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Día 6: Rusia – Moscú: Paseando por la calle peatonal Arbat


Después de un buen desayuno en mi hotel de estilo soviético, me dediqué a perderme tranquilamente por las calles de Moscú. Comencé viendo lo más cercano que tenía: el estadio y la Gran Mezquita, que estaban justo al lado del hotel. El edificio de en frente era el Teatro de Animales pero, entre que no me gusta eso, y el olor hediondo que salía del edificio, mejor ni acercarse.


La calle Arbat de Moscú

Después de perderme por calles y metros, acabé en Arbat. Ubicada en el centro histórico de la ciudad, es una de las calles más famosas y concurridas de Moscú. Su nombre proviene de la palabra árabe “arbad” (suburbio). Mide más de un kilómetro de largo y es peatonal.

Aunque su origen está en el siglo XV, cuando estaba llena de mercaderes y maestros, la mayoría de los edificios que vemos ahora son del siglo XIX, cuando Arbat se tuvo que reconstruir tras el paso de Napoléon por Moscú.

En esta prestigiosa calle se encuentra la Iglesia de San Simeón, el teatro Vajtagov, la casa rentable de Fijatova, la casa-museo Pushkin y la estatua de la princesa Turandot.



Músicos callejeros, luces, puestos de comida y de souvenirs, restaurantes caros y baratos, tiendas de moda… y gente arriba y abajo. Todo eso es Arbat. Yo me entretuve con los espectáculos de hacer helados:



Cómo llegar a la calle Arbat – Moscú: línea 3 de metro (azul), estación Arbatskaya. Cruzando la calle, se ve ya el tramo peatonal.

Por la tarde me arreglé un poco para poder cenar en el Café Pushkin. Reservé con muchísima antelación, para poder hacerlo en el salón de la Biblioteca y fue una experiencia maravillosa. Mi cena fue muy temprano para así poder llegar al Bolshoi a tiempo.




Rusia: Día 6 - Opinión del Café Pushkin de Moscú


Uno de los lugares más elegantes para comer en Moscú es el famoso Café Pushkin. Cuando entras en él, parece que has viajado atrás en el tiempo. La decoración, la elegancia de su personal, la música, los colores… todo. Los camareros visten de época y sirven las mesas siguiendo las más estrictas normas de protocolo.

Un poco de historia

A pesar de mantener la esencia de un local del siglo XIX, su origen se remonta hace tan sólo unas décadas. El Café Pushkin abrió sus puertas en 1999 en lo que antiguamente era un palacete barroco. Todo empezó cuando se puso de moda en los años sesenta una canción del cantante francés Bécaud, Nathalie. En ella se mencionaba un tal Café Pouchkine, que impresionaba ampliamente al protagonista. Pero, realmente, ese café no existía. Era producto de su imaginación. Todo el que iba a Moscú en aquella época lo buscaba, quedándose decepcionado al encontrarse con la verdad.

La canción inspiró a un artista y restaurador con raíces franco-rusas y, en 1999, lo hizo realidad. Inauguró su mítico Café Pushkin en presencia del mismo Bécaud. Para ello eligió un local en Tversloy Boulevard, una calle que fue muy frecuentada por el escritor Alexander Pushkin y la alta sociedad de la época.



El edificio

A finales del siglo XVIII, un noble al servicio de Catalina la Grande se jubiló y se mudó a Moscú. Para construir su nueva residencia contrató a arquitectos italianos que diseñaran una mansión rusa llena de detalles barrocos.

A mediados del XIX, la casa pasó a manos de un aristócrata alemán como parte de la dote de su mujer. Sin embargo, debido a sus problemas financieros, tuvo que abrir una farmacia en la planta baja del edificio para ganar algo de dinero. De este modo, instaló la botica llena de medicinas y brebajes y, en la planta alta, colocó una biblioteca con libros especializados, que hoy contiene más de tres mil volúmenes.

En aquellos días, sus clientes podían tomarse algo allí mientras esperaban a que sus medicinas estuvieran preparadas. Así comenzó su andadura un pequeño café-farmacia.

Hoy, el café tiene varios lugares bien diferenciados. En la planta baja, un señor te saluda como si pertenecieras a la realeza. Entras y te encuentras con la cafetería, donde se puede disfrutar de unos desayunos inmejorables.

1. La farmacia: en ella hay una gran colección de bustos de filósofos de la antigüedad, una máquina de escribir alemana digna de estar en cualquier museo, una de las primeras máquinas de coser y tazas de plata para servir chocolate caliente. Los domingos y los lunes por la noche un cuarteto de cuerda ameniza la velada.

2. El salón de la chimenea: decorado con pinturas de Nike, la diosa de la victoria.

3. La librería: mi sitio favorito. Un salón totalmente barroco, lleno de grandes estanterías abarrotadas de libros, que llegan hasta el techo. Entre la amplia colección de antigüedades que expone, destacan telescopios, microscopios, astrolabios y relojes de péndulo. El centro de la sala lo ocupa un enorme globo terráqueo. Todas las noches (menos los domingos y los lunes), la comida viene amenizadas con música clásica en directo.

4. La terraza de verano: desde ella se pueden disfrutar las vistas de los árboles del Tverskoy Boulevard y las cúpulas de la Iglesia de la Natividad, en la que Pushkin contrajo matrimonio.

5. La pastelería: en 2006 abrió este local junto al café recreando una antigua pastelería francesa. Está unida al restaurante mediante un antiguo pasadizo. Su interior barroco está decorado con porcelana y sus pasteles son famosos en toda Rusia. Todos se hacen con productos traídos directamente de Francia.


La comida

La idea original fue crear una carta que representara platos de la cocina rusa y francesa de los años en los que Alexander Pushkin paseaba por el boulevard. El dueño contrató para ello al reputado chef Andrei Makhov, quien realizó una meticulosa investigación de recetas históricas y las adaptó a los paladares de nuestro siglo.

Los precios no son excesivamente caros para la importancia del sitio. Y merece darse un lujillo aquí si se viaja por Rusia. Su plato más famoso es el Strogonoff.




















Hay que reservar con antelación si vas a comer en cualquiera de los salones (siempre están llenos), aunque para entrar a la pastelería o a la cafetería, no es necesario.

Para reservar, tienes que decidir primeramente dónde quieres comer. En función del salón, el menú puede variar, así como las exigencias de vestimenta:

▪ En la cafetería y la pastelería, no se requiere ninguna vestimenta especial.
▪ En la farmacia y la terraza, es necesario vestir casual, pero formal.
En la biblioteca, es necesario vestir de etiqueta. No se pueden llevar deportivas, los hombres deben llevar camisa o polo y todos deben vestir elegantemente. Al menos, eso me indicaron cuando hablé con ellos por teléfono.


Para mí fue una experiencia única. Mereció la pena la visita entera. Si puedes combinarla con una noche en el Bolshoi, la velada moscovita será mágica.


   CAFÉ PUSHKIN   
Tverskou Boulevard, 26A
125009   Moscú
+7 495 739-00-33
cafe-pushkin.ru




Rusia: Día 6 - Paseo por las estaciones más bonitas del Metro de Moscú


Después de visitar la dacha de mi amiga Irina, decidí pasar el resto del día paseando por las estaciones más famosas del metro más elegante del mundo: el Palacio del Pueblo.

El metro de Moscú es el que tiene mayor densidad de pasajeros de todo el planeta. Cada año pasan por él más de 2450 millones de personas. Inaugurado en 1935, hoy tiene 243 estaciones y 14 líneas, de las cuales una es de monorraíl. Las estaciones vienen marcadas por una gran M roja.


Lo que más me llamó la atención nada más entrar al metro de Moscú, fueron los raíles que había al lado de las escaleras para que suban los carrillos (y, supongo, las sillas de ruedas). Su inclinación es tal, que no me explico cómo pueden utilizarlos.


En la entrada la gente es muy cuidadosa con las señales que indican el camino a seguir: verde para entrar y rojo para salir. Nadie va por el lado contrario. Las puertas de entrada y salida suelen ser diferentes, pesan mucho y se le deja abierta a quien venga detrás respetuosamente (tal y como se lee en los carteles).


En el hall de entrada se pueden comprar los billetes o las tarjetas, como la Troika. (Aquí te explico sus precios y cómo funciona). A veces sólo hay máquinas expendedoras y otras también hay ventanilla, aunque no hablan inglés.


A continuación, pasas los tornos y te encuentras con unas escaleras mecánicas enormes. No hay descansillos, ni tramos, por lo que se hacen tediosas. Al final de la escalera hay uno o dos vigilantes en una garita controlándolas.



Después de pasar por las escaleras y, a veces, por laberínticos pasillos, llegarás al andén. Los planos son liosos y pocas veces están en nuestro alfabeto. Tenlo en cuenta. La frecuencia de los trenes es enorme: uno o dos minutos en hora punta.


Dentro del tren, no hay vendedores, ni músicos. Todo es tranquilidad. De hecho, si hay alguien hablando en voz alta, la mirada de desprecio que le echan los demás viajeros, hace que acabe bajándola sí o sí. Tampoco hay tanto enganche con los móviles, algo que me ha sorprendido. La gente se sienta tranquila y, como mucho, lee algo. Los anuncios de las estaciones sólo se dan en ruso.

La vida sana se está imponiendo en Rusia. Hay carteles y anuncios por todos lados animando a la gente a que haga deporte y a que coma bien. Una prueba de ellos son estas escaleras que te dicen las calorías que vas a perder conforme las subamos.



¿Cuáles son las estaciones más bonitas del metro de Moscú?

🚇 En la línea 1: La Línea Sokólnicheskaya (en ruso, Соко́льническая ли́ния), es la primera línea del metro de Moscú, y data de 1935. Su color es el rojo. Las estaciones más famosas son:

a) Komsomolskaya: posiblemente la más opulenta en un sistema conocido por sus estaciones palaciegas. La característica más importante de la estación es su grandioso techo de estilo barroco, pintado de amarillo pálido e incrustado de mosaicos y moldes florales. El techo es soportado por 68 columnas octagonales de mármol blanco con capiteles jónicos modificados. Sus mosaicos representan al pueblo ruso defendiéndose de los invasores.


b) Krasnye Vorota: sobre todo, destaca su entrada con forma de concha.


c) Kropotkinskaya: se la conoce como el Palacio de los soviets. Sus columnas están inspiradas en el templo de Amun, en Karnak.


🚇 En la línea 2: la Línea Zamoskvoretskaya (en ruso, Замоскворе́цкая ли́ния), fue inaugurada en 1938 siendo la tercera línea construida cronológicamente. Su color es el verde. Algunas estaciones importantes son:

d) Mayakovskaya: de arquitectura estalinista, su techo cuenta con 34 mosaicos que representan un día en la tierra de los soviets.


e) Novokuznetskaya: las paredes son de mármol rosa y en el techo tiene siete mosaicos que representan la industria soviética en tiempos de guerra.


f) Teatralnaya: tiene 12 candelabros azules y dorados. La importancia de esta estación recae en su iluminación y sus bajorrelieves. 



🚇 En la línea 3: la Línea Arbatsko-Pokrovskaya (en ruso, Замоскворе́цкая ли́ния), fue la segunda línea en entrar en servicio. Conecta el distrito de Mitino y la localidad de Krasnogorsk (noroeste de Moscú) con los suburbios del este. Su color es el azul. Sus estaciones más importantes son:

g) Park Pobedy: es una de las estaciones más profundas del mundo y la que tienes unas escaleras más largas. Sus paneles muestran las victorias de los rusos entre 182 y 1945.


h) Kievskaya: el diseño de la estación fue elegido mediante un concurso llevado a cabo en Ucrania. los mosaicos como los arcos entre pilones se hayan bordeados por unos elaborados adornos color oro. Al final de la estación hay un retrato de Lenin en mosaico.


i) Arbatskaya: a pesar de haber sufrido un gran bombardeo alemán en 1941, hoy despliega una gran ornamentación de mármol rojo envolviendo una atmósfera barroca.  


j) Ploshchad Revolyutsii: parece una galería de arte donde se muestran estatuas de bronce a escala real que representan papeles cruciales durante la revolución. Los temas son: revolución, industria, agricultura, caza, educación, deporte y crianza.




🚇 En la línea 5: la Línea Koltsevaya (en ruso, Кольцева́я ли́ния) es la primera línea circular del Metro de Moscú y la quinta de la red. Se construyó entre 1950-54 rodeando el centro de Moscú, y se convirtió en crucial en las pautas de transbordo de pasajeros. Es la única que completa un recorrido circular.

k) Prospekt Mira: diseñada por V. Lebedev y P. Shteller, la estación cuenta con pilares acampanados recubiertos de mármol blanco y adornados con cornisas afiladas de metal. Las paredes están recubiertas de azulejos de cerámica blanca con líneas horizontales negras.


l) Novoslobodskaya: está decorada con 32 vidrieras. Cada panel, rodeado por un marco de latón, está situado en uno de los pilares de la estación e iluminado desde dentro. Los pilares y los arcos están recubiertos de mármol de los Urales. Al final del centro del andén hay un mosaico titulado “Paz por todo el mundo”,



m) Belorusskaya: los mosaicos del techo representan la cultura, la economía y la historia de Bielorrusia.


 Aquí te dejo el plano del metro con todas estas estaciones rodeadas:






Rusia: Día 6 - Aprendiendo lo que es una Soviet Dacha en Moscú


Desde mi hotel hasta la estación de Buninskaya había 1’30h de camino. Quedé con mi anfitriona, Irina, por internet un mes antes. Ella iba a ser la encargada de mostrarme la dacha de su familia y de que aprendiera algo más de la cultura e historia soviética.

Llegué con un poco de tiempo, así que caminé alrededor de la estación para visitar esta hermosa iglesia:


Irina y su marido se presentaron puntualmente en la entrada de la estación. Me recogieron y me llevaron en su coche durante unos 10-15 minutos hasta que llegué a su casita. Allí nos estaba esperando su hijo, que nos acompañó durante toda la velada. Un encanto.

¿Qué es una dacha?

Tradicionalmente, las dachas eran unas casitas de campo que el zar regalaba a sus favoritos de la clase alta. Durante la época soviética, las dachas se nacionalizaron y muchas se transformaron en casas para los trabajadores de las fábricas, funcionarios afines al régimen y la élite cultural y científica.

La dacha de Irina pertenece a una época en la que el pueblo se estaba rebelando por una gran hambruna. El gobierno decidió contentar a la gente dándoles un trozo de tierra con la condición de que plantaran en él. Mucha gente, como la familia de Irina, acabó viviendo en ese trozo de tierra y construyéndose su propia casita con los materiales que encontraban. Nunca podían abandonarla, y siempre se tenía que quedar alguien cuidándola. Si te desentendías de ella, el gobierno te la quitaba y, si la dejabas sola, la rapiña de los vecinos hacía que te quedaras sin nada. Era la pura supervivencia.

Cuando la URSS colapsó, la Unión Soviética dio la vuelta a la propiedad privada. Muchas dachas se privatizaron y mucha gente empezó a tirar todas las cosas que le recordaban a las épocas anteriores: juguetes, platos, libros… de pura rabia (recordemos que en la URSS todo el mundo tenía que usar la misma ropa, los mismos juguetes, los mismos libros…). La propia Irina cuenta que cuando decidió abrir su dacha al público tuvo que ir de mercadillo en mercadillo reponiendo todas las cosas que había tirado.

Hoy las dachas se han convertido en las residencias vacacionales y de fin de semana de muchos rusos. Una casita en el campo en la que relajarse de la ajetreada vida en la ciudad y donde puedes dedicarte a tus hobbies favoritos: la jardinería, la pintura, la música… A mí me recuerdan a lo que en Linares llamamos "parcela". "Este finde me voy a la parcela a pasar el rato..."  😁

La visita a la Soviet Dacha in Moscow

Irina y su familia me mostraron su casita por dentro con muchísima nostalgia. Haciendo, sobre todo, hincapié en que ella había vivido esa época de miseria, pero que era una época reciente. Mientras yo estaba ya empezando a usar videojuegos, ellos estaban realmente asombrados de ver juguetes de plástico que les empezaba a ceder China. Me habló de épocas pasadas, pero no tan pasadas. Su vida se parecía a la de mis bisabuelos, mientras que su edad casi se correspondía con la mía.

Me pude probar trajes suyos de estudiantes y de trabajadores. Y probé a escribir en una máquina de escribir antigua en cirílico. Incluso me dio un bonito certificado de haber estado en la dacha, con todas las cosas famosas por las que se conoce a Rusia. 





Después de la visita, estuve por el jardín viendo todo lo que había plantado. Me dio unas tarjetas para que buscara unos frutos y unas hojas que íbamos a utilizar para hacer té.

A continuación, su marido me enseñó a encender un samovar (una especie de tetera). Hicimos el té y nos fuimos a merendar todos juntos. Prepararon una mesa enorme llena de productos caseros para disfrutar del té: pasteles, mermelada, galletas… Todo hecho por Irina y su madre.


Cuando acabamos de comer, me llevaron de vuelta a la estación. Te recomiendo esta excursión para que tengas oportunidad de pasar un rato agradable con una familia rusa que te cuente cosas de su historia y de su modo de vida, pasado y presente, y puedas disfrutar de un buen samovar.
  • Precio: 2250 rublos por persona (en efectivo).
  • Incluye transporte desde y hasta la estación de metro, té en el samovar y merienda.
  • La excursión se realiza en inglés (muy bueno).
  • Duración: 2 horas aproximadamente. 
  • La puedes contratar online en esta dirección:  
  • http://visitrussdacha.com/services/  o contactar con ella directamente por email: info@visitrussdacha.com