Al principio contraté sólo
un transporte que me llevara al Perito Moreno por cuestión de presupuesto, pero
la opción del mini-trekking era tan tentadora… que llamé a la empresa y les
dije que si podía cambiar mi reserva. Me alegré mucho, porque fue una
experiencia inolvidable.
Vinieron en un
minibús a recogerme a mi hotel para hacer los 70 kilómetros que separan El Calafate del Perito Moreno. Salimos de la ciudad y pronto empezamos a ver maravillosos
paisajes siguiendo la ruta 11, que discurre junto al Lago Argentino hasta llegar
al brazo Rico, ya en el Parque Nacional de Los Glaciares.
El Parque
Nacional de Los Glaciares se encuentra a 50 km de El Calafate. Está compuesto
por imponentes ríos de hielo que descienden de las cumbres y por los lagos
rodeados de bosques. Con una superficie de 2600 km², un 30% de su superficie es
hielo. En él hay 356 glaciares, aunque el más famoso es el Perito Moreno.
Antes de
entrar en el parque, paramos para pagar la tasa de acceso. Ésta nunca viene
incluida en las excursiones y hay que abonarla allí en efectivo y en pesos. Te mandan
muchos correos recordándotelo días ante de tu salida.
Pagada la
tasa, nos adentramos en el parque durante algunos kilómetros y tomamos la Curva
de los Suspiros, un enclave muy especial desde el que ya se ve de frente el inmenso
glaciar.
Un poco más
adelante llegamos al Puerto Bajo de las Sombras. Las vistas son maravillosas, no
sólo del glaciar, sino también de todo el entorno que lo rodea.
En el muelle nos
montamos en un barco navegando durante unos veinte minutos con vistas a la
pared sur del glaciar. Hacía mucho frío, pero todos estábamos en cubierta
haciendo fotos. La calma era total, las entradas están restringidas y había muy
poca gente por allí.
El barco nos
dejó a la izquierda del glaciar, donde caminamos un poquito para llegar a un refugio
que hay sobre la orilla del Lago Rico. Aún era más impresionante verlo tan
cerca.
Una espectacular
masa de hielo que se extiende por 5 km de ancho, con una altura de entre 60 y
80 metros y que baja lentamente desde los Andes. Es uno de los pocos glaciares
que avanzan en el mundo, unos dos metros al día. El hielo que se ve desde los
miradores se formó hace unos 40 años. Mientras el hielo va avanzando va
liberando presión dando lugar a estruendos parecidos a los truenos. Si estás
cerca también puedes escuchar como cruje.
Junto al
glaciar, nos pusimos los crampones e iniciamos el minitrekking. El personal fue
amabilísimo. Aunque no tuvieras idea de nada y se te diera mal andar sobre el
hielo, te ayudaban en todo y estaban pendientes de ti en todo momento. Bajar era
un poco complicado.
Anduvimos
durante más de una hora viendo grietas, cuevas, sumideros… El color azul tan
intenso… Increíble. Sólo el hecho de estar allí merecía la pena.
Antes de
bajarnos del glaciar, brindamos con un vaso de whisky con hielo del Perito Moreno,
y nos comimos unos bombones.
Después, atravesamos
los bosques hasta llegar al refugio y comer allí. (Es necesario llevarse comida,
porque allí no hay nada para comprar). El té y el café corrió a cargo de los
organizadores.
Estaba empezando
a nevar y eso hacía más mágico aún el viaje.
Cuando
acabamos de comer, cogimos el barco de nuevo y volvimos a subirnos al minibús para
llegar a las plataformas.
Otras entradas que te pueden interesar:
➤ Argentina: Día 5 - Mini trekking al Perito Moreno con Patagonia Dreams II