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Laos: 14 cosas que ver y que hacer en Luang Prabang


1. Pasear por sus calles: el ambiente colonial y tranquilo de esta ciudad es digno de que disfrutes de él lentamente, sin prisas. Aquí no hay estrés, no hay barullo, nadie va corriendo… hasta las motos va lentas. Entre lo tradicional y lo moderno, lo urbano y la selva, un tranquilo paseo hará las delicias de cualquiera.

2. Participar en el Tak Bat (Procesión de las ánimas): todos los días, a las 5’30 de la mañana, aunque llueva, los monjes realizan su procesión pidiendo comida. Hay bastantes, en su mayoría jóvenes y niños. Por un módico precio puedes alquilar un sitio en la acera y comprar un poco de arroz para dárselo como ofrenda.

3. Visitar el Palacio Real: un museo que se ve rápido, pero cuyo salón principal asombra por la majestuosidad de sus paredes. La pieza más importante es la Phabat de oro, una imagen de Buda, del siglo XIV, que se saca en procesión una vez al año, durante el año nuevo budista. De ella deriva el nombre de la ciudad: Luang Prabang.


4. Hacer un recorrido por los Wat (templos) de la ciudad. Hay un montón. 


5. Subir a Phu Si: una colina que se encuentra en mitad de Luang Prabang, desde allí se obtienen unas vistas impresionantes. Para acceder a ella hay que armarse de paciencia y subir 328 escalones en zig zag.


6. Comprar gangas en el Mercado Nocturno: el mercado más tranquilo de Asia, así es como lo llaman. Y tienen razón. Sin apretujarse, sin gritos, sin prisas. Se regatea un poco y a seguir comprando souvenirs.


7. Cenar en los buffetes de la Food Street en el Mercado Nocturno: en una de las callejuelas alejadas del centro del Mercado Nocturno, aparece esta calle estrechita, cubierta con toldos. En ella hay un montón de puestos de comida, destacando los buffets. Por 1$ puedes comer todo lo que te quepa en el plato. Siempre está a reventar de turistas.


8. Probar los dulces laosianos: herencia de la época colonial francesa. Sus dulces están para chuparse los dedos. Hay un montón de pastelerías que harán que se te vayan los ojos mirando escaparates, como la famosa Le Banetton. A la salida del Mercado Nocturno, hay un puestecillo con dulces baratos y deliciosos.


9. Apuntarse a un curso de cocina: la cocina laosiana es muy peculiar y especiada. Muy rica en vegetales. En muchos hoteles y restaurantes del centro se dan clases de cocina o demostraciones. También en las agencias de Tourist Street os pueden informar sobre éstas.


10. Darse un masaje en Tourist Street: en la prolongación de esta calle hay un montón de centros de masaje. Pequeñitos, acogedores y con un toque zen muy agradable.


11. Cruzar un puente de bambú: si tienes la suerte de ir en la época seca (yo no la tuve), hay que cruzar uno de estos puentes de quita y pon. Se pagan unos céntimos y se siente la experiencia.


12. Visitar algún centro de artesanía: aunque hay muchas tiendas de artesanía en Luang Prabang, siempre es bueno ir a ver cómo hacen estos artículos in situ. Hay varios centros que se pueden visitar.


13. Visitar una granja: en los alrededores de la ciudad hay varias granjas en las que se puede entrar y dónde te enseñan cómo es su vida diaria. Incluso puedes plantar o cosechar arroz con ellos. Suelen ser algo caras para los precios de la zona.


14. Alquilar una bici: casi no hay tráfico y la zona turística la cierran, incluso a los tuk tuk, cuando es fin de semana. Esto lo hace ideal para que puedas dar una vuelta tranquila disfrutando de los monumentos y de la ribera del río. 



Una visita al Mercado de Productores de Matadero


Todos los últimos fines de semana de cada mes puedes asistir a este original mercado ecológico, al más puro estilo anglosajón. Se celebra en la plaza central del Centro Cultural Matadero – Madrid. Aquí puedes ver otro post que ya hice sobre este genial espacio: Matadero.

En estos tenderetes, decorados con mucho gusto, se ponen a la venta productos procedentes de todo Madrid, incluida la Sierra de Guadarrama. Muchos de los establecimientos cuentan, además, con la marca de garantía de los alimentos de Madrid (M Producto certificado).

Sorprende la gran diversidad de productos ecológicos que ofrece esta región, y es genial que haya iniciativas como ésta para fomentar el consumo local y de proximidad.

Miel, helados, pasteles increíbles, frutas y verduras, quesos, vermut, cerveza, empanadas… la variedad es enorme. 



Además de los puestos de venta, hay amplias zonas habilitadas para poder sentarse a comer y beber lo que hayas comprado tranquilamente. Aunque a la hora punta, es casi imposible pillar hueco.



También se suele amenizar el mercado con actividades como degustaciones, demostraciones culinarias, música, talleres infantiles… Todo esto se une a la amplia oferta cultural y alternativa como es el genial Matadero. Un sitio que, como Conde Duque, me encanta.


Yo tuve la oportunidad de visitarlo durante la Feria de la Tapa y el bullicio era enorme. No cabía un alma. Y, mira que es grande…

Sus objetivos son bastante interesantes:
  • Estimular el consumo de productos de cercanía, artesanos, ecológicos y de calidad.
  • Dar a conocer la más completa oferta agroalimentaria de la Comunidad de Madrid.
  • Ofrecer al visitante una experiencia de compra diferente, moderna y original.
  • Promover la cooperación y el intercambio empresarial.
  • Potenciar el turismo gastronómico.


No dudes en visitarlo y participar en esta gran iniciativa: el mayor espacio de exposición, venta y degustación de productos de alimentación artesanos y ecológicos de la Comunidad de Madrid. Altamente recomendable.


   MERCADO DE PRODUCTORES   
Horario: último fin de semana de cada mes.
Sábados: de 11’00 a 19’00
Domingos: de 11’00 a 17’00
Matadero Madrid, Plaza de Legazpi, 8
Metro: Legazpi.


Camboya: Otras cosas que hacer en Siem Reap (y por qué no las hice)


1. Pueblo Cultural Camboyano: es un centro de interpretación, más parecido a un parque temático, abarrotado de asiáticos. No está dirigido a público occidental, que parece que lo ve un poco estrambótico. En él se representan las distintas etnias del país, con maquetas, estatuas de cera, actores que interpretan diversas danzas…

El parque está muy dejado y muchas veces hay un montón de zonas cerradas al público, a pesar de haber pagado la entrada y haberlas visto disponibles en su web. Lo único que merece la pena son los espectáculos, como la recreación de una boda tradicional, que tienen un horario fijo, por lo que hay que estar pendiente para no perdérselos.

Casi no hay carteles y el inglés es casi inexistente, por lo que se hace muy difícil de entender lo que se está representando en cada área. Quizás a las familias con niños les impresione algo, pero el precio parece excesivo para lo que ofertan:  15$. Últimamente, no funciona ni su página web.

Dirección: NR6, Krong Siem Reap, Camboya.   Está a medio camino entre la ciudad y el aeropuerto.

2. Museo de Replicas en miniatura de Angkor: no es un museo, aunque lo anuncien así. El sitio está un poco escondido y no hay carteles hasta que estás justo delante. Un señor ha hecho unas cuantas esculturas de los templos, los ha puesto en su jardín trasero y cobra 1’5$ a quien quiera verlas. La visita no dura más de 15 minutos, en la que una anciana, con un muy limitado inglés, va enseñando las obras. 


Se pueden ver las esculturas de tres templos: Bantaey Srei (lleno de musgo), Bayon, y Angkor Wat. Están bastante dejados.

Dirección: Miniature Replicas of Angkor, Quarrier Slokram, Sub Pagoda Polinka, Siem Reap, Camboya.

3. Visita al pueblo flotante de Chong Kneas: está situado en el lago de Tonlé Sap. Se accede en tuk tuk y luego se coge un barco para visitar el poblado. Los locales no paran de afirmar que la zona se ha convertido en pura corrupción. La mafia, que se encarga de las empresas turísticas, obliga a los pescadores pobres a quedarse en esa zona, incluidos sus hijos, para que la feria turística siga. Es una pena, porque así no pueden ni ir a la escuela, ni mejorar su situación, ni salir de la pobreza.


Internet está lleno de relatos que cuentan estafas en este tipo de visitas. Por lo visto, es muy común que los barqueros pidan donaciones de más de 50$ para los huérfanos (o eso dicen), incluso con amenazas. Te llevan a una tienda donde tienes que comprar arroz para los niños pobres por 50$, que se suponen que se han quedado huérfanos porque sus padres se han muerto ahogados (“Buy the orphans rice”). El lugar entero da grima. Todo el dinero va a parar a las mafias. Además, el bote que por narices tienes que coger, tiene un precio variable por persona. 10$, 20$… en fin, depende de por dónde les dé.

4. Granja de cocodrilos: un lugar muy pequeño, lleno de cocodrilos asfixiándose. La entrada cuesta 3$, pero nadie lo recomienda. Las condiciones son horrorosas para estos pobres animales. Sin casi espacio para moverse, su destino será el de convertirse en carteras y cinturones (que puedes comprar en su tienda de regalos).


Lo más horripilante de todo es que puedes comprar un pollito vivo para tirárselo a los cocodrilos y ver cómo acaban con él. Un espectáculo deleznable que hay que evitar a toda costa. Hay cosas mucho más interesantes que ver en esta ciudad.

Dirección: on road 63 to Tonle Sap Lake, Siem Reap, Camboya.

5. Espectáculos de kick boxing: lleno de humo de tabaco y abarrotado de gente apostando a gritos. Si no te gusta ver cómo dos hombres de dan de hostias, óbvialo. En caso contrario, elije bien tu entrada. Hay de dos tipos: una es para ver una pelea real y la otra es para ver un espectáculo del tipo pressing catch. Las peleas las televisa la cadena nacional.


6. Espectáculos de lady boys: bueno, todo es cuestión de gustos. A veces es tan difícil diferenciar a un lady boy de una chica, que su talento es innegable. Hay bastantes espectáculos por la ciudad, basta con preguntar en el hotel. En concreto (a las 20’30), hay uno al final del Mercado nocturno donde puedes contratar un masaje y, mientras esperas puedes beber cerveza barata viendo el espectáculo. También hay shows en el Linga Bar, cerca de Pub Street, en The Passage.




Camboya: 15 cosas que ver y que hacer en Siem Reap (aparte de Angkor)



15 cosas que ver y que hacer en Siem Reap (aparte de Angkor)


1. Tomarse algo en la mítica Pub Street: la zona más famosa de la ciudad. Hay un montón de restaurantes, cafeterías, tiendas de souvenirs y cajeros. Se reconoce porque es el sitio donde hay más tuk tuk aparcados, y más gente. En ambas entradas a la calle hay un gran cartel de lucecitas y está todo iluminado con cubos de colores.

El precio de la comida es europeo, aunque hay bastantes ofertas con las cervezas y combinados. En algunos pubs, la happy hour dura todo el día. La comida es predominantemente occidental, pero también hay lugares donde ofertan comida jemer y hot pot.

Alrededor de Pub Street han surgido un montón de calles similares y con grandes ofertas. La tradicional happy pizza (con marihuana) está en declive y ya no hay tantos sitios donde la vendan.


2. Comprar recuerdos en el Old Market: el mercado viejo es el mejor sitio para comprar souvenirs. Como en todas partes, habrá que regatear para obtener un buen precio. Las tiendas que dan a la calle están abiertas hasta por la noche, las del interior cierran a las18’00, más o menos.

Dentro hay un ambiente muy agobiante. En el centro se encuentran los puestos de comida y el olor a sangre, carne y pescado, es sofocante.


3. Comprar más recuerdos en el Night Market: cuando cierra el Old Market puedes seguir de comprar en este mercado nocturno, aunque algunos puestos también abren por la tarde. Es mucho más moderno y tranquilo. Se encuentra en la otra orilla del canal y para llegar a él hay que cruzar el puente. Los precios son más altos porque se centra, básicamente, en la venta de artesanía.

También tiene algunos restaurantes en su interior, que no tienen mala pinta.


4. Hacer la ruta de los Wat (Templos): la ciudad está llena de pequeños templos a los que puedes dedicar parte de una mañana. Su visita es gratuita y es bonito ver a los monjes rezando y cantando en su interior. Suelen cerrar a las 18’00.

●  Wat Preah Prom Rath: es el templo más famoso de Siem Reap. Está junto al canal y data de 1915. Es bastante grande, pero no le dedicarás más de diez minutos.


●  Wat Phomcheck Phomchom: pequeñito, pero agradable. Se encuentra situado en frente de los Jardines de la Independencia y en sus puertas hay músicos tocando piezas tradicionales. En el exterior, en mitad de una rotonda, hay un pequeño templete siempre lleno de ofrendas y gente rezando.


●  Wat Bo: es uno de los más antiguos de Siem Reap. Alberga pinturas murales de finales del XIX.


●  Wat Preah Inkosei: está construido sobre un antiguo templo angkoriano, todavía se conserva su puerta trasera original.


●  Wat Athvea: atractiva pagoda situada en el terreno de un antiguo templo.


●  Wat Thmei: está situada junto a la bifurcación izquierda de la carretera a Angkor Wat. Tiene una stupa decorada con restos óseos de las víctimas de los jemeres rojos.


5. Visitar el Museo Nacional de Angkor: su precio es excesivo, 12$ por persona. Está en la carretera que va a Angkor y el edificio es muy hermoso.


6. Darse un paseo por la Residencia Real y los Jardines Reales: la Residencia no presenta mucho interés. No se puede visitar, ni tiene mucho aspecto de palacio. Es famosa por ser el lugar en el que se albergaba el rey cuando venía de visita a la ciudad.

En frente puedes ver los jardines, llenos de árboles donde descansan los enormes murciélagos de la fruta. A la izquierda tienes un magnífico templo y delante está situado el Hotel Central.


7. Disfrutar de un tradicional Espectáculo de Apsara: hay dos espectáculos famosos en la ciudad. El primero se realiza cada noche en el Hotel Central. El espectáculo es bastante caro; la otra opción te lleva a Pub Street. Allí está Temple Club, en cuya segunda planta se ofrecen espectáculos de Apsara cada noche a las 20’00. Los bailarines no tienen mucha calidad, pero le ponen ganas. Los músicos sí que resultan más profesionales.

El espectáculo es gratuito para todos aquellos que se quieran tomar algo en el pub, o jugar al billar. Está repleto de comida occidental y cervezas a 1$ ó menos.


8. Deleitarte en el Circus Phare: la joya de la corona de Siem Reap. Un espectáculo único y una gran oportunidad para apoyar una buena causa. En este post amplío la información sobre este tema. 👉  Más información.


9. Darse un masaje: la ciudad está llena de locales y spa, desde los más cutres, hasta los más suntuosos, las relaciones públicas no pararan de atosigarte con propaganda.


10. Darse un masaje de pies con peces (ictioterapia – Fish massage): antes de que se pusiera de moda en el resto del mundo, los camboyano ya habían inventado esta manera tan rara de masaje. Locales con pececitos hay por todas partes a precios razonables. O lo disfrutas plácidamente, o no lo soportas desde el minuto cero y tienes que dejarlo.

Cuidado, pueden transmitir enfermedades como el sida o la hepatitis C. Estos peces nadan en aguas termales donde se sumergen todo tipo de pacientes. A través de los mordiscos de los animales, bacterias y virus pueden ser transmitidos de unos clientes a otros. De ahí que ya hayan sido prohibidos en algunas zonas de EE.UU. y Canadá.


11. Montarse en un tuk tuk: es algo imprescindible para vivir Siem Reap a tope. Los tuk tuk están por todos lados, hasta hay algunos con una pegatina que afirma que son VIP. Los conductores suelen ser muy insistentes y molestan saliendo a cada paso para encasquetarte uno. Deben cobrar 1$ por trayecto urbano y 2$, si es por la noche. Todo lo que exceda este precio hay que regatearlo duramente.


12. Hacer la ruta de los puentes: la ciudad está llena de encantadores puentes que cruzan el canal. En la rivera hay un bonito paseo lleno de bancos para sentarse, esculturas y farolas con detalles labrados.




13. Participar en un curso de comida camboyana: casi todos los restaurantes y pubs del centro, así como bastantes hoteles, ofrecen un curso básico para turistas.

14. Perderse por sus calles para salir del espejismo (todo está perfecto) que han montado en el centro, para saber lo que se cuece realmente en esta ciudad, ver cómo viven y cómo es el día a día de estas gentes más allá de la zona turística.


15. Sentirse como Batman: ver miles de murciélagos gigantes yendo cada día, al anochecer, durante más de 20 minutos, hacia Angkor para comer un aperitivo.


Una vez visto y hecho todo, sólo te queda una cosa: visitar la maravillosa Angkor