El nombre de Covaleda
se debe a las cuevas que existían en este paraje, como la del Tío Melitón, que
apareció en El Mayorazgo de Labraz, obra de Pío Baroja.
Sus orígenes
se remontan a la Edad de Bronce y en sus territorios habitaron las tribus
celtíberas de pelendones y duracos. También hay escritos que hablan de una
fundación a cargo de pueblos bretones, de donde se supone que procede el sobrenombre de
sus habitantes: bretos.
El pueblo es
bastante sencillo y no es tan destacable como otras localidades cercanas, como Salduero o Molinos de Duero. Esto se debe al gran incendio de 1923, que arrasó
con todo. Por ello su arquitectura no es tan relevante, ni representa tan bien
las casonas típicas de la región. No obstante, el turismo está creciendo por la
riqueza de su entorno y la existencia de multitud de rutas senderistas por la
zona, dado que su masa forestal cubre su extenso término municipal (105 km²).
Así que bien merece pararse en él a echar un vistazo.
Qué ver en Covaleda
1. Iglesia de
San Quirico y Santa Julita: templo gótico-tardío construido en el XVII sobre
uno anterior del que sólo queda un arco conopial del siglo XV. Se trata de la
última iglesia de la provincia que se construyó usando el arte gótico.
2. Ermita
Virgen del Campo: data del siglo XVII y fue comprada por los habitantes de
Covaleda a los monjes Benitos de Oña. Se encuentra a la entrada del pueblo.
3. Fuentes: la
localidad cuenta con siete fuentes de afluencia muy alta.
4. Puentes: en las
afueras del pueblo también destacan el Puente de Soria, del siglo XVII, y el Puente de
Santo Domingo, románico. Ambos son Bien De Interés Cultural.