja, un gran volcán de 157
metros de altura. Puedes elegir subir hacia su cima, o rodearla y continuar el
camino hacia el noreste.
Dejando la
montaña atrás y después de una gran curva, el camino te acercará hasta la Playa
del Ámbar, que en algunos sitios aparece también nombrada como Playa Lambra. Es
una pena, pues por su orientación, que la expone a las corrientes y vientos del
norte, llega el mayor volumen de basura a las aguas de La Graciosa.
Su nombre
proviene de la gran cantidad de ámbar gris que antiguamente se encontraba en su
bahía arenosa. Se origina por la secreción que genera el aparato digestivo de
los cachalotes y que las corrientes llevaban hasta allí. Ahora, en vez de ámbar
gris, lo que más hay son microplásticos.
Las grandes
corrientes y los fuertes vientos hacen de Playa Lambra un sitio muy peligroso
para el baño, pero las vistas son excepcionales.
El camino
sigue curvándose para dar la vuelta a la isla y desemboca en el desvío hacia
Pedro Barba, el otro núcleo habitado de la isla. Hay censadas tan sólo dos
personas, pero el turismo ya ha hecho mella y ahora hay hasta Airbnb.
Para llegar a
Pedro Barba hay que bajar una cuesta polvorienta. El poblado lo conforman un
conjunto de casitas bajas que rodean una pequeña cala con un rompeolas. La
tranquilidad es absoluta.
El camino de
vuelta se hace un poco tedioso, porque hay que subir la misma cuesta que te
llevó hasta Pedro Barba, para llegar de nuevo al desvío y continuar el largo
trecho que hay hasta Caleta de Sebo: algo menos de 5 km, dejando a la derecha
la montaña de Las Agujas.
De vuelta a
Caleta de Sebo puedes visitar su iglesia marinera, consagrada a la Virgen del
Carmen (Virgen del Mar para los locales), patrona de la isla.
En la misma
calle también puedes entrar a curiosear en el que dice ser el Museo más pequeño
del mundo: el Museo Chinijo. Sus 70 m² están divididos en espacios dedicados a
los cetáceos, la sal, el archipiélago Chinijo, el aloe vera y la orchilla.
También tiene una pequeña tienda. El acceso es gratuito.
Antes de
partir, no dudes en tomarte algo en cualquiera de los bares del puerto, a un
precio realmente barato, o disfrutar de un dulce en su pasterlería.
🚶 Ruta circular:
16 km
🚶 Dificultad:
baja
🚶 Lleva agua,
calzado de trekking y protección solar.