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Rusia: Día 8 – Una mañana visitando el Kremlin de Moscú


La visita obligada por antonomasia si vas a Moscú es pasearte por el Kremlin. Esta ciudad amurallada recibe cada año miles de turistas de todo el mundo. Para poder entrar, llegué una hora antes de que abrieran las taquillas y ya había cola. Asegúrate bien de cuál es tu taquilla porque se arma un montón de follón en la puerta, empiezan a aparecer diferentes colas de repente, la gente intenta colarse de una fila a otra… un desastre.


El complejo alberga cuatro catedrales y cuatro palacios rodeados por una gran muralla que bordea la Plaza Roja. Su interior tiene 27 hectáreas, pero no todas son accesibles para los visitantes. Existen dos tipos de entradas principales para acceder al Kremlin: una para la Plaza de las Catedrales y otra para el Museo de la Armería. Después de todos los museos que llevaba vistos, decidí dejar atrás la Armería y sólo visitar las Catedrales. Sólo en eso y la Plaza Roja y alrededores ya eché toda la mañana.

Cuando conseguí comprar los tickets, me fui directamente a las taquillas para dejar la mochila (tan sólo se puede acceder al Kremlin con bolsos y mochilas pequeñitas). La consigna está al otro lado del parque, cerca de la entrada. Pero, como todo en Rusia, mucha burocracia, muchos trabajadores, pero poca eficiencia. Mira muy bien el horario de la consigna porque, en vez de hacer turnos para descansar, todos los trabajadores se van a la misma hora y ésta queda totalmente cerrada, y con una cola de turistas que llega a igualar a la de la venta de tickets.


Con mi mochila a buen recaudo dejé  el parque atrás y entré por la Torre Kutafiya, crucé el gran puente y me adentré en el Kremlin a través de la Torre de la Trinidad. Allí tuve la suerte de ver el cambio de guardia, aunque sin mucha pomposidad.



Dentro de la zona visitable, vi por fuera el edificio del Senado, los jardines secretos, la Plaza de Iván y la Armería.


En esta zona exterior, lo más destacable y donde había más turistas arremolinados, es el Cañón y la Campana del Zar. El Cañón pesa 38 toneladas y tiene un calibre de 890 mm, data del s. XVI.


La campana pesa 216 toneladas y tiene un diámetro de 6,6 metros. Fue fundida en bronce entre 1733 y 1735, y en 1737 se rompió un fragmento durante un incendio. Hoy se puede ver perfectamente esta rotura.



Habiendo visto todos los exteriores, me paré en la famosa Plaza de las Catedrales, un espectacular conjunto de cuatro templos:

1. Catedral de la Anunciación: inevitablemente me recordaba a las catedrales de Suzdal y Vladimir que había visto el día anterior. Estaba destinada a las ceremonias familiares de los zares y príncipes rusos. Dentro contiene el iconostasio, con casi cien iconos con escenas de la Anunciación pintados entre los siglos XIV y XVII. Fue erigida entre 1484 y 1489.  El espacio interior del templo no es muy grande. Cuatro pilares macizos lo dividen en tres naves, en la parte oeste están los coros que se apoyan sobre las bóvedas y en el sótano se puede ver la exposición “Arqueología del Kremlin de Moscú”, con las piezas más valiosas encontradas durante los siglos XIX y XX en el territorio del Kremlin.


2. Catedral de la Asunción: siendo la más antigua del Kremlin, data de 1475. Es la catedral principal de Rusia, en ella se coronaron a los zares. Incluso puedes ver el trono de coronación de Iván el Terrible. Aquí se elegían a los jefes de la Iglesia Rusa, rezaban un tedeum ante de salir en campaña militar con motivo de las victorias del ejército ruso; promulgaban actas estatales y se realizaban los ritos funerarios de metropolitanos y patriarcas.


3. Catedral de Arcángel: construida en el siglo XVI, su función principal es la de servir de sepulcro para los grandes príncipes feudales y los primeros zares rusos. En ella puedes ver las tumbas de Iván el terrible y dos de sus hijos, que se encuentran en un sepulcro especial. Sus paredes están decoradas con pinturas fúnebres.


4. Iglesia de la Deposición del manto de la Virgen: en ella se guarda el manto de la Virgen en Blanquerna. La historia cuenta que, en el siglo V, en el templo de Blanquerna, en Constantinopla, fue depositada esta reliquia milagrosa que ahora tienes aquí. También hay una exposición de escultura rusa de madera desde el siglo XV hasta el XIX provenientes de los centros culturales de Moscú, Novgorod, Rostov Veliki y del Norte Ruso.


Además de estos cuatro templos, con la entrada puedes acceder a las Cámaras del Patriarca con la Iglesia del Concilio de los Doce Apóstoles. El establecimiento del patriarcado ocurrió en 1589 durante el reinado del zar Fiodor Ivanovich. Antes, la iglesia ortodoxa rusa la dirigían los metropolitanos, y hasta la mitad del siglo XV pertenecía al patriarcado de Constantinopla.  


Este edificio se construyó en 1653 para el patriarca Nikon. Las habitaciones de las Cámaras rivalizaban por su lujo con el palacio del zar. En la primera planta estaban los servicios domésticos y las oficinas del patriarca; en la segunda, las cámaras de gala (la de la Cruz y el Comedor); y en la tercera estaban sus aposentos personales. Hoy se pueden visitar las distintas estancias y una exposición sobre artes aplicadas y vida cotidiana en la Rusia del siglo XVII.  

Los jardines de Alexander

Saliendo del Kremlin, me paré a descansar en los jardines exteriores, cuya visita es gratuita. Tuve que hacer hora para coger la mochila, porque los empleados de la consigna estaban de descanso y la habían cerrado.


Merece mucho la pena que te pasees por ellos. Existen tres tramos, Superior, Medio e Inferior, este último no es visitable.


En el Jardín Superior, que ocupa 10 hectáreas, se pueden ver varios monumentos:

1. La Tumba al Soldado Desconocido: bajo la lápida se encuentran los restos un soldado, transferidos aquí desde una fosa común en la carretera de Leningrado, con la inscripción “Tu nombre es desconocido, pero tu hazaña es inmortal” y una Llama Eterna.


2. La gruta de la Torre Arsenal de Oriente: fue construida en 1821 con los restos de edificios dañados durante el incendio de 1812.


3. El Obelisco de los Romanov: hecho en 1913 en honor a los 300 años de la dinastía Romanov.


En el Jardín Medio se encuentran las taquillas del Kremlin, y un amplio paseo central rodeado de árboles.

Durante mi visita al Kremlin no dejé de acordarme del video de Putin y su entrada triunfal en su fortaleza. 


Plano del Kremlin


Precios de la entrada al Kremlin

Las entradas se pueden comprar online, pero hay que escoger un día y una hora concretas. Si no sabes si vas a poder estar disponible a esa hora, lo mejor es ir muy, muy temprano para hacer la cola antes de que abran las taquillas para poder comprar el ticket. Si llegas muy tarde, las colas serán enormes y puede que te quedes sin entrar porque están numeradas. A través de la página web sólo se pueden comprar tickets de adulto, sin ningún tipo de descuento.

● Entrada para la Plaza de las Catedrales: 500 Rublos

● Entrada para el Museo de la Armería: 700 Rublos. Hay pases a las 10’00, 12’00, 14’30 y 16’30.

● Entrada para el Fondo de Diamantes de la Armería: esta entrada de 500 Rublos sólo se puede comprar en las taquillas. Para poder comprarla hay que comprar antes (o llevarla impresa) la de la Armería.

● Entrada para la Torre del Reloj: sólo se venden de abril a septiembre, y en las taquillas. Cuesta 250 Rublos. Se puede visitar a las 10’15, a las 11’15, a las 13’00, 14’00, 15’00 y 16’00. En verano hay otra sesión a las 17’00.

● La ceremonia de Cambio de Guardia se hace todos los sábados a las 12’00 en la Plaza de las Catedrales.

⚠ Importante: los jueves todo el complejo del Kremlin está cerrado. 

👉Información sobre horarios, precios y venta de entradas online



Rusia: Día 7 - Suzdal, el pueblo más bonito que visité en Rusia


A las 7’15 cogí el tren rápido Strizh desde la estación de Kurskaya para ir a Vladimir vía Nizhni Novgorod. Compré los billetes con un mes de antelación y aun así ya había muchísimos asientos ocupados. El billete de ida me costó 693 Rublos por persona y el de vuelta 766. El vagón era igual que el de un Talgo español.

Con total puntualidad rusa, llegué a Vladimir a las 11’00. El tren para muy poquito tiempo, por lo que hay que estar atento a los anuncios que se escuchan para saber cuándo te tienes que bajar. La estación de Vladimir tiene varios kioscos y algunos venden café y desayunos, aunque cuando yo fui todo estaba agotado. 

Crucé la carretera para dirigirme directamente a la estación de autobuses. Subí las escaleras para llegar a las taquillas y compré un billete para ir a Suzdal por menos de 100 rublos. Allí también había alguna tiendecilla con precios más baratos que en la estación de tren.

En el andén no había ningún turista. Fui preguntando a los autóctonos y me avisaron cuando llegó mi autobús. Me monté y allí me la liaron unas señoras porque los asientos eran numerados y yo no tenía ni idea. Arreglé la situación con ellas, a pesar de los gritos y los malos modos, y me intenté relajar en un bus sucio y anticuado.


En unos 50 minutos llegamos a la estación de autobuses de Suzdal. Allí no hay tiendas, tan sólo una máquina de café. La estación está aislada y Suzdal está a unos 15-20 minutos andando. Me bajé y me dirigí hacia el pueblo caminando tranquilamente. Existe la posibilidad de pagar un suplemento para que el autobús te deje en el pueblo, pero el mío al parecer no podía hacer eso. En la puerta había varios taxis haciendo el agosto. Yo caminé para disfrutar del paisaje.

Suzdal es un pueblo pequeño y rural, donde parece que no pasa el tiempo. Cuando fui había turismo, pero no excesivo. Se podía pasear relajadamente por sus calles y por sus caminos. Con una población de menos de 11.000 personas, cuenta con 200 monumentos arquitectónicos. Entre ellos hay cinco monasterios, más de 30 iglesias y varios museos. Junto con Vladimir está incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad.



La verdad es que Suzdal me encantó. Fue el pueblo más bonito que visité en Rusia. Parecía un pueblo-museo. No hay trenes, no hay fábricas, no hay bloques de apartamentos… Todo parece anclado en el pasado: un pueblo de campesinos, muchos ya dedicados al turismo, en el que las vacas y las gallinas campan a sus anchas entre la hierba. Parece que la contaminación tampoco tiene cabida aquí.

Hace un milenio, Suzdal fue la frontera de Rus, un principado con base en Kiev que extendió el cristianismo por Rusia construyendo iglesias, monasterios y fortalezas. En el siglo XII, fue la capital de un pequeño principado, aunque más tarde fue absorbido por Vladimir y luego por Moscú.


Pronto dejé atrás la hierba, el monasterio Vasielvsky y el camino junto a la carretera, para llegar a la calle Lenin, donde se encuentra la plaza del mercado. En ella hay multitud de tiendas de souvenirs, puestecillos de productos típicos, algún que otro restaurante caro… 




Mi primera visita fue para ver el Kremlin. Kremlin en Rusia designa una fortaleza. Ésta, en concreto, es más antigua que la de Moscú. Se construyó en 1024 y está rodeada por tres de sus lados por el río Kamenka.



El kremlin aloja la impresionante Catedral de la Natividad, uno de los ocho monumentos blancos de Vladimir y Suzdal incluidos en la lista de Patrimonio de la Humanidad. Sus bellísimas cúpulas azules rematadas con oro, se crearon en 1220. Es el edificio más antiguo de la ciudad, estuvo allí incluso antes de que los mongoles llegaran.


El reloj del campanario de la catedral Pozhlestvenski, como todos los relojes de la ciudad, tiene letras del alfabeto eslavo en lugar de números. La costumbre de indicar el tiempo con cifras lo trajo de Europa a finales del siglo XVII el zar Pedro I. Antes, los rusos marcaban el tiempo con uniones de letras: la "a" representaba la unidad, la "b" las dos, y para las decenas se usaba la familiar para cualquier europeo letra ´i´, que el alfabeto ruso ya ha perdido.

La entrada completa para ver el Kremlin cuesta 350 rublos. Con ella se pude visitar la Cámara de los Obispos, todas las iglesias del interior, la Catedral de la Natividad y varias exposiciones, como el Museo de los niños. A la salida, en la parte de atrás, hay unos servicios de pago.



Al lado del Kremlin está el Museo de Madera, construido a modo de antiguo poblado ruso. En el centro se encuentra la iglesia de la Transfiguración y a los lados hay isbas, pequeñas casitas de madera. Muchas de las construcciones que allí se muestran son edificios antiguos traídos de toda la región de Vladimir (la iglesia de la Transfiguración, por ejemplo, la trajeron del pueblo de Kozlyatyev y la de la Resurrección, de Patakino). La entrada cuesta 300 rublos.


Después de ver el museo, me di media vuelta para comprar algo en los puestecillos mientras observaba los carruajes de caballos que llenan la calle principal en busca de turistas y me paré a visitar la Iglesia de la Anunciación.


Atravesé algunas iglesias hasta ver a lo lejos los monasterios de Sapso-Yefimev (masculino) y Pokrovsky (femenino) , que sirvieron de monasterio, fortificación y prisión. En su día fueron famosos por tener encerradas a las esposas de repudiadas de Iván el Terrible y Pedro I. Ambos estaban cerrados.

Al final de mi recorrido se encontraba el monasterio de San Eufemio, que protege la entrada norte a Suzdal. Es el monasterio más grande del pueblo. A la entrada están la iglesia de la Anunciación, el campanario, la Catedral de la Transfiguración, la Iglesia de la Asunción, los aposentos del Padre Superior, la iglesia de San Nicolás, el antiguo hospital y la mazmorra, construida en 1764 para encerrar a los religiosos disidentes. Los bolcheviques usaron este monasterio como campo de concentración. Durante la Segunda Guerra Mundial, los oficiales alemanes e italianos que capturaron en la batalla de Stalingrado fueron encerrados en él. La entrada costaba 400 Rublos, pero también estaba cerrado cuando llegué. Mala suerte.


Después de ver todo lo que pude por fuera, volví a la estación de autobuses andando para comprar el ticket para regresar a Vladimir y tener algo de tiempo para visitarla.

👉 Aquí tienes más información sobre los precios y las exposiciones de Suzdal y Vladimir: http://vladmuseum.ru:8085/rus/visit/price.php

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Desde la estación de autobuses puedes ir andando hasta el centro atravesando un paseo que te llevará, entre árboles y al lado de la carretera, hasta la plaza del mercado. Suzdal tiene una población de menos de 11.000 personas, pero cuenta con 200 monumentos arquitectónicos. Entre ellos hay cinco monasterios, más de 30 iglesias y varios museos. Junto con Vladimir está incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad. Pequeña, asequible, rural… se puede visitar a pie con facilidad.

Qué ver en Suzdal


1. Monasterio Vasilievsky: es un monasterio ortodoxo compuesto de una catedral y de una iglesia del siglo XVII. La Basílica de la Gran Catedral del Monasterio de Vasilyevsky fue construida en 1662-1669 en el sitio de la antigua iglesia de madera. Un pequeño refectorio conecta con la catedral un campanario de tres niveles del siglo XIX, modestamente decorado con pilastras y cornisas talladas. A finales del siglo XVII, se erigió la Iglesia del Refectorio Sretensky de una sola nave. En su interior hay una hospedería.  http://svmonastyr.ru/


2. Torgovaya Ploshchad': en esta plaza hay cuatro iglesias, entre las que destaca la Iglesia de la Resurrección y la del Emperador Constantino.

3. Wax Museum: pequeño museo de cera en el que lo más llamativo es una gran cámara de tortura. Horrible. Hoy cuenta con más 150 figuras. No es muy visitado http://www.wax-museum.ru/


4. Suzdal Kremlin: fundado en el siglo XII, sirvió de base para el príncipe Yury Dolgoruky para gobernar el noroeste de Kyivan Rus y fundar la actual capital rusa. Está ciudad fortificada aloja unas cuantas calles y varias iglesias, entre ellas el grupo más importante de catedrales de Suzdal en Kremlyovskaya.

El kremlin contiene la impresionante Catedral de la Natividad, uno de los ocho monumentos blancos de Vladimir y Suzdal incluidos en la lista de Patrimonio de la Humanidad. Sus bellísimas cúpulas azules rematadas con oro, se crearon en 1220.


Además, se puede visitar la cámara del Arzobispo (Arkhiyereyskiye Palaty), que contiene una exposición sobre la historia de Suzdal. Al final de la visita, se llega al Salón de la Cruz. Precio de la entrada: 350 Rublos. 

5. Museo de arquitectura de madera y vida campesina: un poco más alejado de la zona de las catedrales, este pequeño museo muestra cómo se vivía inicialmente en Suzdal. La visita se realiza a través de un corto paseo al aire libre cruzando el río. Molinos, herramientas, casas de madera, la iglesia de la Transfiguración y la de la Resurrección (s.XVIII).


6. Las iglesias Antipievskaya y Lázaro: paseando entre las calles más alejadas del centro, tienes estas dos iglesias juntas, bastante sencillas, pero bonitas.


7. Deposition Monastery (Rizopolozhenskiy Zhenskiy Monastyr'): un pequeño monasterio con su propia plantación de verduras y hortalizas, que raramente se puede visitar por dentro. Necesita una renovación, pero merece la pena verlo por fuera para hacerse una idea de lo que fue. Se fundió en 1207, cerca del antiguo Kremlin y del río Kamenka. Los primeros edificios del monasterio eran de madera y ninguno de ellos ha sobrevivido hasta el día de hoy. La estructura más antigua que queda es la Catedral Risopolozhsky, construida a principios del siglo XVI.


8. Monasterio de la Intercesión (Pokrovsky monastery): fundado en el siglo XIV, fue el lugar donde los hombres poderosos de Moscú se deshacían de sus mujeres e hijas cuando ya no las querían. Hoy todavía hay monjas en él, cuya afición es la floricultura.


9. Monasterio Aleksandrovski: convento fundado en 1240, aunque sus construcciones actuales datan de finales del XVII. Es un sitio apartado en el que podrás ver la Iglesia de la Ascensión, el campanario con sus escaleras de más de 30 metros de altura, y otras construcciones de madera.


10. Tserkov' Simeona Stolpnika: una pequeñita iglesia ortodoxa con un coqueto campanario.


11. Iglesia de la Anunciación (Uspenskaya Tserkov'): otra iglesia pequeñita que engaña pues, a pesar de su modesto exterior, por dentro es toda una joya por todas las pinturas murales que tiene.


12. Monasterio de San Eufemio: fundado en el siglo XIV para proteger la entrada norte a Suzdal, es el monasterio más grande del pueblo. A la entrada se encuentra la iglesia de la Anunciación, el campanario, la Catedral de la Transfiguración, la Iglesia de la Asunción, los aposentos del Padre Superior, la iglesia de San Nicolás, el antiguo hospital y la mazmorra, construida en 1764 para encerrar a los religiosos disidentes. Los bolcheviques usaron este monasterio como campo de concentración. Durante la Segunda Guerra Mundial, los oficiales alemanes e italianos que capturaron en la batalla de Stalingrado fueron encerrados aquí.


Y para terminar, no dejes de probar los dulces típicos de la zona: los Prianiki, una torta originario de Tula hecha de harina, mantequilla, mermelada, miel, cardamomo, canela y jengibre. 


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