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Australia: Día 1 – Opinión sobre el Kimberley Gardens Hotel de St Kilda



Alojamiento: Kimberley Garden Hotel & Serviced Apartments

Llegué al aeropuerto muy tarde, por culpa del retraso del avión. Aduanas y control de pasaportes los hice muy rápido. Me hicieron algunas preguntas sobre los medicamentos que llevaba, les dije que sólo tenía un botiquín de viaje y listo.

Mi idea inicial era coger el transporte público para llegar a St Kilda y desde ahí ir andando al hotel. Pero, como era tan tarde, ya no había. Así que tuve que coger por la siguiente opción más barata: montarme en el Skybus hasta Southern Station y desde ahí coger un taxi. El Skybus me salió por 19$ y el taxi me cobró 15$. Si hubiera cogido un taxi desde el principio me hubiera salido mucho más caro.


St Kilda es una zona bastante pija, fuera ya del centro de Melbourne, y con una gran fama por sus pastelerías. A unos 20 minutos en coche y a hora y media andando del centro. Por la mañana y a la hora de salir del trabajo hay muchísimo tráfico por todo el camino en dirección a Melbourne.

El hotel está situado en pleno barrio judío. En la zona hay muchos hoteles, tiendas escuelas, bibliotecas judías y muchos rabinos paseando. De hecho, su imagen es un candelabro de siete brazos. Tiene habitaciones dobles, apartamentos donde caben hasta 8 personas y wifi gratis en todas las habitaciones.



Mi habitación era standard. Limpia, sin muchas pretensiones. El pasillo y la moqueta sí que estaban algo dejados. El personal fue muy amable y, algo que ya no volví a ver en Australia, la recepción abría hasta muy tarde. Tiene un restaurante bastante caro en la planta baja y en el lobby hay una zona reservada a los desayunos. No lo contraté, pero, por lo que vi, no parecía merecer mucho la pena por 22$ por persona.

Todos los alojados tienen acceso gratuito a su piscina cubierta. No la usé porque tenía tantísimo frío y el tiempo era tan malo, que ni se me pasó por la cabeza, aunque fuera climatizada.

Lo mejor del hotel, y por lo que lo elegí, es que tiene parking dentro gratuito y, si no hay hueco, se puede dejar el coche en la calle porque hay muchísimo espacio y es una zona muy tranquila. La estación de tren está muy cerca y a unos diez minutos hay un 7-Eleven donde desayunar por 2$. Además, está muy cerca de donde recogí la campervan (Jucy Rentals) y a unos 40 minutos andando de la famosa colonia de pingüinos


Cómo llegar al Kimberley Gardens Hotel desde el aeropuerto

Para llegar al hotel desde el aeropuerto cogiendo el transporte público, como lo iba a hacer yo, hay que coger el autobús 869 hasta St Kilda (96 Barkly Street) y, desde allí, andar unos 25 minutos rectos hacia Inkerman Street. Ese trayecto cuesta 21$ y los autobuses son verdes, blancos y amarillos; con una especie de carrillo verde detrás para meter el equipaje. Se cogen siguiendo la señal de Airport and Peninsular Shuttle Bus justo en frente de la zona de Arrivals. En las dársenas de en medio. http://www.fapas.com.au/


   KIMBERLEY GARDENS AND SERVICED APARTMENTS ****   
441 Inkerman St, St Kilda East VIC 3183, Australia
Teléfono: +61 3 9526 3888







Australia: Dónde ver pingüinos cerca de Melbourne – St Kilda


Una de las zonas más asequibles de Australia para ver pingüinos es St Kilda, por eso escogí el hotel en esta parte cercana a Melbourne. Está muy bien señalizado, hasta en el Maps de Google sale indicado: St Kilda Penguins.

Para llegar hasta allí basta con recorrer la playa y llegar hasta el muelle. Allí hay una señal que indica que vayamos hacia el rompeolas. Pasando la cafetería y atravesando una puerta se llega a la guarida de los pingüinos.


Al anochecer (sobre todo de octubre a abril), un montón de pingüinos vuelven a su casa. Yo fui a finales de junio y pude ver bastantes. Son encantadores. Regordetes y pequeñitos. La especie de la que se puede disfrutar aquí es la más pequeña del mundo: los pingüinos azules (Fairy Penguins – Eudyptula minor). Se me escaparon en Nueva Zelanda y, por fin, pude verlos aquí. Miden unos 40 centímetros de alto y pesan alrededor de 1 kg.


Cuando fui al muelle, estaba lleno de gente (sobre todo, turistas chinos) armando jaleo. Por favor, si vas sé respetuosos y no eches fotos con flash, ni los ilumines directamente con tu linterna. Tampoco metas palos selfies en sus guaridas entre las rocas. Así sólo conseguirás asustarlos y que se busquen otro sitio para vivir. Es una suerte que podamos disfrutar de ellos en pleno núcleo urbano.


Cada noche hay voluntarios que trabajan para el EarthCare St Kilda y se encargan de supervisar que la gente se comporta, pero no es suficiente.



💡 Consejo: lleva trozos de papel celofán rojo para ponerlo delante de tu linterna. Los voluntarios me dijeron que así no se les daña y los puedes iluminar para verlos mejor. Ellos los llevaban y me dieron algunos trozos.

También se pueden ver rakalis, unas ratas de agua australianas gigantes que están entre las rocas. Su cuerpo mide entre 231 y 370 milímetros de longitud, pesan entre 340 y 1.275 gramos y tienen una gruesa cola que mide aproximadamente de 242 a 345 milímetros. Tienen las patas traseras palmeadas, piel impermeable, cabeza aplanada, una nariz larga y roma, abundantes bigotes y pequeñas orejas y ojos. Son de color entre negro y marrón con un vientre de naranja a blanco y su cola es oscura con la punta blanca.






Australia: Día 2 – Recorriendo el centro de Melbourne en un día


Con un poco de jetlag todavía en el cuerpo, decidí disfrutar de la ciudad y St Kilda andando. Desde el hotel Kimberley Gardens, y parando antes en el 7Eleven para desayunar, comencé a andar hacia el centro de Melbourne. Ciudad limpia, ordenada, con el aire nuevo que tienen las grandes ciudades australianas. 👉 10 lugares imprescindibles que ver en Melbourne.




Mi primera parada fue para ver el Shrine of Remembrance. Dejando a un lado el Grand Prix Circuit, a la derecha aparecen los Royal Botanic Gardens, una de las maravillas de Melbourne. Desde la carretera ya se puede ver este emblemático monumento construido en memoria de los caídos del Estado de Victoria en la Primera Guerra Mundial. Su diseño se inspiró en el Mausoleo de Halicarnaso, una de las siete maravillas del mundo antiguo. Su importancia es tal en la ciudad, que está prohibido construir cualquier otro edificio que tape su vista desde Swanson St hasta Lonsdale St. Se puede entrar para ver el interior y escuchar las explicaciones gratuitas. (Horario: de 10’00 a 17’00).

Después de pasear un poco por los jardines atravesé el puente sobre el río Yarra y llegué a la mítica Federation Square. Esta plaza es punto de quedada para los habitantes de Melbourne. En ella hay varios monumentos importantes, como el Ian Potter Centre, el Museo de la Imagen, la estación de Flinders Street y la Catedral de St Paul. No es tan llamativa como otras plazas y me decepcionó un poco.


Lo primero que hice fue bajar hasta la Oficina de Información Turística. Allí varias personas mayores se encargan de ofrecerte un montón de folletos sobre cosas que hacer y que ver en Melbourne y alrededores. Hay que coger número y esperar a que te atiendan. Además, está lleno de videos documentales.

Folleto en mano me fui a la Catedral Anglicana de San Paul, construida en 1880 siguiendo los diseños del arquitecto Butterflield, quien no se dignó a visitar la ciudad y se limitó a enviar los dibujos y las instrucciones de su montaje. (Horario: de 8’00 a 18’00, los sábados abre sólo hasta las 17’00).


Cansada ya de tantos kilómetros andados aproveché el servicio gratuito de tranvías que ofrece Melbourne. En Flinders Street, tras ver la bonita estación, cogí el City Circle Tram e hice el recorrido completo (que dura poquito) viendo varios de los monumentos más representativos del centro de la ciudad. Los comentarios que sonaban por los altavoces no se escuchaban muy bien, pese a no haber mucha gente y poder ir sentada cómodamente.


Me bajé en la misma parada donde lo cogí, Flinders Street, y empecé a visitar algunos de los callejones famosos del centro. El primero de todos está junto a la catedral, el Hosier Lane. La verdad es que no es más que una calle estrecha llena de grafitis por todos lados, con gente bebida y con pintas raras entre muchos turistas haciendo fotos. Personalmente, no me gustó nada. 



Después de callejear un poco por allí y aprovechando para ver algunos monumentos importantes que me encontraba por el camino (Old Treasury Building, Parliament House, Town Hall, The State Library…) acabé en el Royal Exhibition Building. Construido para la Exposición Universal de 1880, hoy es Patrimonio de la Humanidad. Fue el primer edificio en el que ondeó una bandera australiana y donde se estableció el primer Parlamento del país. La entrada cuesta 10$. Los jardines son gratuitos y desde ellos se pueden hacer unas bonitas fotos. Yo no tenía tiempo para visitarlo por dentro, y tampoco era mi intención. Mi viaje se iba a centrar más en la naturaleza y no tanto en ver museos. Por eso sólo le dediqué sólo un día a Melbourne, para poder hacer parte de la Great Ocean Road a la mañana siguiente.


Volví tras mis pasos pasa visitar Chinatown. Es pequeña, pero de las que vi en Australia fue la que más me gustó. Los restaurantes no son caros y, además, está el Food Court: dentro de un edificio hay un minicentro comercial cuya parte de abajo está llena de puestos de comida asiática. Lo mejor es que la mayoría son buffet libre. Pagas por un plato o por un tupper. Y ya lo llenas tú de lo que quieras hasta que rebose. Al final, la gente con las ansias hace una mezcolanzas…



Desde allí comencé el segundo gran paseo del día hacia Southbanks y los Docklands. Atravesé el Etihad Stadium y la polémica noria para llegar a una de las zonas con los restaurantes más pijos al lado del río Yarra. Cruzando el puente de la telaraña y tras descansar un poco las piernas, empecé el camino de regreso hacia St Kilda y, sí, una vez más decidí hacerlo a pie para ir viendo sus ricas pastelerías , sus boutiques y sus casitas pequeñas.



Después de haber hecho unos 20 km andando (o eso decía Google Fit), me quedaba el plato fuerte del día. La verdad es que de Melbourne podría haber prescindido, pero los pingüinos de St Kilda, no. Es lo que más te recomiendo de todo lo que hice en mi primer día de recorrido en Australia. 



Australia: Dónde ver koalas cerca de Melbourne – Great Ocean Road


La mejor manera de ver koalas en libertad a pocos kilómetros de Melbourne es hacer un poco del recorrido mítico de la Great Ocean Road.

Desde Melbourne hay que ir en dirección a Torquay. Los carteles de la Great Ocean Road están por todos lados, por lo que no hay manera de perderse. Hasta llegar al desvío, toda esta carretera está muy llena de tráfico, muchísimos camiones y se tarda mucho en recorrer pocos kilómetros.


Desde Torquay, atravesar Anglesea, hacer una parada en el Memorial Arch (que es donde todo el mundo se para para hacerse una foto) y llegar a Kennett River: entre Lorne y Apollo Bay hay una gran población de koalas. Yo no vi ninguno allí. Pero dicen que son más visibles al anochecer y que si haces picnic nocturno por la zona, verás también cientos de luciérnagas.

La segunda gran oportunidad de ver koalas es llegar al Cabo Otway. Justo en la carretera que hay antes de llegar al faro, para el coche porque están tan a gusto en los eucaliptos. El principal problema que hay cuando empiezas a buscar es que no sabes muy bien qué estás buscando, pero cuando veas la primera bolita gris en una rama, divisar a los demás es pan comido.


Te recomiendo mucho hacer este recorrido y seguir hasta los 12 Apóstoles. Las vistas son preciosas y también se pueden ver ballenas, delfines y pingüinos al anochecer. Es cierto que es mucha tela para un solo día, lo suyo es hacerlo en dos quedándose a dormir cerca de Port Campbell, pero si no tienes tiempo (como yo) se puede hacer perfectamente, aunque la vuelta la tendrás que hacer ya de noche.



Cómo llegar a la Great Ocean Road desde St Kilda (Melbourne)

Para evitar tener futuros sustos con las carreteras de peaje electrónico, puedes seguir las indicaciones que me dieron cuando alquilé la campervan:

1. Desde St Kilda Road girar a la izquierda en West Gate Bridge M1 y seguir las señales en dirección a Geelong.

2. Coger la salida de Geelong. Después, ignorar todas las señales que indiquen hacia el city centre de Geelong y continuar recto.

3. Seguir las señales en dirección a Torquay. Pronto aparecerán ya las de la Great Ocean Road




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Australia: Cómo ir del aeropuerto al centro de Melbourne


Como todo en Australia, los precios no son baratos. El aeropuerto de Tullamarine está a unos 20 km del centro. Este recorrido lo puedes hacer de varias maneras. Aquí las he ordenado de la más barata a la más cara:

1. Transporte público

Esta es la opción más barata. Para usar el transporte público necesitarás comprar la tarjeta Myki, ya no se venden billetes sencillos, los están retirando de la mayoría de las ciudades y sustituyéndolos por tarjetas. Esta tarjeta cuesta 6$, más lo que le metas para hacer los trayectos. Cada trayecto dentro de las zonas 1 y 2 cuesta 3,76$ y puedes hacer todos los transbordos que quieras durante 2 horas.


La tarjeta Myki la venden en:
▪  Máquinas expendedoras en las terminales 2,3 y 4.
▪  En el autobús número 901. Se le pide al propio conductor, éste también las recarga.
▪  En la caseta del SkyBus que hay a la salida del aeropuerto.

Una vez tengas la Myki, basta con ir a la parada de autobuses número 17 (Frankson), frente a la terminal 4. En 15 minutos llegarás a Broadmeadows Railway Station. Allí tendrás que coger el tren hacia el centro que tarda unos 40 minutos. Las mejores opciones son Flinders Street y Central Station.

              Coste: 6$ de la tarjeta + 3,76 de usar el autobús y el tren.

              Horario del autobús: https://www.ptv.vic.gov.au/timetables/line/8698

              Horario del tren: https://www.ptv.vic.gov.au/timetables/linemain/3

Yo iba a usar el transporte público para llegar a St Kilda pero, al llegar en domingo, el servicio ya había acabado cuando aterricé. Así que me vi obligada a tener que coger el Skybus y luego un taxi.


2. Skybus

Es un servicio especialmente dirigido a los viajeros y es bastante útil. Está en funcionamiento todo el día y pasa cada 10 minutos (aunque por la noche la frecuencia es algo mayor) desde las terminales 1 (Qantas), 3 (Virgin Australia, Regional Express y todos los vuelos internacionales) y 4 (Jetstar, Tigerair). Son unos autobuses muy espaciosos para que no haya problemas con el equipaje y tienen wifi gratis, aunque a mi no me funcionó.


El viaje acaba en la estación de Southern Cross (dársena 75), desde donde podrás coger el tranvía, el tren o un taxi para que te deje más cerca de tu hotel.

SkyBus Hotel Transfer Service: También existe un servicio gratuito para los que compren el ticket del Skybus que conecta Southern Cross Station con algunos hoteles de Melbourne. Opera entre las 6:00 y las 22:30 entre semana y entre las 6:00 y las 19:00 los sábados y domingos. Para saber si tu alojamiento participa en este programa gratuito basta con meter los datos en esta web: https://www.skybus.com.au/free-hotel-transfer-service/participating-hotels/

Precio:   19$ por persona.

¿Dónde se compra?   
▪  En su página web   https://skybus.umd.com.au/skybus/sales/?full
▪  En el aeropuerto. Justo en la salida del aeropuerto, siguiendo la señal de autobuses. A la derecha de la puerta de llegadas internacionales hay una caseta de información. Allí mismo lo puedes comprar.  

¿Cuánto tarda en llegar al centro?   30 – 40 minutos.


3. Taxi

Los taxis hasta el centro te costarán alrededor de 50$. Algo más caro si es por la noche. Si te quieres ahorrar algo (no mucho), puedes hacer lo que yo: coger el Skybus hasta Southern Cross Station y allí coger un taxi. A mí me costó 15$ ir hasta St Kilda, que es un trecho considerable. Así que supongo que si tu hotel está en el centro de Melbourne, saldrá mucho más barato.


Para saber más o menos cuanto me iban a cobrar utilicé esta web y acertaron: http://taxi.vic.gov.au/passengers/taxi-passengers/taxi-fares/taxi-fare-estimator

Sirve para estimar lo que cuesta un trayecto de taxi dentro del estado de Victoria.

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Opinión de volar con Etihad Airways


Mi viaje comenzó a las 10’00 en Barajas. A través de Expedia había contratado el vuelo ida y vuelta hacia Melbourne y hotel en St Kilda para 3 noches. Comprándolo con mucha antelación, me salió por 1372,17€ , viajando con Etihad Airways.

De Madrid a Abu Dhabi 7’45h + 2 horas de escala + De Abu Dhabi a Melbourne 13’45h.
Total: 23’20 horas en llegar.


Cómo fue para mí viajar con Etihad Airways

La verdad es que me esperaba mucho más de esta compañía. Nunca había volado con ellos, pero tenía la impresión de que iba a ser buena. Error. Los asientos muy, muy estrechos, viejos e incómodos. Lo lujoso, de Business parriba, sí que parece bueno; pero para el resto de los mortales, pasar tantísimas horas de vuelo ahí metida fue un horror. 

Encima, el vuelo de Abu Dhabi a Melbourne salió con una hora de retraso porque “alguien importante” aún no había llegado. No sé quién sería ese alguien que llevaron directamente a los lujosos apartamentos de la planta alta del avión, pero nos hizo estar esperando dentro del avión, ya sentados y sin poder hacer nada, ni siquiera ver la tele, durante una hora. Bueno sí, la tele se conectó para la dar la oración musulmana antes de volar. 

Para la vuelta lo tuve peor aún. En el primer vuelo, de 13’45 horas, las azafatas estaban cabreadas entre ellas. No se hablaban, o se hablaban gritando, se echaban malas miradas… había un mal rollo tremendo. ¿En qué repercutió esto? Pues en que ni Dios hacía nada. La gente llamaba dándole a las lucecitas y no aparecía nadie, había basura y nadie la limpiaba… Para que te hagas una idea: el baño no se limpió en 13’45 horas. Un horror, porque estaba todo asqueroso porque las turbulencias fueron muy grandes a lo largo de buena parte del trayecto. Unos olores…

Para colmo, en mi último vuelo, ya hacía Madrid, el asiento que me dieron estaba roto. El reposabrazos no funcionaba y no se podía echar para atrás. Pero el de delante sí y no tuvo ningún reparo en tumbarse como si fuera una cama. Yo estaba como en un sándwich, no podía casi respirar. El personal me dijo que no había solución, que no había más asientos libres.  Pues nada que hacer. El peor viaje que he hecho hasta ahora. No creo que repita con ellos. Obviamente puse una reclamación por internet (no se puede hacer de otra forma). Que no sirvió de nada.