Existen tres enclaves únicos donde poder disfrutar
de este tipo de paisaje arquitectónico: en Guadalajara, en Segovia (junto con
los pueblos rojos) y en Madrid (siendo el pueblo de Patones el más famoso). Hoy
me voy a centrar en la ruta más famosa: la de la provincia de Guadalajara.
La arquitectura negra
En Guadalajara, entre Somosierra y la Sierra de
Ayllón se encuentra uno de los conjuntos más representativos de la arquitectura
negra. Tan impresionante, que está en proceso de ser declarada Patrimonio de la
Humanidad por la UNESCO.
Este tipo de arquitectura utiliza la pizarra negra
para las cubiertas y los muros de las casas, debido a la gran presencia de este
material en la comarca. Para protegerse
de los largos y duros inviernos las casas tienen unos muros muy anchos y las
habitaciones, a excepción de la cocina y la zona de chimenea, son pequeñas, al
igual que las ventanas.
El entorno es precioso. El río Sorbe al este, el
Jarama y el Jaramilla al oeste y, al norte, el Hayedo de Tejera Negra, una Zona
de Protección Especial.
Existen muchas variantes de esta ruta. Las más
conocidas son dos:
1. Campillejo, El Espinar, Campillo de Ranas y
Majaelrayo.
2. Almiruete, Palancares, Valverde de los Arroyos,
Umbralejo y Galve de Sorbe.
Yo la hice desde Madrid en un solo día,
aprovechando hasta el último minuto. Intenté combinar las dos rutas y añadir
algo más para poder ver cuanto más, mejor. Es cierto que se puede ver todo en
un día, pero si tienes la oportunidad de hacer noche en una de las muchas casas
rurales que hay por la zona, te lo recomendaría. Así podrías aprovechar para
pararte a disfrutar del Hayedo de la Tejera Negra, yo lo tuve que
dejar ya para otra ocasión.
Ruta de los Pueblos Negros desde Madrid
1. Tamajón (155 habitantes): este pueblo es la
puerta de acceso a la arquitectura negra. No presenta muchos ejemplos de ella, pero hay
que detenerse para comprar algo típico en su tienda-bar de la entrada (luego
te va a ser difícil encontrar tiendas), y pararte a ver tres enclaves
importantes:
● Iglesia de la Asunción: una bonita construcción
románica, del siglo XIII, que se levanta imponente sobre un pequeño montículo a
la salida del pueblo.
● El Palacio de los Mendoza: de estilo plateresco,
hoy alberga el Ayuntamiento.
● La Ciudad Encantada de Tamajón: a la salida del
pueblo, siguiendo las señales hacia la Ermita de la Virgen de los Enebrales,
llegarás a una zona muy bien señalizada en la que podrás ver curiosas
formaciones rocosas.
2. Almiruete (24 habitantes): pueblo especialmente
pintoresco. Fue uno de mis favoritos, con un encanto especial. Su iglesia
románica, pequeñita, se encuentra al norte. La tradición cuenta que
durante una peste que asoló la comarca, sus habitantes se encomendaron a la
Virgen de los Enebrales y fueron en peregrinación a su ermita ofreciéndole comida.
Así ocurrió y en conmemoración de este milagro se celebra desde entonces esta
fiesta de la Colación en la que reparten queso con magdalenas y pan (cocidos
por ellos en el viejo horno de leña vecinal del pueblo a la vieja usanza) a
vecinos y visitantes. Apúntatelo para el 8 de mayo.
3. Palancares: una pequeña pedanía de Tamajón, situada a media altura de una ladera que desciende hasta el río Seco, rodeada de bellos paisajes con bosques de robles. Su iglesia parroquial contiene una pila bautismal románica. Pequeñito, pequeñito, pero con encanto.
4. Campillejo: esta pequeña aldea, puramente
construida en arquitectura negra, tiene varios restaurantes y casas
rurales. Es muy turística. Lo que más destaca, además de pasearse por sus
calles negras y bien cuidadas, es su bonita iglesia.
5. El Espinar (20 habitantes): pedanía de Campillo
de Ranas. Cuando fui me sorprendió que estaba llena de gente con aspecto
muy alternativo o hippy. También me llamó la atención en lavadero que está a
la entrada del pueblo, junto al desvío.
Lavadero
6. Campillo de Ranas (186 habitantes): más famoso y
más grande, ya fue nombrado en Los Episodios Nacionales de Galdós. Desde allí,
el paisaje es más impresionante aún, ideal para los amantes de las aves. Su
plaza y su iglesia bien merecen una parada. Eso sí, está lleno de turistas.
Aquí también hay opción para quedarse en alguno de sus restaurantes. Pese a ser
tan pequeño, hoy es como la capital del valle. Aunque se mantuvo aislado
durante años por la falta de caminos y lo abrupto del terreno.
7. Robleluengo (28 habitantes): una bonita iglesia y una vista genial del valle y de sus pájaros.
8. Majaelrayo (54 habitantes): el pueblo que se
hizo famoso gracias al abuelo Jesús, que en los noventa salía en el anuncio de
Mitsubishi Montero. Recuerdo que ese año todo el mundo estaba imitando al
abuelo y todos querían visitar este remoto pueblo (he de decir que esa misma
Semana Santa yo también lo hice…). Majaelrayo mantiene su esencia. Pueblo
negro, con varios restaurantes. https://www.youtube.com/watch?v=ROuw4AeYTpQ
9. Valverde de los Arroyos (89 habitantes): es el
pueblo negro más turístico de todos los que he visitado hasta ahora. Está
lleno de restaurantes, tiendas, cafeterías, alojamientos, un museo etnológico… Aquí
la arquitectura negra presenta también tintes dorados, debido a que sobre el
armazón de madera la cubierta de pizarra se intercala con el uso de la
cuarcita, que le aporta ramalazos de luz a su típica oscuridad. Si tenéis
tiempo, cerca están las chorreras de Despeñalagua, una cascada con una caída de
más de 80 metros de altura. Es de destacar también en los alrededores la Ribera
del río Sorbe, con su zona de baño junto a un antiguo molino de piedra
10. Galve de Sorbe (113 habitantes): siguiendo la carretera, mi excursión terminó aquí. No es un pueblo negro pero merecía la pena pararse un poco
a descansar viendo su castillo antes de volver a casa. Galve tiene un hostal,
pero curiosamente no tiene tiendas. Pregunté a una señora de por allí y me dijo que no había tiendas porque salían muy caras de mantener… En Semana Santa
realizan una pintoresca procesión hasta su cercana ermita. Los horquilleros se
subastan en la iglesia (a ver quién da más por llevar al Santo) y todos los
vecinos van detrás de la procesión, a oscuras y cantando. El camino tan sólo se
ilumina con las velas y candiles que lleva cada uno. Fue una bonita experiencia
en la que participé de pequeña cuando fui a ver el famoso pueblo de Mayaelrayo.