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Australia: Cómo moverse y cuánto cuesta el transporte en Sydney



🚘 En coche: moverse en coche por Sydney no es nada recomendable. Lo mejor es buscar un alojamiento en las afueras que tenga aparcamiento y coger el transporte público. Hay muchísimo tráfico por el centro, peajes automáticos para algunas carreteras (como para atravesar el gran puente), obras que están haciendo en las calles más céntricas, los aparcamientos cuestan caro y los pocos que quedan gratis están más que pillados.

🚌 En autobús: los autobuses urbanos operan desde las 5’00 hasta las 00’00, aunque también hay algunas líneas nocturnas (NightRide). Cuando fui estaban deshaciéndose ya de los tickets sencillos y me hicieron comprar la Opal Card para montarme. Aunque sabía que existía un Opal single trip ticket, pero me dijeron que si iba a coger el transporte dos veces, me salía mejor la tarjeta. Los conductores no vendían billetes ya. Las tarifas dependen de la distancia que recorras. Para saber cuánto tienes que pagar exactamente, puedes meter tu itinerario aquí

Mapas:


🚢 En Ferry: los ferries operan desde las 6’00 hasta las 00’00. El ticket para la mayoría de los destinos famosos es de 5'74$. Para ir a Manly, Olimpic Park y Parramata, que están más alejados, la tarifa es de 7’18$.

Mapas:

Las compañías privadas Manly Fast Ferry y Sydney Fast Ferries, hace el recorrido desde Circular Quay hasta Manly por 9’75$.


🚆 En Light Rail: los tranvías recorren el itinerario desde Central Station hasta Dulwich Hill y tienen paradas en Chinatown, Darling Harbour, The Star Casino, Sydney Fish Market y Glebe.  Los precios van de 3’80$ a 4’80$.

Mapas:

🚄  En tren: los trenes circulan desde las 5’00 hasta la 01’00. La red de trenes es extensa, sin embargo, no hay líneas que lleven a las playas del norte, ni a las del este. Un viaje corto cuesta unos 4$.   

Mapas




Tarjeta Prepago: Cómo funciona la Opal Card en Sydney


Para utilizar el transporte público en Sydney ya no se venden billetes de papel. Tienes dos opciones: comprar una Opal Single Trip (sólo te valdrá para un viaje concreto, te saldrá más caro y se compra en las máquinas de las estaciones) o comprar la Opal Card (con la que los viajes te saldrán algo más baratos).

Con la Opal Card puedes usar trenes, autobuses, tranvías y ferries dentro del transporte público de Sydney, las Blue Mountains, Central Coas, Hunter, Illawarra y Southern Highlands.

Beneficios de la Opal Card:
  • Si haces ocho viajes en la misma semana, el resto de los viajes que hagas esa semana te saldrán a mitad de precio (no incluye el servicio al aeropuerto).
  • Existen descuentos si te montas en diferentes medios de transporte dentro de la misma hora.
  • No importa los viajes que hagas. Lo máximo que vamos a pagar al día son 15$, a la semana 60$ y, si es domingo, 2’50$.
  • Si te montas varias veces en el mismo medio de transporte dentro de los siguientes 60 minutos, sólo te cobrarán por la primera vez que te montes. A partir de ahí y, durante una hora, los demás serán gratis.

¿Dónde se compra la Opal Card?

👉 En las Oficinas de atención al cliente de las estaciones:
  • Central Station: de 6’00 a 20’30
  • Circular Quay, en frente del Muelle 5: de 7’00 a 19’00 (los fines de semana de 8’30 a 17’00)
  • Wynyard bus interchange: de lunes a viernes, de 7’00 a 19’00
  • Queen Victoria Building bus interchange: de lunes a viernes, de 7’00 a 19’00
  • Railway Square bus interchange: de lunes a viernes, de 7’00 a 19’00

👉 En tiendas, como 7-Eleven: http://www.retailers.opal.com.au/



¿Cuánto cuesta la Opal Card?

No cuesta nada. Tan sólo el dinero que le metas. Funciona como una tarjeta monedero. El valor mínimo que puedes meterle cuando la compres la primera vez es de 10$.

La tarjeta se pasa cuando entras en el transporte y hay que volverla a pasar al salir para que recalcule la tarifa. Si se te olvida, puede que te cobren de más. 









Australia: Día 6 – Berrima, una parada imprescindible cerca de Sydney


Las excursiones que van de Canberra a Sydney suelen parar en Berrima a desayunar. No hay que desviarse mucho del camino y merece mucho la pena.

Berrima es un pequeño pueblo creado en 1829 que mantiene toda la esencia de antaño. La historia se siente en el aire. Incluso se dice que tiene el primer hotel que cuenta con licencia continuada desde 1839 y que se mantiene en su edificio original: The Surveyor General Inn. Este enclave prosperó por estar en la antigua Old Hume Highway, un punto de parada que llegó a tener catorce hoteles en 1840. Sin embargo, toda su fama se paró cuando comenzó la construcción del ferrocarril que dejaba a un lado esta ciudad. A partir de entonces, su población decreció considerablemente.


Hoy puedes ver edificios históricos como la Holy Trinity Anglican Church (1849), St Fancis Xavier Catholic Church (1851), Berrima Court House (1838) o el Berrima Gaol, un antiguo correccional femenino.

Berrima cuenta actualmente con 246 habitantes y está considerada como el mejor ejemplo australiano de un pueblo Georgiano. El pueblo se llena de turistas y se hace casi imposible aparcar, a pesar de tener varios aparcamientos gratuitos. Su calle principal está llena de cafeterías, pastelerías, tiendas de antigüedades y restaurantes. Fue una parada rápida e imprescindible en mi camino a Sydney.

Distancias:
  • 125 km hasta Sydney – 80 minutos.
  • 162 km hasta Canberra – 100 minutos.
  • 82 km hasta Wollongong – 50 minutos.   

Si quieres ver más fotos de Australia, puedes encontrarlas en mi tablero de Pinterest.

Australia: 10 lugares imprescindibles que ver en Sydney



Si no dispones de mucho tiempo, con dos o tres días en Sydney es suficiente para hacerte una idea de esta ciudad y continuar con tu viaje. Aquí te dejo lo que para mí fue lo más representativo. 


Qué ver en Sydney

1. Sydney Harbour Bridge: para mí, la mejor experiencia que tuve en la ciudad. Una gran obra de ingeniería construida en 1932 en la que trabajó como pintor el mismísimo Paul Hogan antes de ser famoso. Para obtener bonitas fotos éstas se pueden hacer desde el puerto, desde un barco, desde el Pylon Lookout (que no merece la pena para lo que cuesta – 13$) y desde arriba, en el mismo puente, contratando la experiencia Bridge Climb. Es caro, pero merece la pena. No esperes ver nada desde abajo, cruzándolo a pié, en tren o en coche. No se aprecia nada.


2. Fort Denison: en mitad del Parque Nacional del Puerto de Sydney, aparece un pequeño islote en el que se construyó este antiguo fuerte que funcionó como prisión y, más tarde, como fortaleza militar. Hoy es un museo que cuenta su historia desde tiempos aborígenes. Para llegar a él hay que coger el ferry que sale del Muelle 6 en Circular Quay cada 45 minutos. El viaje de ida y vuelta cuesta unos 20$ a los que hay que añadir la contratación del tour guiado por 15’50$.

www.nationalparks.nsw.gov.au

3. The Rocks & Circular Quay: son las zonas más famosas de Sydney y donde se encuentran la mayoría de sus monumentos más importantes, como St Patrick’s Church, Customs House, varios museos y la mítica Opera. Todo está lleno de turistas y los precios de los restaurantes en esta zona son bastante caros, pero un paseo por sus calles te lleva al pasado antiguo de la ciudad mezclado con los rascacielos más imponentes.


4. Sydney Opera House: Patrimonio de la Humanidad desde 2007, es el monumento más reconocido de la ciudad. Se inauguró en 1973 y hoy recibe miles de visitantes. La mejor manera de visitarla es acudiendo a un espectáculo pero, si no tienes tiempo, también puedes acudir a los tours guiados que se hacen cada día por 37$.


5. Royal Botanic Gardens: 30 hectáreas de hermosos jardines cuyo acceso es gratuito. Está muy cerca de la Ópera y se ubica en los mismos terrenos donde se creó la primera granja en territorio australiano: Farm Cove. En 1816 se transformó en Jardín Botánico convirtiéndose en la institución científica más antigua de todo el país.

gardenvisit.com
6. Australian Convict Sites: Australia tiene once edificios históricos relacionados con su pasado convicto que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad en 2010. Cuatro de ellos están en Sydney o cerca de ella: Cockatoo Island, Hyde Park Barracks, Old Government House and Domain, Great North Road. Visitar alguno de ellos es una buena oportunidad para aprender más de este pasado.

7. Anzac Memorial: completado en 1934, conmemora a los caídos en la Primera Guerra Mundial. Está situado en el extremo sur del Hyde Park. Hasta hace poco se podía visitar su interior de manera gratuita. Sin embargo, desde agosto permanece cerrado por obras (se supone que hasta noviembre de 2018). Sí que se puede visitar aún el Hall of Memory.

http://www.anzacmemorial.nsw.gov.

8. Chinatown: personalmente, a mí me gustó más la de Melbourne. Chinatown está en la parte sur del CBD, y los restaurantes que hay allí son más caros que en Melbourne. La peatonal Dixon Street es su calle más famosa, marcada por sus arcos de dragón. En Hay Street se puede ver la Golden Water Mouth, una extraña escultura con forma de tronco de eucalipto de la región china de Condobolin, de donde procedían la mayoría de chinos que venían a Australia en busca de oro. Se supone que les trae buena suerte.


9. Bondi Beach y otras playas: las playas de Sydney son famosas en todo el mundo, sobre todo Bondi. Toda llena de surferos y hippies. Allí se puede disfrutar de una piscina marina, protegida con redes para que no entren tiburones, medusas y otras fieras. El camino más famoso es el que lleva desde Bondi a la playa de Cooge. A través de 6 km se bordea por el paseo marítimo toda la costa, pasando por enclaves tan atractivos como Brontë Beach, Gordons Bay o Dolphin Point.


10. Blue Montains: la excursión típica de un día desde Sydney es a las Blue Mountains. En tren se llega en unas dos horas a Katoomba por menos de 10$. La región ofrece naturaleza en estado puro y es famosa por las Tres Hermanas, unas formaciones rocosas que se elevan sobre la bruma del paisaje y que le da su aspecto azulado. El tono es causado por dispersión de Mieel cuál ocurre cuando la radiación ultravioleta se dispersa dentro de la atmósfera creando un color azul-grisáceo a cualquier punto de distancia, incluyendo montañas y nubes. Mucha gente piensa, erróneamente, que se crea por el reflejo de las hojas de eucalipto. Una manera original de disfrutarlas es entrando en el Scenic World. 








Australia: 8 lugares imprescindibles que ver en Canberra


Kanberra, con k, significaba para los aborígenes “Lugar de encuentro”, por una reunión anual que tenía lugar en esta zona y en la que se juntaban varios grupos aborígenes. Ciudad planificada desde cero en 1908 como sede de la capital australiana, a medio camino entre Sydney y Melbourne, su construcción comenzó en 1913 tras realizar un concurso internacional para su diseño.  En un viaje por Australia, si no tienes mucho tiempo, basta con dedicarle un día. De hecho, la mayoría de las visitas de turistas se realizan desde Sydney en autobuses que van y vienen en el mismo día, parándose antes en Berrima. Hoy se ha convertido en un referente cultural por la cantidad de museos, zoos y exposiciones que alberga.

La ciudad está organizada en barrios (quarters), de acuerdo a funciones y características. De ahí que es posible distinguir una zona administrativa, una zona comercial y de negocios, una industrial y laboral, universitaria, residencial y de esparcimiento.


Qué ver en Canberra

1. Lake Burley Griffin: la ciudad de Canberra se organiza en torno a este gran lago creado sobre el río Molonglo. Es uno de los mejores lugares para ver la puesta de sol y relajarse un rato o hacer deporte. La mayoría de los lugares turísticos se encuentran cerca de este lago.


2. Australian War Memorial: un lugar silencioso y clave en Canberra. Está dedicado a los miembros de todas las fuerzas armadas y participantes de cualquier guerra en la que Australia haya estado. Este gran museo gratuito tiene cuatro zonas: el Área conmemorativa (con la Tumba al Soldado Australiano Desconocido), el Museo Militar, el Centro de Investigación y el Jardín de Esculturas.  A él se accede a través del Anzac Parade, un boulevard rodeado de esculturas y cerca del Remembrance Nature Park.

Wikipedia

3. Parliament House: el Parlamento de Australia se encuentra en lo alto de una colina rodeada de bosque. Para llegar a él andando hay que seguir un camino que va paralelo a la parte izquierda de la carretera y que está muy bien señalizado (en esa acera, no así en la otra). Hay visitas guiadas gratuitas todos los días.


4. Old Parliament House and Aboriginal Tent Embassy: algo más alejado se encuentra la sede antigua del Parlamento, que estuvo en funcionamiento hasta 1988. Ubicado en la orilla del lago, se ve imponente. Hoy alberga el Museo de la Democracia Australiana. La entrada cuesta 2$.

Merece la pena, por su significado, ver la Aboriginal Tent Embassy que está justo sobre el césped de la parte delantera de este edificio. Para los aborígenes, esta “caseta”  representa sus derechos políticos. La construyeron varios activistas en 1972 y hoy es reconocida oficialmente como Embajada Aborigen.  La embajada comenzó siendo sólo una sombrilla de playa bajo la que los activistas protestaban, más tarde fue sustituida por varias tiendas de campaña y hoy sigue siendo algo parecido a una cabaña.

5. National Museum of Australia: se encuentra en la orilla del lago y nada más que su fachada ya llama la atención. Su arquitectura recuerda a una inmensa red de cuerdas, dando la idea de que Australia no está hecho de un solo hombre, sino de muchos y con sus diferentes características. Su entrada es gratuita y sus exposiciones no son permanentes. 

6. Telstra Tower: también conocida como la torre de Black Mountain, por la montaña en cuya cima está ubicada, es una torre de telecomunicaciones de 195 metros de altura. En la parte de arriba se puede subir a un observatorio desde donde obtener vistas maravillosas de la ciudad y su entorno. Sin embargo, su popularidad ha caído. El restaurante giratorio que tenía en su cima ya no funciona y los autobuses 81 y 981 que llevaban allí, ya no lo hacen. Hoy tan sólo está operativa la cafetería y el observatorio. Bueno, también presume de tener el buzón de correos más alto de Canberra. La entrada cuesta 7’50$. 


7. National Library of Australia: desde 1901, esta biblioteca ha acumulado más de seis millones de ejemplares. Lo mejor es su Galería de Tesoros, que está llena de objetos tan representativos como el diario del Endevour (el barco del Capitán Cook). Hay visitas guiadas gratuitas los lunes, miércoles y viernes.

8. Mt Ainslie: si quieres sacar las mejores fotos de Canberra, merece la pena visitar el mirador del Monte Ainslie. Se puede ir en coche, en bici o andando, ya que sale un camino detrás del Australian War Memorial que lleva a este monte decorado con varias placas que conmemoran las batallas en el Kokoda Trail de Papúa Nueva Guinea durante la Segunda Guerra Mundial. En coche se tardan 8 minutos desde el War Memorial y andando alrededor de una hora. 


Australia: Día 5 – Visitando Canberra, la capital de Australia


Después de maravillosos paisajes desde Albury, que parecían sacados de La Comarca de El Señor de los Anillos, por fin llegué a Canberra. Mi idea era descansar un poco y patearme la ciudad viendo todo lo que pudiera de ella. Pero, lo siento. Me pareció aburridísima. Quería visitar la capital de Australia, pero te puedo decir que en el viaje a mí me pareció totalmente prescindible.

El camping que elegí parecía estar muy cerca del centro de la ciudad, pero no fue así. Estaba lejísimos y el transporte público no llegaba allí. Así que, a caminar. Anduve durante 1h 30’ hasta el Parlamento. Para ello tuve que atravesar todo el bosque del monte donde estaba el camping, pasar por una zona de chalets de lujo y dejar atrás las afueras de Canberra, con pintas ya no muy fiables. No es que fuera un camino agradable. Tenía la sensación de que estaba todo abandonado. Como en una peli de zombies. Podía pasar media hora hasta que veía a alguien aparecer de algún piso. Ni siquiera pasaban coches.


Mi primera parada importante fue el famoso Lago Burley Griffin. Las vistas eran maravillosas, una sensación de calma increíble y aquí, por lo menos, ya había gente. No mucha, pero algo es algo.



Después de pasear un rato por la orilla del lago, empecé a dirigirme hacia el Parlamento. El problema fue que el camino estaba en obras y acabé perdiéndome. Tardé muchísimo más de lo esperado en llegar y ya estaba todo cerrado. Así que disfruté un poco del paseo de vuelta, viendo los edificios por fuera.




El camino de regreso al camping fue muchísimo peor. Menos mal que me había llevado la linterna porque, una vez dejada atrás la zona de los suburbios, ya casi no había nada de luz. Llegué a estar totalmente a oscuras varias veces y sin un alma. Cuando por fin vi las luces del camping, me pareció que había llegado al cielo.


Mi visión de Canberra: me pareció una ciudad fantasma.