La ciudad más extensa del país y la segunda más poblada (casi 18 millones de habitantes), fue sometida a un lavado de cara enorme cuando se celebraron los Juegos Olímpicos. Gracias a esto, hoy los extranjeros tenemos más facilidades que antaño, pero ha perdido mucho de su tradicional encanto, pues se destruyeron muchísimos edificios históricos en su afán de parecer modernos. Aún hoy, muchos de los tradicionales hutones están desapareciendo de un día para otro y los macroedificios y macrocomplejos se multiplican sin aparente control.
Si Mao levantara la cabeza… Toda esta modernidad nos trae
contradicciones tan escandalosas como estar esperando en la cola para ver el
Mausoleo de Mao mientras se disfruta de un McMenú que te has comprado en los
tres o cuatro McDonald’s que hay cerca de Tiannanmen, o de un café del
Starbucks, con los nuevos modelitos que te has comprado en los grandes
almacenes de lujo que hay por allí.
La contaminación en Pekín
Junto con Shanghai, fue la ciudad más contaminada que he
visto en mi vida (aunque el gobierno dice que sólo es un poco de niebla). Aviso
a los asmáticos: llevaos mascarilla y aerosol, porque los vais a necesitar. Hubo
momentos en los que me agobié mucho, porque no podía respirar de tanto humo que
había en el ambiente. También me salieron una especie de ronchas en las piernas
que sólo se fueron cuando opté por ponerme pantalones largos o leggings.
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