Este año también se celebraba en la Feria de
Barcelona, en plena Plaza de España. Ubicación excepcional si se va en tren.
Yo fui en el AVE desde Madrid y mereció la pena, porque evitas el jaleo del
aeropuerto, que pilla muy retirado.
Lo primero que tienes que hacer al llegar para
disfrutar del salón: apuntarte a todas las actividades con aforo limitado para que no te quedes fuera.
Lo segundo, sea la hora que sea, es pasarte por los
puestos de comida. A las 14’00 es imposible pillar cosas, las colas son enormes
y cuando llegas al puesto ya no queda casi de nada. La verdad es que me impresionó la cantidad de
puestos de comida que había. Y a precios razonables. Mochis, yakitoris, cerveza
Sapporo y Asahi, takoyakis… incluso había kakigoris que estaba haciendo un
japonés.
En la Plaza Univers, justo a la entrada, no pararon
las actuaciones: concursos de Cosplay,
Anime Song Contest, bailes y actuaciones. La más reseñable fue la de Loverin
Tamburi, una banda que está de gira mundial y ha parado en Barcelona. http://www.loverintamburin.com/ Y
también varias exhibiciones de artes marciales.
El Pabellón 1 contó con un montón de actividades.
En la planta baja, al final, se situó el taller de cocina, con degustaciones,
catas a ciegas de ingredientes japoneses (incluso de sake)…
En el salón de actos se realizaron un montón de
conferencias y presentaciones de las novedades de varias editoriales y del
Estudio Ghibli. También hubo encuentros con autores como Takeshi Obata o Ken
Niimura, acompañados del famoso traductor Marc Bernabé. Y un sitio reservado al
airsoft.
En medio del salón, todo estaba dedicado a Pokémon.
El espacio, de 750m2, estaba lleno de Nintendos 3DS y 2DS para probar las
novedades Pokémon y participar en algunos torneos de videojuegos y cartas.
En la planta baja del Pabellón 2 se desarrollaron
los talleres de manga y de cosplay, un taller de aerografía y varias clases magistrales
de expertos invitados. También hubo un espacio dedicado al J-Pop y otro de
juegos japoneses.
La planta 2 era la más japonesa de todas: Espacio
del espíritu de Japón, dedicado a las tradiciones, cultura y terapias naturales
japonesas. Aquí fue donde más disfruté: exposiciones de ikebana, de jardines
zen, espacios de meditación (aunque en el que yo me metí no me gustó nada),
varias conferencias, talleres de comida macrobiótica, de cómo ponerse un
kimono, de masajes…
Por último, en la sala de proyecciones se pudieron
ver varias películas en español, catalán y en VOSE.
Lo único que no me gustó fue la organización de las
firmas: por sorteo y encima te firmaban en un papel oficial del salón, nada de posters,
ni dibujos. Y algunos dejaban hacerse fotos y otros no.
En general, una experiencia muy positiva.
Y, a la salida, no te olvides de quedarte a ver el
espectáculo de luces y música de la Fuente de Montjuïc.