En el Código Calixtino
ya aparece Arzúa como el lugar en el que ocurrió el milagro del peregrino que
pidió un pedazo de pan a una mujer que lo estaba cociendo y, como no se lo
quiso dar, éste se convirtió en piedra en forma de bola.
La tierra de
Arzúa es tierra de buenos quesos, verdes pastizales y montes de eucalipto. Aquí se unen el Camino de Santiago Francés con el Camino del Norte. Hoy el
municipio está lleno de servicios para el peregrino, sin embargo, no abundan
mucho los monumentos importantes en el propio núcleo. Es más un lugar para descansar
después de tan larga etapa y comer queso de Arzúa-Ulloa y miel, para tomar fuerzas para la siguiente etapa hasta O Pedrouzo.
Qué ver en
Arzúa
1. La capilla
de la Madalena: en la calle Dima do Lugar, muy cerca del albergue público, se
encuentra esta capilla, que es lo único que queda del antiguo convento de
monjes agustinos construido en el siglo XIV para atender a los peregrinos. De
origen románico, hoy presenta sobre todo ejemplos de mampostería popular.
Actualmente sirve como sala de exposiciones.
2. La Iglesia
parroquial de Santiago: Erigida en 1955, tiene una imagen del apóstol
Santiago como peregrino y otra como matamoros. Su torre campanario perteneció a
un antiguo templo que se ubicaba en ese mismo lugar.
3. La plaza de
Galicia: en la plaza principal de la villa se levantan el Monumento a las
Queseras y una estatua en honor del alcalde republicano Juan Vidal García,
quien murió en 1936.
4. El Museo
Vivente do Mel: su principal objetivo es divulgar la importancia de la
apicultura. En su tienda se pueden degustar y comprar miel, jalea, panales…
5. El área
recreativa de Ribadiso: en la etapa Palas de Rei-Arzúa, el peregrino tiene que
atravesar esta área recreativa antes de iniciar una importante subida hasta
Arzúa. En ella hay un puente medieval sobre el que pasa el Camino de Santiago
Francés. El lugar es bucólico: unas cuantas casitas, una playa fluvial y un
merendero, rodeados de naturaleza.