Mi barco salió a las 00’30 desde el
embarcadero que hay delante del Museo Fabergé, aunque me avisaron de que
tenía que estar media hora antes allí para canjear los tickets.
Cuando llegué, hice la cola y me senté a esperar. Allí mismo hay un bar donde tomarse algo. Digo yo que por
eso la insistencia de que se esté media hora antes allí. Si no, no lo veo
necesario.
Cuando vino el barco, hice otra vez la fila y me monté. Los asientos no son numerados, así que tienes que ser rápido si quieres coger un buen sitio. Mi barco era el modelo Festival. Al principio, todo el
mundo quiso montarse fuera para tener unas mejores vistas, pero poco a poco la
gente se iba cansando de pasar tantísimo frío (aunque daban mantas).
Dentro estaba todo demasiado oscuro. Muy elegante,
con velitas en las mesas, pero no se veía nada. Casi animaba a dormirte dadas
las horas que eran. Y muchos lo acabaron haciendo. El barco tenía un servicio
de comida y bebida a precio de fuera (para nada excesivo) y un músico, que fue
amenizando la velada con música muy relajante.
Desde el barco se pueden ver los canales de San Petersburgo y, poco a poco, va dirigiéndose a los puentes principales: Palace
Bridge, Troitsky Bridge, Liteyny Bridge, Bolsheokhtinsky Bridge, Alexander
Nevsky Bridge, Sampsonievsky Bridge and Blagoveschensky Bridge.
Justo a la hora a la que se levanta el primer
puente, se pueden ver un montón de barcos en hilera haciendo lo mismo que
nosotros. Además, decenas de autobuses aparcan cerca, para que la gente se baje
y vea el espectáculo. Parece una feria.
Lo mejor de las vistas, para mí, fue
disfrutarlas durante una de las noches blancas de San Petersburgo. Un fenómeno atmosférico
en el que los atardeceres son finales, los amaneceres son principios y la
oscuridad nunca es completa. Parece que nunca se va a poner el sol.
El paseo duró más de dos horas. El barco me dejó en el embarcadero que hay delante del Almirantazgo, porque cierran los
pequeños ríos y canales un poco después de la hora de salida de los cruceros.
Volví al hotel andando por Nevski en un atardecer perpetuo, en el que se
veía perfectamente por la calle a pesar de ser las 3 de la mañana. Las noches
blancas tienen su aquél, aunque también son un incordio si tu hotel no
tiene persianas o cortinas gruesas, o si se te olvida echarlas. ¡Tenlo en
cuenta!
El viaje en barco fue bonito, pero se me hizo
un poco largo. Quizá fuera por la hora, o por el frío helado que hacía, o por
las dos cosas 😊
▪Precio del Crucero para ver los puentes
levadizos de San Petersburgo: Romance of the drawbridges: 800 Rublos por persona.
El precio es el mismo si lo compras por internet o allí.
▪ Salida: a las 00’30 desde el muelle que hay
delante del Museo Fabergé. Fontanka river emb., 21.
▪ Llegada: a las 2’30 al muelle central.
Admiralty emb., 2.
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