Este original restaurante se
encuentra muy cerca de los cinco primeros infiernos de Beppu que se pueden
visitar con el pase Hell Pass. Los visitantes se pueden traer su propia comida cruda
o comprar allí los ingredientes para prepararlos en la cocina.
El Ayuntamiento ha puesto en marcha
este local a base de voluntarios como parte de su programa para revivir la
cultura ancestral termal. De hecho, la cultura de cocinar así está tan arraigada, que nos es extraño ver este tipo de cocinas en mitad de la calle.
El centro suele estar siempre lleno,
por lo que te aconsejo que vayas con tiempo y sin prisas. Yo estuve esperando
más de una hora para poder comer a las 15’00.
Cuando entré vi varias colas
distintas. Así que, me acerqué a la barra y el camarero me dijo el tiempo
que tendría que esperar. Me apuntó el nombre y me dio un número. Estuve allí
sentada en un banco hasta que me tocó y el personal me acompañó a una máquina
que había a la entrada. No entendían nada de inglés, pero me las apañé como
pude con mi japonés básico y le dije al camarero lo que quería.
Pulsé en la máquina los ingredientes
que quería comprar y me salió un ticket con el que tuve que ir a otra cola. Allí
se lo enseñé a la camarera y pagué. Tras esperar un poco más, me llamaron y me
dieron una bandeja con un temporizador que marcaba 30 minutos. Era el tiempo por
el que había alquilado la cocina. Todo lo que superara ese tiempo, tendría que
pagarlo a parte.
Cuando me tocó mi turno de cocina,
entré con mi bandeja y con los ingredientes crudos. La cocina era muy curiosa. Toda
llena de enormes vaporeras tapadas con maderas (jigokugama - hell pots). De
allí emanaban los vapores directamente de la tierra y así se aprovechaba la
energía geotérmica para cocinar. Se ponen los ingredientes en unas cestas de
bambú o en unos coladores, se meten en las vaporeras y los platos resultantes
se conocen como Hell Steam Cuisine.
Una mujer se encargaba de ayudar a
cada cliente. Me dieron unos guantes como protección y metí en la vaporera mis fideos,
mis verduras, carne y unos bollos de cerdo. Éstos últimos tardaron más en
hacerse, pero la mujer te decía en todo momento cuánto tiempo iba a tardar en
hacerse cada plato para que lo fueras controlando en tu temporizador.
Una vez cocinado todo, llevé la
bandeja a la zona de las mesas y disfruté de ella. Fue una experiencia muy
original y el sabor que le aporta a la comida los minerales contenidos en estos
vapores, hacen unos platos deliciosos.
Aunque en las guías de viaje decían
que este local siempre estaba lleno de turistas extranjeros, en mi caso no fue
así. De hecho, los camareros se extrañaron mucho de ver a occidentales por allí.
Aunque, al intentar hablar con ellos en japonés, se relajaron mucho (como pasa
siempre en Japón).
Precios:
● 510 yenes por alquilar la vaporera 30 minutos.
● 150 yenes por cada 10 minutos adicionales.
● Los ingredientes para cocinar los puedes llevar tú mismo o comprarlos allí aparte.
地獄蒸し工房鉄輪, JIGOKUMUSHI KŌBŌ KANNAWA
5 Kumi Furomoto, Beppu, Ōita
Prefecture 874-0044, Japón
Horario: de 9:00 a 21:00
Cierra el tercer miércoles de cada
mes.