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Vietnam: Día 13 – Opinión sobre el Hong Thien Ruby Hotel de Hue


Este hotel lo contraté a través de Agoda.com. Me costó 16€ por una noche en habitación estándar, con el desayuno incluido.

Mi tren llegó a las 8’48 a Hue, muy puntual. Para despabilarme un poco, pasé de los taxistas y conductores agobiantes de la estación de tren y decidí ir andando. Hay unos 35 minutos desde allí al hotel. Por el camino me paré en una agradable y barata cafetería con jardín.

¿Dónde está el Hong Thien Ruby Hotel?

El hotel está fuera de la ciudadela, a unos 2 km. Se puede llegar perfectamente andando. Hay que mirar con cuidado la calle en la que está, porque anda algo escondido. Y hay muchos hoteles por la zona con nombre parecido. Desde la calle principal, sale un cartel con una flecha, entre otro montón de carteles que anuncian hoteles. Se sigue por una callejuela muy estrecha y te lo encuentras justo al final de ésta.

La zona está llena de restaurantes y tiene mucha vida por la noche, pero al estar metido en la otra callejuela, está bastante tranquilo y no llega el ruido de la calle, ni de las motos.

Para ir a la ciudadela, basta con llegar a Le Loi, seguir por el parque y atravesar el puente de Trang Tien (el primero que verás).

A menos de un kilómetro tienes el bullicioso mercado de Dong Ba, y a 1’4 km, la pagoda Chieu Ung.

El hotel, sus servicios y su peculiar jefa

El check-in lo tenía a las 14’00, como en casi todos los hoteles de Vietnam, pero quería llegar al hotel, al menos, para dejar el equipaje y quitarme ese peso de encima. Nada más llegar me recibió la jefa, con una confianza que abrumaba. Me sentó a la entrada, delante del mostrador de recepción, que es donde están las mesas para servir el desayuno (la única comida que sirven). Mientras comprobaba mis papeles, una chica me trajo unos zumos naturales de sandía.


Una vez comprobados los papeles, la jefa vino y se sentó conmigo. Me hizo un montón de preguntas sobre mi viaje y cuando le dije que había venido en tren no paró de repetir de vez en cuando “Pobre…¡qué pena!”. Me ofreció (insistiendo tanto que asustaba) un desayuno, que luego no me cobró. Me trajeron el menú de desayuno para que escogiera lo que iba a tomar. Pedí y volvió a venir toda airada porque había pedido muy poco. Así que tuve que pedir más cosas para hacerla feliz. Estuvo genial por su parte, pero fue muy incómodo porque se volvió a sentar en mi mesa mientras observaba cómo comía. Parecía como cuando vas a casa de tu abuela y hasta que no te sale la comida por las orejas no te deja en paz.

Después de desayunar me acompañó a la habitación, aunque era súper temprano, porque me dijo que así me podría duchar tranquila. Descansé un poco y cuando volví a bajar para visitar la ciudad, apareció la señora de la nada y me paró en seco: que a dónde iba, que qué quería ver, que si necesitaba un chófer, un plano, comida para llevar… qué agobio. Le pedí un plano por hacerla feliz y me fui.

Cuando volví de visitar la ciudadela de Hue, apareció otra vez la señora y me dijo que no podía subir a la habitación sin beberme algo fresquito porque hacía mucho calor. Así que, aunque quería subir para ir al servicio, me tuve que quedar en recepción, sentada hasta que me bebí el zumo, mientras me miraba.

Aprovechando que vinieron unos empleados y les estaba echando la bronca por algo, empecé a irme, pero se dio cuenta y me paró para decirme que, en vez de descansar en la habitación, que fuera a la piscina. Le dije que el hotel no tenía piscina. Me miró con cara de vacile y me dijo que ella tenía muchos hoteles y que justo el de al lado tenía una, que me esperaba en recepción mientras me ponía el bañador para llevarme al otro hotel. Por más que le dije que sólo quería descansar un poco, porque no había podido pegar ojo la noche anterior en el tren, no hubo manera. Por cojones tenía que bañarme 😂. Esa señora no se daba por vencida.

Estuve un rato en la piscina del hotel de al lado (para que no le diera un infarto a la señora) y volví. Respiré tranquila porque no estaba en recepción y me escabullí a mi habitación para descansar un poquito.

Por la noche, salí a tomar algo y estuvo allí para recomendarme restaurantes. Me preguntó que a dónde iba a la mañana siguiente, le dije que a Hoi An y antes de que me diera cuenta ya me había encasquetado un chófer con conductor para que me fuera parando en una playa, en un mirador y en las Montañas de Mármol de Danang. Me lo pintó todo maravilloso y el precio me pareció muy razonable: 50$

A la mañana siguiente, cuando hice el check out, me recordó mil veces que le diera buena nota en Agoda y en Tripadvisor. La tía vivía obsesionada con las puntuaciones. La recepción estaba llena de cuadros con las notas que tenía en Booking, Hostelworld…

Algunas de las excursiones que ofrece el hotel

La excursión no estuvo mal, pero llegué con una hora de antelación a Hoi An porque el chófer no me llevó a la playa. Al principio dijo que sí, que iba a poder bañarme (también me lo indicó en su momento la jefa), pero luego dijo que sólo la íbamos a ver de lejos. Cuando le pregunté, puso cara de: “¿Pero cuándo he dicho yo eso?”. Tampoco tenía muchas ganas de bañarme allí, así que lo dejé pasar.

Lo sorprendente fue que, cuando llegué al hotel de Hoi An, el chófer me dijo que, por favor, me metiera en Tripadvisor y le diera buena nota al hotel y que no se me olvidara indicar que el chófer había sido muy bueno. Si obtenía comentarios así en las redes sociales, su jefa le daba un regalo después. Asombroso.

Puntos fuertes:
  • Buena ubicación, cerca de zona de restaurantes, pero apartada de ella lo justo para que no moleste. La ciudadela está a dos kilómetros andando.
  • Cada vez que vienes de la calle, sea la hora que sea, te darán un zumo gratis.
  • Recibes recomendaciones turísticas por doquier.
  • Habitación sencilla, pero con todos los detalles. Cama cómoda.
  • Posibilidad de ir a las piscinas de hoteles cercanos.
  • Posibilidad de hacer un early check-in.
  • Amabilidad y atenciones por doquier, porque viven obsesionados con las puntuaciones en las redes sociales. 

Camino desde la Estación de trenes hasta el hotel

   HONG THIEN RUBY HOTEL - HUE   
35 lane 12 Chu Van An Street, Hue City ,Viet Nam 


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Crucero por la Bahía de Halong 
Día 2

Por la mañana temprano nos llamaron para que fuéramos a desayunar. Otra vez llenos de comida. En este barco nos iba a salir la comida por las orejas. Estaba todo tan rico…

Después de dejar recogidos nuestros camarotes para que estuvieran las maletas preparadas para cuando volviéramos, nos llevaron a visitan la cueva de Sung Sot. La Bahía de Halong está llena de cuevas y ésta es la más famosa porque está en el centro de la zona declarada Patrimonio de la Humanidad.



Su nombre significa Cueva de las sorpresas y se encuentra en Bo Hon Island. Se accede a ella a través de unos cientos de escalones de piedra, y es que está a unos 30 metros sobre el nivel del mar. Es una de las más grandes de la bahía y se divide en dos secciones. La primera se parece a un gran teatro lleno de estalactitas. A través de unos estrechos pasillos se llega a la segunda cámara, a la que sí llega la luz natural filtrándose por un gran agujero. La parte más profunda es el Jardín Real, que cuenta con un estanque en su interior.

Una vez fuera, hay tiendas de recuerdos a precios abusivos y, abajo, están los pescadores vendiendo sus productos con balanzas tradicionales.


 
Después de estar una hora más o menos visitando la zona, el bote vino a recogernos para volver al barco. Allí nos esperaban los cocineros para hacer un taller de rollitos vietnamitas. Fue bastante divertido y muy fácil. Y nos pudimos comer de aperitivo nuestras creaciones.

















A pesar de ser las 10’30 de la mañana, la tripulación insistió en que era la hora del almuerzo, porque el planning decía que el viaje incluía el almuerzo y no tenían tiempo para ponerlo a otra hora, ya que debíamos volver a tierra. Así que, a pesar de haber desayunado a las 8’00 y habernos comido los rollitos de aperitivo, hicimos hueco para unos platos más y la pena era que estaba todo buenísimo, pero íbamos a reventar.


Cuando llegamos al puerto, hicieron cuentas en el mostrador para ver cuánto se había gastado la gente en la bebida. Se podía pagar en Dong y en dólares. Cuando pagamos todos, nos montamos en el bote y nos dejaron en el mismo restaurante del día anterior. Allí estuvimos un rato aprovechando el wifi hasta que vino nuestro conductor para llevarnos de vuelta al hotel.


Por la noche, di una vuelta por el Barrio Viejo de Hanoi, disfrutando, o más bien sobreviviendo a sus calles. 

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La verdad es que tenía algunas dudas con respecto a las empresas que hacen este servicio, porque las opiniones en Internet suelen ser malas casi todas, salvo las que hablan de compañías  de lujo, lujo. Al final aposté por este barco porque no parecía tan malo, pero había poca información disponible de sus viajes “baratos”.  Así que todo era jugársela.

La reserva la hice  a través de Booking.es y lo que me echaba para atrás era que tenía que pagarlo todo en el acto y que no era cancelable. Sé de sobra que muchas veces es imposible que los barcos zarpen debido al mal tiempo y en ese casi siempre es un jaleo reclamar el dinero. Entonces, no sabía qué hacer. Al final reservé, pero no me cobraron en el acto, pagué directamente en las oficinas de la empresa, justo antes de zarpar.

El precio fue de 195$ e incluía:
Todo se cumplió a rajatabla. No se dejaron ningún punto.

Crucero por la Bahía de Halong - Día 1

A las 8’00 vinieron a recogerme al hotel en una furgoneta en la que había 8 personas más. Llevaba poco equipaje porque el resto lo dejé en el hotel. El viaje a Halong Bay se hace muy cansado, aunque hay una parada en una tienda enorme en la que hay servicios y un restaurante nada caro. Aún así se tardan 3 horas en llegar y, con el tráfico de Vietnam, eso se hace insufrible.

Cuando llegamos a la bahía, nos llevaron a un restaurante en el que había wifi gratis. Pensábamos que allí era donde nos iban a servir la comida, pero no. Nos dieron una carta para ver si picábamos (bastante cara), menos mal que unos amigos que ya habían hecho este viaje me habían advertido.

Después de parar media hora allí y pagar en las oficinas con tarjeta de crédito, vino una lancha a recogernos. Nos pusimos los salvavidas y llegamos a nuestro barco. La empresa que lo lleva es la famosa White Dolphin, que es más para viajes de lujo, aunque el nuestro no lo fuera.

El camarote era muy elegante, todo con decorado de época. El baño tenía ducha y todo funcionaba correctamente. Mi camarote tenía un ventanal que daba al mar, para poder ver la puesta de sol desde la cama. Y aire acondicionado.




El personal hablaba perfectamente inglés y se preocupaba porque todo estuviera a nuestro gusto. Fueron amables hasta el extremo. Incluso preguntaron si alguien tenía algún problema con las comidas, para hacernos algo especial.

Después de enseñarnos nuestros camarotes nos llevaron al restaurante y allí nos trajeron los platos del almuerzo. Platos exquisitos y abundantes. Con una gran elegancia. Lo único que no entraba en el precio del crucero era la bebida, pero no tenía precios muy altos, a diferencia de otros cruceros que es ahí donde se aprovechan.


Después de comer nos llevaron de nuevo a la lancha para visitar el pueblo flotante de  Vong Vieng. Allí contrataron un viaje en barcas de bambú para cada cuatro personas y te dejaban gorros tradicionales para que te pudieras hacer fotos.



En Vong  Vieng hay 62 hogares cuyas condiciones de vida han ido mejoran gracias al Gobierno de Vietnam y a sus esfuerzos por preservarlo como atracción turística. Incluso hay una escuela en la que se exponen los cuadros que pintan los alumnos. Estos cuadros luego se subastan para  recaudar más fondos para mantener el pueblo. Los habitantes han montado una cooperativa para encargarse de llevar a los turistas en barcas y enseñarles la bahía. 


Estas barcas nos dejaron en la granja de perlas, donde nos enseñaron dónde las tenían ubicadas y cómo realizaban las joyas artesanalmente. Allí tuvimos un problema con el personal del crucero. En nuestra reserva se especificaba claramente que nuestro viaje incluía piragüismo, pero en el planning no lo decían. Hablamos con ellos y nos dijeron que no, que no había piraguas. Nosotros habíamos visto cómo metían dos en el barco mientras estábamos esperando en la bahía, así que sí tenían. Nos vieron cara de enfadados y llamaron por teléfono al manager. Al momento se solucionó. Mientras el resto del grupo seguía viendo la granja nosotros podíamos volver al barco y estar en esas piraguas, pero no nos podíamos alejar y tenía que ser poco tiempo. Bueno, el caso es que lo intentaron solucionar y a nosotros nos tuvieron contentos con eso. Es que el resto de los viajeros tenían otras condiciones que no incluían la piragua, mientras que algunos sí.



Cuando iban a volver los demás, nos llamaron para que recogiéramos las piraguas, no sé yo si era para que no se enterara el resto de la gente y empezara a reclamar… Nos alejamos un poquito en el barco y pararon para que nos pudiéramos bañar en las aguas de la bahía. Mala idea, no se lo aconsejo a nadie. Nuestro baño duró poco. Estaba todo sucísimo. Hasta nos encontramos botes de hospital en los que guardan las muestras de sangre. Ufff…

Después de ducharnos como si no hubiera mañana, del asco que nos había dado, nos llamaron para que subiéramos a la terraza. Allí trajeron las cartas de bebidas por si alguien picaba. Y he de decir que los precios de los cócteles eran muy asequibles, toda una sorpresa. Además, tuvieron el detalle de traer una bandeja con café, té y pastas gratis, para los que no quisieran cócteles a esas horas.

Allí nos dejaron relajarnos un rato mientras veíamos el atardecer. Un paisaje increíble. Normal que sea Patrimonio de la Humanidad. Lo malo es que necesitan cuidarlo más, porque está todo muy sucio. Al rato vino un chico para hacer el taller de decoración de frutas y verduras, con sandías, tomates y pepinos.



Por la noche nos sirvieron una cena imponente y nos dieron las cañas de pescar, pero nos avisaron de que no iba a servir para mucho porque no era la temporada. Aun así lo intentamos por hacer el tonto. Lo único que encontramos fueron contrabandistas chinos que nos querían vender cosas desde unas barcas. Nos avisaron de que muchos turistas les habían comprado y habían acabado intoxicados porque venden productos caducados y en mal estado.


Y es que por la noche no había mucho que hacer en el barco. A petición de unas chicas sacaron un karaoke y así se animó algo. Como la bebida era tan barata, la gente no paraba de consumir y más todavía cuando vino el manager a decirnos que empezaba la Happy hour y todo estaba a mitad de precio. Sabían de sobra que el barco estaba muerto en cuanto a animación e hicieron lo que pudieron con el karaoke, incluso bailando y cantando ellos mismos para animar la cosa. 




Laos: Día 9 – Opinión sobre el Golden Sun Moment de Hanoi


Este hotel lo contraté directamente a través de su página web, tenía buenas recomendaciones en general y no me defraudó. Su precio fue de 133€ por una habitación superior para tres noches, con desayuno incluido. Además, pagué a través de la web un servicio de recogida del aeropuerto.

Servicio de recogida del aeropuerto

Cuando llegué al aeropuerto había un jaleo enorme en el hall de llegadas. Yo no encontraba ningún cartel con mi nombre por ningún sitio. Y venga a dar vueltas delante de un montón de vietnamitas insistentes convenciéndote de que ellos te llevaban a tu hotel.

Media hora más tarde apareció un hombre con un cartel del Golden Sun Moment Hotel. Le pregunté que si era para mí. Dudó y me dijo que sí. Ahí ya dudé yo. Empiezó a dar vueltas por el aeropuerto y a hablar por el móvil. Al rato vino otro hombre con otro cartel. Se cambiaron los carteles y me dijo que me fuera con él. A medio camino se puso a hablar también por el móvil y me pidió que me esperar. Me quedé allí apavá. Después de 40 minutos volvió y me puso al teléfono con una mujer que decía que era del hotel. Esta chica confirmó mis datos y me insistió mucho en que sólo me montara en el coche de un hombre que tenía bien apuntado mi nombre… Le dije que el chico que me ha dado el móvil y que me ha puesto en contacto con ella no tenía ningún papel. Me repitió que no me fiara y que esperara a uno que tuviera mis datos.

Pasó más de una hora y, por fin, volvió… ¡el mismo chico del móvil! Pero ya con un papel en el que había escrito mi nombre. Me dio otra vez el móvil. Hablé de nuevo con la recepcionista y me preguntó que si ese chico, el que me había dado el móvil, tenía ya un papel con mi nombre. Le dije que sí. Si es que se lo había dictado ella y él mientras estaba copiándolo, que lo había visto yo en el mostrador… No entendí la jugada. Me monté recelosa en el coche y llegué al hotel otra hora después. En total eché más de dos horas perdiendo el tiempo.

La habitación

Cuando llegué todos eran halagos por parte de la recepcionista, que era la misma con la que había hablado. Todos los empleados del hotel hablaban un perfecto inglés. Me recibieron con un vaso de zumo gratis y con un plato con fruta.


La habitación estaba cuidada al detalle. Todo parecía muy nuevo. La cama muy grande y cómoda (llena de pétalos de rosa naturales), el wifi funcionaba muy bien (pese a estar en una 5ª planta), y había una kettle con sobres de café y té gratuitos. El minibar no era muy caro.


Lo que más me gustó fue la decoración del cuarto de baño.

El desayuno

El desayuno fue inmejorable. Se hace en la planta baja del hotel, hay que salir y bajar unas escaleras. Lo único malo es que es muy pequeño y se llena pronto y hay que esperar a que se vacíe. Pero la comida estaba buenísima.


Nada más llegar me dieron una carta con el menú del desayuno. En la mesa había un yogurt vietnamita, pan y mantequilla. Aparte podías pedir de todo lo que hubiera en el menú tantas veces como quisieras. Había de todo: sándwiches, ensaladas, distintos platos de arroz, pho, distintos platos de fideos, pancakes, cereales… y todo recién hecho. La cocina no daba abasto. Lo más curioso era que en el menú había un asterisco: lo único que había que pagar era el vino, a tres dólares la copa. Para desayunar… no sé yo. Pero es que la gente se estaba poniendo tibia. Eran auténticos menús de medio día, no de desayuno.

Excursiones

El hotel ofrece varios tipos de excursiones que puedes contratar con ellos, o te ponen en contacto con otras agencias. En general, son bastante caros. Y más todavía si lo reservas en su web. Allí mismo, en la recepción, tienen mejores ofertas. Aun así, salen muchos más caros que si reservas estas excursiones por otros medios, incluida la de Halong Bay.

Lavandería

La cobran al peso y se pueden lavar hasta los zapatos. Yo quise que me lavaran mis deportivas, que estaban para tirarlas después de haber estado con los elefantes en Sayaboury, y me las dejaron relucientes. Me cobraron 8’7$ por 2’9 kg.

La mala suerte fue que, con tanta pérdida de tiempo en el aeropuerto, tan sólo me dio tiempo a darme una vuelta pequeña por el Old Quarter y las inmediaciones del lago. Menos mal que el hotel estaba bien situado en mitad del Barrio antiguo.



   GOLDEN SUN MOMENT HOTEL   
15 Hang Can, Hoan Kiem, Hanoi
Teléfono: +844 39231508

Laos: Día 8 – Opinión sobre el Lakhangthong Boutique Hotel de Luang Prabang


Cuando me bajé de la furgoneta que nos había traído del Centro de Conservación de Elefantes de Sayaboury, llegué al hotel Pangkham Lodge. Este hotel lo había reservado a través de Booking.es y me había costado 20€ por una noche con desayuno. El problema fue que cuando llegué estaba todo lleno.

El chico de recepción me dijo que no había ningún problema porque tenían otro hotel muy cerca de allí, que era más caro, pero que me hacía el upgrade gratis. Al momento vino un tuk tuk para coger mis cosas y llevarme al nuevo.

No estaba en la avenida principal, como el otro, pero sí que parecía mejor. Estaba situado a pocos minutos del monte Phou Si Se llamaba Lakhangthong Boutique Hotel. No era muy grande, tenía sólo 16 habitaciones, pero parecía muy acogedor. La recepcionista estaba jugando a un shooter en la Play a todo volumen. Lo dejó cuando me vio aparecer y me llevó a la habitación.

La habitación estaba en la segunda planta. Todo recubierto de madera, con una cama enorme, aire acondicionado, televisión, kettle y nevera. El cuarto de baño era también muy grande y contaba con secador. Estaba todo limpísimo.

Después de descansar un rato bajé a recepción para reservar el transporte al aeropuerto para el día siguiente y pagar la cuenta para ahorrar tiempo. La chica me dijo que no había problema, pero que si iba a pagar con la tarjeta de crédito que me tenía que cobrar un 3% de comisión. Le dije que sí y llamó a otro chico. El chico me dijo que le acompañara porque tenía que hacer el pago en otro sitio. Yo pensé que nos dirigíamos a otra estancia del mismo hotel pero… no.

Me llevó a la puerta, se montó en su moto y me señaló el asiento de atrás. Me quedé a cuadros. Así que no supe qué hacer. Ante la cara de insistencia del chico, acabé subiéndome. Ahí me tienes, de viaje en moto por Luang Prabang, con un laosiano que no conocía de nada y sin casco. Toda una experiencia. Nos bajamos en la puerta del hotel original, en el que habíamos estado al principio. Pagué allí y de vuelta a la moto para regresar al nuevo.

Una vez resuelto mi problema del pago, me di un paseo por el mercado nocturno para disfrutar de mi última noche en Luang Prabang, aprovechando las gangas de Food Street.


Al día siguiente, el desayuno lo hice en la planta de arriba, en el porche. Había varias opciones para elegir y, después de algunos problemas de comunicación con la camarera, al final conseguí que me trajera algo parecido a lo que había pedido. Al menos acertó en algo. 

El desayuno estuvo correcto, seguí probando el Banana Pancake, que ya se ha convertido en una tradición por estas tierras, porque cada uno lo hace de una manera y no acierta nadie a hacerlo bien.


   LAKHANGTHONG BOUTIQUE HOTEL   
Noradeth Road, Ban Thatluang,
Luang Prabang      06000, Laos
Teléfono:+856 71 213 193