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Japón - Día 7: Sobreviviendo en Tokyo DisneySea

Para llegar a DisneySea Hay que coger la JR Keiyo.  Se accede al parque a partir de la estación Maihama, a 17 minutos en tren desde la estación de Tokio. Esta cerca. Desde Tokyo Station son unas pocas paradas en la linea roja (Keio line). Desde allí andando se ve. Hay que ir supertemprano.



En la misma zona existen dos parques Disney: el tradicional Tokyo Disneyland y el Tokyo DisneySea. Son los dos únicos parques Disney que no pertenecen a Walt Disney, actúan sólo con una licencia. Este último es uno de los más visitados el mundo y está más orientado a los adultos.


Una vez en Maihama hay que ir a la estación y coger el tren que lleva a DisneySea. El tren en sí mismo ya merece la pena: todo decorado de personajes Disney, no le falta un detalle. Pero al salir de la estación, colas, colas y más colas. Y aún faltaba una hora para que abriera el parque. Eso era sólo un aviso de lo que me iba a encontrar dentro. La entrada vale 6200¥ y aceptan la American Express.

Japón - Día 6: Hakone - Visitando el Castillo de Odawara


Cuando respiré, ya tranquila, en la estación de Odawara tuve algo de mejor tiempo. Este pueblo es más grande. Su calle peatonal comercial merece mucho la pena, sobre todo viéndola al atardecer. Y está llena de restaurantes de comida internacional. Allí visité la Tumba de Hojo, Ujimasa y Ujiteru y su castillo.



El castillo tiene cuatro pisos. Lo más extraño es que en la puerta del castillo hay una jaula con monos. No pega mucho, ni entendí su significado, pero allí estaba. Como ya anochecía, no pude entrar. Cerca está la tienda Uirou, que lleva más de 800 años abierta y es famosa por sus dulces.





Siguiendo toda la calle del castillo hasta el final, se encuentra la playa. Y me sorprendió bastante, porque estaba muy sucia. No se podía andar descalza por allí al estar toda llena de basura. Aun así, había alguna gente bañándose y con bengalas. Desde la playa volví a la estación y cogí el tren directo hacia Tokyo. Aún me quedaba un buen trecho hasta el hotel. 




Japón - Día 6: Hakone - Merendando en Moto-Hakone


Moto-Hakone es un pueblecito en la orilla del Ashi, muy pequeñito y pintoresco. Es un lugar de recreo y vacaciones aunque la neblina lo inundaba todo cuando llegué. Me paré en una cafetería bastante bonita a comer unos dulces del bosque típicos de la zona, acompañados por un té verde helado. La dueña, muy amable - aunque no nos entendimos nada.

Tras andar un poco por el pueblo fui a visitar el templo sintoísta Hakone-jinja Shrine. En plena naturaleza, rodeado de árboles altísimos, es muy fácil perderse por sus caminos. Para llegar a la zona principal hay que hartarse a subir una gran escalinata donde todo el mundo aprovecha para echarse fotos. La entrada viene anunciada por un gran torii, por lo que es fácil de ver, y luego debes seguir el camino de linternas.





De vuelta a la bruma, fui a la estación de autobuses para volver a Odawara. La estación estaba abarrotada y nadie se enteraba de nada. Tenías que ir preguntando conductor a conductor si su autobús iba a Odawara. Un caos. Por fin, di con el autobús correcto y allí nos metieron a todos los pasajeros cual hornacina. No había estado tan apretujada en mi vida. No cabía ni un alfiler y el trayecto no era corto. Tardamos más de media hora en llegar, por unas carreteras de montaña, llena de curvas, de tráfico y lloviendo. Y el conductor a toa hostia. Pasé miedo, la verdad.





Japón - Día 6: Hakone - Desde Togendai hasta Hakonemachi


Desde el teleférico bajad corriendo siguiendo a la gente. La mayoría se dirigen al lago para coger el Hakone Sighseeing Boat. Las salidas son cada 30-60 minutos y el trayecto dura media hora.

Aparecerá un barco que no pinta nada dentro de este paisaje armonioso. Un barco pirata que hace las delicias de los japoneses. Si te olvidas de la horterada del barco, el paisaje, sin duda, merece la pena. Y si has tenido suerte de pillar un día despejado, verás el Monte Fuji reflejado en el lago. Espero que tengas suerte.



La mayoría de los barcos se dirigen a Hakonemachi y Moto-Hakone. Yo me bajé en esta última, porque me interesaba más, dada la hora que era ya. No hay asientos reservados, pero con el Hakone Free Pass sólo puedes ir en segunda clase, a no ser que pagues un suplemento. Pero no merece la pena.

Ten cuidado. Los barcos operados por Izuhakone no entran con el pase. Espera al barco pirata.



Si te bajas en la primera parada podrás ver el Hakone Checkpoint: 9:00-16:30. Cuesta 400¥ con el Hakone Free Pass.
Está muy cerquita desde el muelle de Hakone-machi y la parada de autobús. Los autobuses de Hakone Tozan Bus operan entre Hakone-Yumoto Station y Hakone-machi (40 minutos, 930 yen, 4-5 buses por hora, cubierto por el Hakone Free Pass).

Hakone Sekisho Exhibition Hall: 9-17. 500¥

Japón - Día 6: Hakone - Los huevos cocidos de Owakudani


La primera parada del teleférico es Owakudani – El Valle del Infierno. Un cráter creado por la última erupción del Monte Hakone hace más de 3000 años. Se pueden ver aún la gran actividad volcánica que hay en la zona. Chimeneas sulfurosas, manantiales de agua caliente y ríos calientes se encuentran fácilmente al caminar por el aquí. El paisaje es mágico. El olor no.








Han montado todo un  complejo turístico alrededor de este sitio. Lo tradicional es comprar huevos hervidos en agua caliente natural. Son huevos negros que los han cocido en las aguas sulfurosas. Muy buena pinta no tienen y tampoco parecen muy saludables. Aun así, la gente los compra como rosquillas y hay cáscaras negras por todo el camino. La leyenda dice que cada huevo prolonga la vida durante siete años más, pero no es aconsejable comer muchos. Normal, están malísimos. Me comí uno por hacer la gracia, pero… puaj.



La visita dura poco.Consiste en subir las escaleritas mientras observas las erupciones y el agua hasta que ya no puedes soportar más el olor. No obstante, hay que reconocer que es precioso. En la parte cercana a la estación hay tiendas de recuerdos y puestos de comida que no son nada caros.



Desde allí, tendrás que volver a armarte de paciencia en la cola para coger de nuevo el teleférico. Hacia Togendai, en la segunda parada. En la cabina me encontré con un japonés mayor muy simpático que sólo sabía decir en español gracias, buenos días, jamón y Barcelona. Me reí mucho.