He visitado las estaciones de trenes de Pekín, Shanghai,
Suzhou, Kunming, Pingyao, Chengdu y Datong.
Con diferencia, la de Chengdu se lleva la palma. Suciedad en
toda la plaza, llena de gente enferma tirada por el suelo, prostitutas y demás
en cualquier calle anexa. No sabía dónde olía mejor, dentro del tren o fuera.
Y los servicios… ¡Dios! No hay puerta. En la entrada hay una tiras de plástico
como en las carnicerías, sudorosas y malolientes, luces tenues, parecía que en
vez de al servicio ibas al prostíbulo. No pasé de la entrada.
Pekín y Shanghai me parecieron mucho más limpias (en
comparación). Aunque su manía de limpiar los trenes mientras van llenos aún, cuando se
acercan ya al destino, para no limpiarlos luego, está presente siempre; así
como la de fregar todo un hall de una estación sin cambiar el agua y después
ir al servicio a seguir limpiando (sin agua) y esturrear así los meados por
media estación.
Cómo se compran billetes de tren en China
El gobierno obliga a que todas las estaciones grandes tengan
un servicio para extranjeros. Normalmente en esa ventanilla no hay nadie o no
está señalizada. Hay que buscar la ventanilla que más pegatinas tenga del
Partido Comunista o ir directamente a información. Desde información llamarán a
alguien por teléfono para que se ponga en esa ventanilla y te medio atienda en
inglés. Desde ese momento también escucharás la información de trenes en
inglés por megafonía.
Lo mejor es llevarlo todo escrito de antemano. Con todas los
trenes que quieres reservar y con los alternativos en caso de que estén llenos. Yo me llevé escritas las tablas de esta web, que es muy fiable.
Cuando ya tienes el billete, hay que pasar los diversos
controles de seguridad: escáneres para personas y maletas, por si acaso tú llevas
algo peligroso. En cambio, por lo que yo vi, sí que dejan entrar, por ejemplo, palos de bambú enormes que la
gente lleva para poner sus bolsas en los extremos, si a alguien se le va la
cabeza, eso debe hacer mucho daño…).
Pasados los escáneres debes buscar la sala de espera desde
donde sale tu tren y esperar. Dos horas antes ya encontrarás a gente
haciendo cola en la puerta. Conforme se acerca el tiempo, la gente se va
poniendo nerviosa y empiezan a colarse. Cuando dan el aviso por megafonía… ya
es la declaración de guerra. Y cuando las abren… la guerra ha empezado.
La
puerta es estrecha. Hay dos encargados de mirar los billetes y a veces el
pasaporte. Mientras tanto, tienes a gente empujándote por todos lados, pegándote con
las maletas, saltando por encima de las barras, por encima de los asientos de la sala de
espera… Todo por colarse y tener la satisfacción de entrar por la puerta antes
que tú.
Una vez pasada la puerta, la gente se relaja y ya no corre,
pero tú sí que debe correr. Busca tu vagón y coloca tu equipaje. Si llegas tarde, puede que no quepa, ya que, aunque hay límite de
equipaje, parece que no se cumplen y hay chinos que van como si llevaran la casa a
cuestas: maletas, sacos de arroz más grandes que ellos, sacos de cosas, cubos
abarrotados de cosas, hasta colchones he visto meter. Y sus bolsones de comida.
Cuando llegan al tren la gente se vuelve loca colocando y
peleándose porque su equipaje no cabe. Si has llegado antes, tendrás suerte. Aunque vigílalo todo con cuidado, porque puede que lo muevan o lo saquen (a
mí me lo querían bajar unas para meter sus cosas y quedarse lo mío en el suelo. Como me opuse, empezaron a gritarme… pero pasé).
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