Cómo es la visita al Timanfaya
El Parque
Nacional del Timanfaya es el paisaje más excepcional que te vas a encontrar en la
isla de Lanzarote. Un remoto lugar al que sólo vas a poder acceder mediante una
visita guiada. Está prohibido andar por el Parque Nacional, así como recorrer
los senderos y carreteras con tu propio coche.
Para realizar
la visita, debes llegar a la entrada del parque, donde hay una caseta de
control. Allí se paga la entrada y sigues con tu coche hasta el aparcamiento
del Centro Cultural y Turístico de las Montañas del Fuego. Cuanto más temprano vayas,
mejor. Así no tendrás problemas para aparcar y podrás subirte pronto a uno de
los autobuses que realizan la excursión. Si tienes oportunidad, te recomiendo
que te sientes en la primera fila, en los asientos opuestos al conductor. De este
modo tendrás muchas mejores vistas del recorrido.
El autobús
realiza un recorrido por una carretera muy estrecha de 14 km a lo largo del Parque Nacional en el que podrás
ver varios cráteres, incluso el que originó la explosión que dio lugar al
paisaje que puedes ver ahora.
Durante el trayecto, una grabación va explicando
en varios idiomas la historia del Timanfaya y las características de lo que
estás viendo. Para ello, el conductor (y pronto el propio autobús, ya que quieren poner autobuses autónomos sin conductor) se va parando en los puntos clave
para que puedas observar mejor todo lo que te rodea.
¿Por qué hay un paisaje lunar en Lanzarote?
No hace
demasiados años que el volcán explotó. Fue a principios del siglo XVIII, el 1
de septiembre de 1730, durante la época del Reinado de Felipe V, el primero de
los Borbones. En los alrededores de la población de Yaiza, la tierra empezó a
temblar y surgió una nueva montaña de sus entrañas, que vino acompañada de fuego
y de lava. El suelo se agrietó y la lava y la ceniza fluyeron durante seis años
destruyendo un cuarto de la isla. Nueve pueblos quedaron enterrados y la gente
tuvo que emigrar a otras islas.
Aunque Lanzarote
se fue recuperando y la tierra volvió a ser fértil gracias a estas cenizas, la
tierra volvió a temblar en 1824. Tres nuevos volcanes surgieron: Tinguatón, Tao
y Fuego. De nuevo, los isleños tuvieron que emigrar cuando parecía que todo se
había calmado. Pero el paisaje seguía configurando todo el territorio sur de la
isla.
Poco a poco,
la vida volvió a resurgir en Lanzarote y, en 1974, fue declarado Parque
Nacional, el primero y único de la provincia de Las Palmas. Cuenta con más de
25 volcanes en 51 km². Aún presenta actividad volcánica, existiendo puntos de
calor en la superficie que alcanzan los 100-120ºC y 600ºC a 10 metros de
profundidad.
En estas
tierras tan aparentemente áridas, existen más de doscientas especies distintas,
como lagartos, musarañas, y perdices. En su paisaje lunar el liquen comenzó a
brotar entre sus piedras y, con el tiempo, especies como la malvarrosa también
se están abriendo paso.
Una vez completado
el recorrido en autobús, la visita continúa delante del restaurante. Allí, uno
de los guías del parque mete broza en un agujero que ha hecho en la tierra y todo
empieza arder en llamas.
A continuación,
se dirige a otro agujero y echa un cubo de agua para crear un fabuloso géiser.
Es increíble la actividad geotérmica que aún hay a escasos metros de nosotros. Si
tocas las piedras del suelo, podrás notar el calor que acumulan.
Acabadas
las demostraciones, es un buen momento para visitar la tienda de recuerdos y
comprar algún que otro souvenir en el que aparezca el famoso Diablo de
Timanfaya, que poco tiene que ver con ningún demonio.
La Leyenda del
Diablo de Timanfaya
El día de la primera
explosión del volcán, en 1730, se estaba celebrando la boda de dos isleños. Cuando
la el volcán explotó, la novia quedó sepultada bajo una gran roca. La gente
empezó a correr de un lado para otro escapando del peligro, pero el chico no
quería abandonar a su amada allí.
Así que, corrió
a coger una forca de cinco puntas e hizo todo lo posible por levantar la roca
que cubría el cuerpo ya sin vida de su prometida. Con ella en brazos y llevando
aún la forca, se fue caminando recorriendo los ardientes valles en los que se
había convertido el Timanfaya. Llegó la noche y el joven siguió vagando. Los isleños
consiguieron ver su silueta, en lo alto del valle, iluminada por una gran luna
llena. Ante tal visión, suspiraron murmurando: “¡Pobre diablo!”
Dicen que de
la sangre que derramó la novia por el valle, nació el aloe vera, pues el joven
se llamaba Aloe y la joven, Vera.
La imagen de
este pobre diablo se ha convertido en el símbolo del Parque Nacional de
Timanfaya.
El Islote de Hilario
La mejor
manera de terminar tu visita es ir a comer al Restaurante El Islote de Hilario,
construido por César Manrique. A dos metros bajo el suelo del restaurante, la
temperatura es de 400ºC y a diez metros, de 600ºC. Por ello, el local aprovecha
esta actividad geotérmica para preparar unos exquisitos platos.
Puedes visitar
el parque por la mañana y volver más tarde para comer. En mi caso, fui recién
abierto. Realicé el recorrido en autobús y, a la salida, le dije al señor que
había en la caseta de la entrada que quería volver luego para comer en el restaurante.
Me dijo que no había problema y que lo avisase cuando volviera a pasar por el
punto de control al mediodía. Así fue. El señor se acordaba de mí y no me puso
ningún impedimento en volver a entrar al parque. Eso sí, a esta hora estaba
todo llenísimo y en qué me vi de coger hueco para aparcar.
En el Islote
de Hilario puedes degustar desde platos completos de productos asados en las
parrillas, hasta bocadillos de pollo asado en ellas.
Si aún te has
quedado con ganas de más, puedes parar el coche a la entrada del parque, en el Echadero de los camellos, para hacer una miniexcursión montado en estos animales.
Si estás interesado, asegúrate de su horario, porque es muy limitado por el
bien de los camellos. Su precio ronda los 10€ por un viaje de 15-20 minutos.
👹 Horario: de
9:00 a 17:45. El último autobús sale a las 17:00.
👹 Julio, agosto
y septiembre: de 9:00 a 19:00. El último autobús sale a las 18:00.
👹 Precio de la
entrada al Timanfaya: Adultos: 9€ Niños: 4’5€
El autobús y
el aparcamiento viene incluido en el precio.
👹 Lo más
interesante es comprar uno de los bonos de las entradas turísticas de Lanzarote.
Es más cómodo y permite aplicar un descuento al precio normal de las entradas.
Se compra en cualquiera de los lugares turísticos de Lanzarote.
👹 No hay
transporte público hasta el Parque Nacional. Lo más cerca que te puede dejar el
autobús de InterCity es en Yaiza. Y desde allí, tendrías que contratar un taxi.
Por lo que te va a costar (ida y vuelta, más tiempo de espera mientras estás
visitando tú el parque), creo que te saldría más rentable apuntarte a una
visita guiada y que te recojan en tu hotel. Hay muchas empresas que realizan
este tipo de excursiones. Tu mismo alojamiento te puede informar sobre ellas.