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Portugal: 10 lugares imprescindibles que ver en Évora



Situada en la región del Alentenjo, Évora es la única ciudad portuguesa que forma parte de la Red de ciudades más antiguas de Europa. Su centro histórico todavía conserva vestigios de las culturas que la han ido influyendo a lo largo de la historia: celtas, romanos, árabes, judíos y cristianos han dejado su huella en Évora. Se encuentra rodeado de una gran muralla medieval que recuerda aún su época dorada, cuando llegó a convertirse en residencia de los reyes de Portugal.

En sus callejuelas estrechas podrás observar las bonitas casas blancas de los siglos XVI, XVII y XVIII, decoradas con azulejos y que contribuyeron al reconocimiento de la ciudad como Patrimonio de la Humanidad.

Puedes aparcar sin problema en la zona cercana a la Rua General Humberto Delgado. Allí también se encuentra el Restaurante A Gruta, un clásico de los habitantes de la ciudad.  

Qué ver en Évora

1. Plaça do Giraldo: la plaza más importante de la ciudad, está llena de restaurantes y tiendas. En su centro destaca una fuente de mármol del siglo XV. De ella salen las principales calles que te llevaran a los monumentos más importantes.


2. Capilla de los Huesos: es el monumento que más llama la atención de los visitantes. En el interior del Convento de San Francisco existe esta capilla que construyeron los frailes franciscanos en el siglo XVI para reflexionar sobre la condición, la frágil existencia humana y meditar sobre la vida eterna y definitiva. Sus paredes y pilares están recubiertos con cinco mil calaveras y millares de huesos que estaban sepultados en los cementerios de la ciudad. Sobre la puerta de acceso reza un mensaje espeluznante: Nosotros huesos que aquí estamos por los vuestros esperamos. Tenían guasa los frailes pensadores…




Con la entrada a la capilla, también se visitan otras dos plantas del convento, uno de los mejores ejemplos del estilo tardo-gótico manuelino del Alentejo. Su iglesia es una de las más grandes del país y en ella se celebró la boda real entre Pedro I y Constanza. Desde el piso superior puedes asomarte a sus balcones para ver la ciudad y ver una original y amplia muestra de belenes de todo el mundo.


3. Catedral de Évora: la mayor catedral medieval portuguesa está consagrada a Santa María. Su construcción data de finales del siglo XIII y tiene elementos románicos y góticos. Lo más llamativo es la cúpula octogonal que cubre el crucero, su claustro y la subida a su torre.


4. Templo romano de Diana: subiendo por las callejuelas, te encontrarás con uno de los monumentos más famosos de Évora. Unas obras realizadas en el siglo XIX dejaron al descubierto este templo romano que muestra como la ciudad fue un importante núcleo de la provincia romana de Lusitania. Pertenece al siglo II y está muy bien conservado. En la misma plaza podrás también acercarte a un mirador, al Museo de Évora, al Palacio Cadaval y a la iglesia de San Juan.


5. Rua Cinco de Outubro: si buscas un lugar para comprar souvenirs típicos de la zona, esta preciosa calle tradicional está llena de tiendas donde puedes adquirir artesanía tan importante como la realizada en corcho. No obstante, si tienes tiempo de ir a Elvas, yo encontré precios más asequibles allí. Cuestión de suerte.


6. Iglesia da Graça: pertenece al siglo XV y es de estilo renacentista italiano. Su fachada es impresionante y tiene en la cornisa superior las figuras sentadas de cuatro gigantes sujetando globos terrestres.


7. Pastelería conventual: Su interior es muy pequeño y acogedor, todo lleno de azulejos tradicionales y objetos decorativos antiguos. Tienen una gran variedad de dulces tradicionales, como queijinho do céu (que parece mazapán), pero lo más singular es su Pão de Rala, postre por el que recibe su nombre y que tiene una gran historia.


8. Murallas: el casco antiguo está rodeado por una bella muralla. El trazado más antiguo corresponde a los diseños romanos y visigodos. El más moderno corresponde a los siglos XVI y XVII, época en la que la ciudad crece y se ve la necesidad de construir otra de mayor perímetro. Hoy se pueden ver tramos y torres muy bien conservados, como la de Sisebuto, muy cerca del acueducto.


9. Acueducto da Água da Prata: el mismo arquitecto de la Torre de Belem de Lisboa, Francisco de Arruda, construyó este acueducto en 1530 para que llevara agua a la ciudad. De hecho, la fuente que hay en la Plaça do Giraldo recibía agua de él.


10. Ermita de Sao Bras: fuera de la zona amurallada, pero tan sólo a diez minutos andando de la Plaza do Giraldo, merece la pena que te acerques a ver esta curiosa ermita, que más parece un palacio. Las impresionantes pinturas de su interior muestran imágenes de la vida de San Blas.


Si aún te has quedado con ganas, puedes acercarte a conocer algunos de los restos neolíticos más interesantes de Europa, como el Crómlech de los Almendros o el Dolmen de Aguiar. Normalmente, la visita a Évora se suele también combinar con la de Elvas. Ambas Patrimonio de la Humanidad y a una distancia de poco más de una hora entre ellas.

Portugal: 9 lugares imprescindibles que ver en Braganza en un día



La capital del alto Trás-os-Montes es una de las ciudades más bonitas del norte de Portugal. Muy cerca de la frontera con España, está a una hora de camino de Puebla de Sanabria. Desde que leí por primera vez Tras-os-Montes, un viaje a Portugal (Llamazares), hace muchísimos años, quedé encantada con la región menos poblada del país luso.

Habitada desde la época celta, cuando se llamaba Brigantia, las luchas posteriores entre musulmanes y cristianos acabaron devastándola. Reconstruida en el siglo XII, resurgió con fuerza para obtener los fueros, ser sede episcopal en el XV y crear una dinastía que reinó en Portugal hasta la abolición de la Corona en 1910.


La ciudad está dividida en dos partes muy bien diferenciadas. La parte moderna está compuesta por calles amplias y comercios. Pero, conforme te vas acercando a la Puerta del Sol, sus calles se van tornando más estrechas y tradicionales. Hasta que entras en la Ciudadela, dominada por una imponente fortaleza sobre una colina de la Sierra de Nogueira.

Aunque puedes llegar hasta la misma ciudadela en coche, te aconsejo que aparques en la parte nueva y vayas caminando hacia el centro histórico. En la Avenida Ciudade de Zamora hay buenos aparcamiento y tan sólo tendrás que caminar unos 10-15 minutos para llegar al casco antiguo.


Qué ver en Braganza

1. Castillo y Museo Militar: construido en 1187 con Sancho I, hoy alberga un Museo Militar en el que se expone material bélico de todas las épocas portuguesas. En el conjunto destaca la Torre del Homenaje, con 33 metros de altura, y la Torre de la Princesa. Fuera del castillo, es posible subir las escaleras y pasear por la muralla de la ciudadela para observar las vistas.



2. Domus Municipalis: no se conoce mucho sobre el origen de este edificio tan singular, pero se cree que pude ser el primer Ayuntamiento que existió en Portugal. Data del siglo XV y es una de las pocas construcciones románicas no religiosas que se conservan en toda la Península Ibérica. De planta pentagonal, en su interior podrás ver una antigua cisterna a través de la cual se recogía el agua, así como la Casa de la Cámara, llena de ventanas y rodeada por un banco en el que se suponen que se sentaban los asistentes al Concejo Medieval.


3. Iglesia Santa María: junto a la Domus Municipalis, esta iglesia del siglo XVI es una mezcla de estilos arquitectónicos. Su planta baja es románica, su pórtico barroco y algunos de sus elementos decorativos son renacentistas. También destacan sus columnas mudéjares y el fresco pintado en el techo en el que se representa la Asunción de la Virgen.


4. Puerta del Sol: constituye la entrada principal a la Ciudadela. Tiene unos pequeños jardincillos delante y la estatua del segundo Duque de Branganza, Don Fernando.



5. Museo Ibérico de la Máscara y el Traje: antes de abandona la ciudad amurallada, no dejes de visitar este original museo en el que se exponen máscaras y vestimentas dedicadas al Carnaval de Trás-os-Montes y de Zamora. Y es que esta región tiene un carnaval centenario que comparte muchos elementos con el de Sanabria.


6. Iglesia de San Vicente: ya fuera de la Ciudadela, bajando la cuesta, la primera parada obligatoria es la esta iglesia con pórtico renacentista y origen románico, en la que se casó en secreto Pedro I y la doncella gallega Inés de Castro en 1367 según la leyenda. Desgraciadamente, su padre, Alfonso IV acabó con su amor de la manera más cruel: mandando degollar a la que veía como una amenaza para el trono de Portugal.  Sin embargo, como ya estaba casada, terminó convirtiéndose en monarca póstuma, quedando sus restos enterrados con todos los honores en el monasterio de Alcobaça, donde hoy yacen frente a los de su esposo.


7. Plaza de la Sé: en ella se encuentra la Catedral Vieja de Braganza, del siglo XVI. Originariamente era un convento, pero, tras mover la sede episcopal de Miranda do Douro a Braganza en el siglo XVIII, empezó a actuar como catedral. Frente a ella se alza el Solar dos Calainhos, una casa blasonada del siglo XVI, con una gran hilera de balcones en su parte superior. En medio de la plaza existe una antigua picota transformada en crucero barroco.


8. Rua dos Museos: la calle Abílio Beça destaca la gran cantidad de museos que hay en ella. El más importante de ellos es el Museu Abade de Baçal, ubicado en el antiguo palacio episcopal y en cuyo interior puedes disfrutar de exposiciones arqueológicas y relacionadas con las bellas artes.

9. Corredor Verde do Fervença: este precioso paseo entablado discurre junto al río Fervença, que nace en la Serra da Nogueira. Al final de éste podrás entrar en el Centro Ciencia Viva, levantado en el sitio donde, en 1914, durante la Grande Guerra, el ingeniero francés Lucien Guerche instaló una central de producción de electricidad. En la misma puerta puedes ya empezar experimentando con ella.


En frente, cruzando el puente, hay una curiosa exposición en un jardín particular de réplicas en miniatura de monumentos de todo el mundo, como la Torre Eiffel.


Fuera de todo el centro, en la parte más moderna de Braganza, puedes ir también a ver la Sé Nova (Catedral Nueva). Una construcción contemporánea de 2001, no tan atrayente como todo lo visto hasta ahora en tu recorrido.







Portugal: 7 lugares imprescindibles que ver en Miranda do Douro en un día



En pleno Tras-os-Montes, la pequeña localidad portuguesa de Miranda de Duero es visitada por miles de turistas todos los años para disfrutar de su envidiable entorno: el Parque Natural do Douro Internacional. Una excursión típica es hacer un recorrido enbarco por los Arribes del Duero, frontera natural entre España y Portugal, y luego subir a Miranda a comer, visitar sus monumentos y echar la tarde de compras.


Calles empedradas llenas de casas bajas encaladas te llevarán por un bonito y tranquilo paseo que recuerda la importancia que la ciudad tuvo en el pasado como paso fronterizo, llegando hasta a convertirse en sede episcopal. Hoy, Miranda ha perdido su importancia política, pero continúa siendo un enclave comercial y turístico valioso.


Qué ver en Miranda do Douro

1. Menino da Cartolinha: se trata de la figura más venerada en Miranda do Douro. Un Niño Jesús del siglo XVII que puedes ver en la Catedral. Cuenta con un amplio armario y se le va cambiado de ropa según los distintos momentos litúrgicos. Según la leyenda, este Niño Jesús se les apareció a las tropas portuguesas para animarlas cuando estaban perdiendo contra las españolas.


2. Catedral: construida en el siglo XVI, es el templo más grande la región de Tras-os-Montes y Monumento Nacional de Portugal desde 1910. Es enorme en comparación con el resto del pueblo. Su interior está dividido en tres naves en las que hay una gran colección de altares barrocos y renacentistas. En el suelo destaca la lápida del obispo Aleixo de Miranda Henriques, para que todo el mundo la pise, por haber abandonado la ciudad llevándose la sede episcopal a Braganza, despojarla de sus riquezas y relegar la Catedral a Concatedral. Su lápida hoy sigue siendo el resultado de la venganza mirandesa.


2. Palacio Episcopal: detrás de la Concatedral hay una zona ajardinada en la que descansan los retos del antiguo Palacio Episcopal. Los primeros obispos de Miranda tenían que residir en su castillo, pero, en 1601, empezaron a construir su propio palacio. Hoy puedes ver sus arcos y su patio central.

3. Ménsulas eróticas: la Casa de las cuatro esquinas pertenece al siglo XIV y tiene en su fachada dos voladizos con formas un tanto peculiares, sobre todo para aquella época. Uno de ellos es un perro que acaricia los genitales de una mujer con la lengua y el otro, simboliza a Saturno, quien se comió a sus hijos por miedo a que lo destronaran como Dios del universo. Ambas dan cuenta del posible oficio que se ejercía aquí antaño.


4. Murallas y castillo: en el siglo XII el primer rey de Portugal, Alfonso Henriques, decidió construir aquí una fortaleza debido a su estratégica posición fronteriza. Desgraciadamente, durante la Guerra de los siete años contra España y Francia, el almacén de pólvora del castillo explotó quedando este muy deteriorado. Hoy se pueden ver las ruinas libremente. Se conserva la torre del homenaje, parte de los lienzos de la muralla y el pozo en el centro del patio de armas.


5. Museu da Terra de Miranda: en la plaza de Don Joao, con las estatuas de dos mirandeses en medio y el Ayuntamiento al fondo, se halla este museo dedicado a mostrar las tradiciones de esta región: su carnaval mirandés, sus utensilios de trabajo, cómo se fabrican sus mantas…


6. Iglesia la de la Misericordia: data de 1589 y la hicieron justo al lado de la Santa Casa de la Misericordia, creada por el Obispo Rodrigo de Carvalho. Su fachada neoclásica es del siglo XVIII.


7. Rua do Mercado y Rua 25 de Abril: fuera del centro histórico, en estas calle puedes encontrar restaurantes y tiendas especializadas en textiles mayoritariamente, aunque también hay tiendas de mobiliario y decoración. Donde todo el mundo echa un rato viendo toallas (por la tradición) y otros productos. Antiguamente era habitual ver a gente que vivía en la zona fronteriza con España, cruzar la frontera los fines de semana para hacer compras aquí. Mucho antes del euro, cuando los precios estaban realmente regalados. Ahora las cosas siguen siendo baratos, pero no tanto.






Cómo es la visita a los Dólmenes de Granucillo



Granucillo es un pequeño pueblo zamorano de unos 120 habitantes en el que puedes ver vestigios de la existencia de una antigua población que se asentaba en esta zona desde la Edad de Bronce.

Asentada en el Valle de vidriales, la localidad cuenta con dos monumentos megalíticos de más de 5000 años de antigüedad.

Cómo llegar al Dolmen de Las Peñezuelas

Para llegar a él basta con dejar el coche a la entrada del pueblo, donde está la parada de autobús, y caminar por la carretera ZA-V-2531 hasta que veas el desvío. Está realmente cerca y viene señalizado en Google Maps.

A un lado, la vega del arroyo Almucera y al otro, un dolmen milenario que cosera los ortostatos de la cámara. Las primeras excavaciones se llevaron a cabo en los años treinta y descubrieron seis de sus losas, fosas de cimentación, los hoyos que delimitaban la cámara y los restos de un corredor.

En el dolmen se encontró un ajuar con diversos elementos, como la punta de una flecha, cuentas de un collar de pizarra y un raspador. Posteriormente se reconstruyó para dar lugar lo que puedes ver hoy.


Cómo llegar al Dolmen de San Adrián

De vuelta a la carretera, cruzando el puente, sale un caminito hacia la derecha. Desde su inicio puedes ver la figura de una ermita al fondo. El bonito paseo por la vega te llevará hasta ella, la ermita de San Adrián, santo que también da nombre al dolmen.



Éste se halla justo en frente. Durante las diversas excavaciones arqueológicas se descubrieron varias de sus losas y un ajuar con una punta de flecha y trozos de cerámica de la Edad de Bronce, entre otros objetos. La reconstrucción que se hizo de él completó el perímetro original de su cámara circular. Lamentablemente, cuando fui estaba todo lleno de hierbas y no se distinguía muy bien. 


Al fondo, a la derecha, acompañando durante todo el camino, se divisa la figura del Castillo de los Condes de Benavente. Se cree que se construyó antes de 1446 bajo el mando de los señores del pueblo, la familia Escobar, cuando Enrique II le cede estas tierras. Posteriormente, ellos se lo vendieron a los Condes de Benavente, los Pimentel. Ahora sólo se pueden ver sus ruinas, aunque son de propiedad privada.







8 lugares imprescindibles que ver en Puebla de Sanabria


Puebla de Sanabria es un paraíso rural en sí misma. Nombrada Conjunto Histórico Artístico, ha sido galardonada con numerosos premios que avalan la belleza de su patrimonio. Desde 2017, pertenece a la red de los Pueblos más bonitos de España, un año después fue elegida por Ferrero Rocher como el pueblo más especial de España por su encanto. Y se lo merece.

La zona en la que está ubicada ha estado habitada desde tiempos prerromanos. A lo largo de la historia fue cobrando importancia militar por su posición fronteriza, primero entre cristianos y musulmanes, y luego entre castellanos y portugueses. También era paso obligado para todos los que viajaban entre Galicia y Castilla, antes de la construcción de la autovía.


Todas estas raíces han dejado su impronta en la localidad, llena de callejuelas empedradas y monumentos a cada paso. En verano, fines de semana y festivos, Puebla de Sanabria rebosa de gente que va a visitar el Parque Natural del Lago de Sanabria, el lago glaciar más grande de la península.

Qué ver en Puebla de Sanabria

1. Castillo de los Condes de Benavente: para acceder a él puedes hacerlo subiendo por el centro del pueblo o hacerlo por los escalones que recorren la colina en la que se encuentra. Aunque sea más cansado, yo recomiendo hacer este camino (a la ida o a la vuelta) y disfrutar de los miradores que ofrecen unas preciosas vistas del río Tera.


El castillo se construyó en el siglo XV sobre una fortaleza medieval anterior. Fue un gran recinto con foso y torre del homenaje, llamada El Macho. Durante su participación en las guerras con Portugal quedó bastante deteriorado. Reformado posteriormente, hoy pertenece al Ayuntamiento y en sus dependencias se puede acceder al Centro de Visitantes, a la Casa de la Cultura, a la Oficina de Turismo y al Centro de las Fortificaciones, que se ubica en la torre.


2. Iglesia de Santa María del Azogue: en la Plaza Mayor sobresale esta iglesia románica del siglo XII consagrada a la patrona de Puebla de Sanabria, Santa María del Azogue. Su nombre proviene del árabe y su significado original era Mercado. En su puerta principal verás adosadas cuatro figuras vestidas con trajes de la época, que parecen que provenían de otro santuario anterior, y la cabeza de un caballero con barba.


3. Ermita de San Cayetano: justo al lado de la iglesia de Nuestra Señora del Azogue, verás este templo barroco del siglo XVIII. Se construyó en memoria de Lucas García Ossorio y está dedicada a la Resurrección, tema que se puede ver en sus decoraciones. Dentro se guardan algunos de los pasos de Semana Santa, como el famoso Pincha Tajadas, la talla de Cristo Resucitado que es llevada en volandas en la madrugada del Domingo de Resurrección.


4. Ayuntamiento: esta excepcional construcción la puedes ver en la Plaza Mayor. Pertenece al siglo XV. Tiene planta rectangular, con dos alturas y fue sido realizado en mampostería. La fachada cuenta con un porche en la planta baja y encima una galería porticada con cuatro arcos.


5. Callejuelas: el conjunto medieval del casco antiguo ofrece un singular paseo por calles estrechas llenas de miradores, suelos empedrados, casas blasonadas, preciosos balcones y palacetes.


6. Muralla: aunque no se hayan conservado ninguna de las puertas con las que contaba, aún se puede caminar por gran parte de las zonas amuralladas medievales de Puebla de Sanabria. Es un paseo muy gratificante desde el que se pueden obtener unas bonitas vistas del entorno.


7. Iglesia de San Francisco: fuera del casco antiguo, cruzando el puente, puedes llegarte al barrio de San Francisco. Allí se encuentra esta iglesia cuyo antiguo convento estuvo dedicado a San Bernardino y sus habitantes fueron los monjes franciscanos. Ahora se utiliza como escuela de artes y oficios y centro de profesores.