Hace unos años,
haciendo obras para renovar los ascensores de la estación, descubrieron bajo la
Plaza de Isabel II los restos de la famosa Fuente de los Caños del Peral
(renacentista), de la alcantarilla del Arenal (s.XVI) y del Acueducto de
Amaniel (s. XVII).
La fuente se llamaba
así porque se encontraba al lado de un peral que le daba sombra a los que iban
a beber o a lavar en el lavadero, allá por 1263. Su reconstrucción la diseñó
posteriormente Juan Bautista de Toledo, el primer arquitecto de El Escorial.
Por su parte, el acueducto se construyó para conducir el agua desde el manantial hasta el Palacio Real.
Por su parte, el acueducto se construyó para conducir el agua desde el manantial hasta el Palacio Real.
La fuente estuvo en
funcionamiento hasta mediados del XIX, cuando quedó enterrada al construir la
Plaza de Oriente, el teatro Real y la Plaza de Isabel II.
En el recinto, de 200
metros cuadrados, tan sólo se puede ver un trozo del acueducto (el resto lo han
hecho trozos y está en los almacenes de la Casa de Campo); la fuente tampoco la
puedes ver entera, tan sólo 5 metros, de los 35 que se encontraron (el resto
no se sabe dónde está, aunque se comenta que se volvió a enterrar…).
La entrada es gratuita
y la visita es bastante corta, pues sólo cuenta con una estancia. En ella
también emiten dos documentales, uno para niños y otro para adultos, en los que
cuentan la historia de los restos arqueológicos y cómo los recuperaron para
crear el museo. El video está bastante entretenido.
A ver, para ir
expresamente no es. Pero si alguna vez tienes que bajarte en la estación de
Ópera, o cerca, puedes aprovechar para visitarlo y en pocos minutos haceros una
idea de cómo fueron los restos en la antigüedad.
La entrada es
gratuita, pero el museo está en el interior del metro. Para entrar es necesario
pasar los tornos de acceso, así que necesitarás estar en posesión de un ticket
de metro.