Debido a la imposibilidad de hacer estas visitas
por mi cuenta por el tiempo tan grande que se emplea y por el precio tan
alto que me hubiera costado alquilar un coche tan sólo para dos días, más la
gasolina y… Vamos, que no quería pasar mis últimos días conduciendo por
el desierto. Al final, contraté la excursión con Emu Run. Después de ver
varias opciones, la verdad es que por muchas ofertas que aparezcan en internet
o en los hoteles, la mayoría de las veces acabarás viajando con ellos. Es la
misma excursión. Lo único que variará es el precio de la misma. Hay varios
descuentos en su web y en algunos hoteles.
Fue una experiencia bastante buena, si tienes en
cuenta la paliza de viaje de autobús que es. Tenlo en cuenta: una excursión
de un día o dos por Uluru, King’s Canyon y Las Olgas, es una paliza de autobús
se mire como se mire y vas a pasar muy poco tiempo en tierra haciendo
senderismo. No te engañes. Es un viaje express. Pero, si no dispones de más
tiempo, por lo menos te queda esta opción. A mí fue una de las cosas que más me
gustó de Australia: el desierto.
Parada 1 - Erldunda
Mi primer día comenzó a las 5 de la mañana, cuando
me recogieron en mi precioso hostal. Me recibieron con un zumo y una botella de
agua y a dormirse en el autobús durante dos horas, más o menos. La primera
parada fue en Erldunda, un pequeño lugar en medio de la nada, junto a la
intersección de la Stuart Highway y la Lesseter Highway. Aunque lo veas pequeño, ocupa una extensión de 3108 km2, la mayoría dedicados al ganado. Allí hay
una gasolinera, una granja de emús (puedes comprar comida para darles), un
restaurante, una tienda y unos aseos gratuitos. En el restaurante nos dieron un
desayuno buffet con tostadas, alubias, huevos, bacon… de todo, menos café. Si querías
café, había que pagarlo. Y nos cobraron 5$ por cada uno.
Nos subimos todo el grupo en el autobús de nuevo y los guías no
pararon de ofrecernos pastelitos y golosinas. Fue el viaje en el que más he
comido de toda mi vida. Tanto, que acabé mala por la noche vomitando, de la tripera
que cogí. Por ansias, sí. En nuestra excursión los únicos jóvenes que había
eran los guías, tres conductores que se iban cambiando de vez en cuando para no
cansarse de tantos kilómetros de rectas interminables. De hecho, nos dijeron
que tenían que ir hablando por el camino y cantando de vez en cuando, para que
el conductor no se durmiera.
Con gente tan mayor y tan arreglada - sí, ¡arreglada!
– las caminatas fueron efímeras y nos teníamos que acomodar a su paso. Todos mis compañeros de viaje venían de hoteles de lujo, lo sé porque los recogimos por
el camino (Hilton, Yulara Resort…) y había algunas que iban con tacones de
cuña… no sé a dónde se creían que iban, pero a andar por el desierto, no. 😁
Parada 2 – Las Olgas
Después de otros 300 km de autobús, por fin llegamos
a Las Olgas. Las 36 formaciones rocosas que conforman Kata Tjuta están
diseminadas en un área de más de 20 kilómetros. El punto más alto es el Monte
Olga, nombrado en honor a la reina Olga de Württemberg. El parque nacional
Uluru-Kata Tjuta está manejado en forma conjunta por sus dueños tradicionales
del pueblo Anangu y Parks Australia. Kata Tjuta es sagrado para el pueblo
Anangu, que ha habitado en la zona por más de 22 000 años. Se cree que los
picos de piedra arenisca de Kata Tjuta tienen alrededor de 500 millones de
años.
Kata Tjuta es una tribu aborigen pitjantjatjara,
palabra que significa "muchas cabezas". Hay muchas leyendas
pitjantjatjaras asociadas con Kata Tjuta. Una leyenda cuenta la historia del
gran rey serpiente Wanambi, que supuestamente vive en la cima del Monte Olga y
solo baja durante la estación seca.
Mientras mis compañeros de viaje se quedaban
en el mirador, y las de los tacones se sentaban en el banco a pleno solitrón, unos cuantos nos adentramos en Las Olgas e hicimos un poco de la
caminata Walpa Gorge, la más sencilla. Esta caminata atraviesa los lechos del
arroyo. Cuando fuimos, era invierno y hacía calorcito. En verano, cuando se
superan los 36ºG, la ruta se cierra.
Parada 3 – Uluru
En el autobús nos dieron para almorzar unos
rollitos de verduras bastante buenos y continuaron con los dulces y golosinas
hasta llegar a Uluru. Nos paramos antes en un mirador para poder hacer fotos de
la inmensa roca desde lejos. Impresiona eso tan grande en mitad de nada.
Ayers Rock es uno de los mayores monolitos del
mundo, con más de 348 metros de alto, 9 km de contorno y 2’5 km bajo tierra. En
1987 lo declararon Patrimonio de la Humanidad. Nuestros guías nos mostraron
algunos de sus lugares emblemáticos, como la cueva de los hombres, y la de las
mujeres, sus pinturas y hubo algunos sitios donde no pudimos
hacer fotos por respeto a los dueños del lugar, el pueblo aborigen de los Mala
y los Anangu. Forma parte de sus ritos de iniciación en la adultez.
Tradicionalmente, Uluru se hizo durante la creación
del mundo. Es un punto de referencia para los aborígenes a la hora de
orientarse y lo consideran un lugar de intersección entre sus Dreaming Tails,
unos senderos místicos recorridos por sus ancestros.
Después, en el autobús, fuimos recorriendo su contorno
y viendo sus formas hasta que hicimos otra parada para adentrarnos en otro lugar
de Uluru. Allí vimos la Cueva de la Familia, donde los ancianos enseñaban a los
niños y pintaban en las paredes su historia. Continuamos hasta una gran poza,
que mana todo el año y que constituye la fuente de vida del parque.
Para 4 – Cultural Centre
Los aborígenes han estado en este lugar durante
60.000 años. El periodo de ocupación europea representa un 0’3% del total de
ese tiempo. El 99’7% restante estuvieron los aborígenes disfrutando de
Australia para ellos solos. El centro cultural nos muestra un poco eso y su
añoranza del pasado. No se puede hacer fotos de él, ni siquiera de su fachada.
Dentro hay varias exposiciones de arte, videos,
testimonios de gente aborigen mayor, una cafetería, varias tiendas y algunos
talleres donde puedes ver trabajar a los aborígenes en sus cuadros
puntillistas.
No le vi mucho sentido tal y como estaba planteado,
pero bueno.
Parada 5 – Uluru Lookout (Sunset Point)
Antes de que atardeciera nos llevaron al mirador. Allí
sacaron mesas y sillas para organizar un festín. La barbacoa estuvo lista en
poco tiempo y empezaron a sacar ensaladas, fruta, postres, vino… todo para
recibir el gran momento.
El mirador estaba lleno de autobuses de turistas
que estaban haciendo lo mismo. Menos mal que fuimos los primeros y tuvimos la
exclusiva para las fotos. También, los que quisieron hacer un Time Lapse con
sus cámaras, pudieron coger un buen sitio. Pero, de tranquilidad, nada.
Fue increíble ver cómo, en unos pocos minutos, la
visión de la Gran Roca cambiaba tanto. Normal que fuera mágica para los
aborígenes. Si conseguimos aislarnos un poco de tanto griterío, el misticismo
inunda la visión. De rojo sangre a naranja, a rosa, a morado, a azul… hasta que
cae la noche y todo se llena de estrellas.
Brindamos con champán, zumo, vino... mientras todos los guías y
varios viajeros la emprendían con una camioneta que se había parado en un sitio
donde hay un cartel bien grande de Prohibido aparcar. Jodió las fotos de los
que allí estábamos y luego tuvo la gran idea de ir hacia nuestro aparcamiento
para hacer más fotos. Obviamente, la emprendieron con ellos y apuntaron su
matrícula para denunciarlos. Había gente que se había apuntado a la excursión
tan sólo para hacer el Time Lapse y estaban rabiosos, y con razón.
Incluido en el precio:
- Recogida en el hotel.
- Transporte durante todo el viaje.
- Guías.
- Entrada al Parque Nacional, que vale para 3 días.
- Desayuno buffet en Erldunda
- Visita a Las Olgas.
- Comida en ruta, en el bus.
- Visita a Uluru y al Centro Cultural.
- Multitud de pastelitos, gominolas, dulces, zumos,
fruta… durante el trayecto en bus del primer día.
- Barbacoa buffet con vino y champán viendo el
anochecer en Uluru.
- Alojamiento en el Outback Pioneer Hotel Lodge en un
dormitorio 4.
- Desayuno buffet del día 2 en King’s Creek.
- Senderismo guiado por King’s Canyon con dos
opciones en función de la forma física en la que estéis.
- Traslado al hotel.
- El almuerzo del día 2 no está incluida.