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Nueva Zelanda: Día 10 – Qué ver en Te Anau, la entrada al fiordo Milford Sound


Este pueblo de 3000 habitantes se emplaza a la orilla del lago del mismo nombre. Decidí  contratar el hotel aquí porque Queestown es demasiado bulliciosa, toda llena de hostales, pubs y discotecas, y había leído muchos comentarios de viajeros que se quejaban de no poder descansar en condiciones. Además, Te Anau es la puerta de entrada a Milford Sound, un magnífico fiordo, visitable por carretera y agua. 




Aparte de eso, el pueblo tiene poco que ofrecer. Unos cuantos restaurantes y cafeterías, algunos hoteles y dos supermercados. En el i-site junto al lago tienen toda la información turística de la zona y, justo al lado, está la terminal desde donde salen los cruceros para recorrer el fiordo. También ahí te informarán de las cuevas de luciérnagas a las que se accede sólo en barco. 

En coche se tarda una hora  y media en llegar a la entrada al fiordo. Conviene siempre salir a primera hora de la mañana para evitar la manada de autobuses que, desde Queenstown, salen para visitarlo. Por el camino, hay varias rutas pequeñitas que merecen una visita.

Las distancias están tomadas desde Te Anau:
  • 29km - Te Anau Downs: imponente puerto desde donde salen los alpinistas para hacer la maravillosa Mildford Track, de varios días de duración, recorriendo los bosques neozelandeses hasta llegar al fiordo.
  • 57km - Mirror Lakes: Lagos famosos para ver cómo se reflejan en ellos las montañas en los días claros.
  • 77km - Lake Gunn: con vistas impresionantes, esta pequeña ruta dura tan sólo 45 minutos.
  • 84km - The Divide: este es el punto de partida de las rutas Greenstone y Routeburn y para los que quieren escalar la montaña hasta llegar a Key Summit.
  • 99km - Homer Tunnel: un túnel de montaña, sin luces, que hay que atravesar para llegar al fiordo. Normalmente hay muchos peligros de avalancha en la zona. Se tardan tan sólo 15 minutos en llegar al mirador.
  • 107km - Espectaculares cascadas a 10 minutos de la carretera.
  • 117km - Llegada a la entrada de Milford Sound. 
Desafortunadamente, al día siguiente amanecimos nevados. Fuimos al i-site y me dijeron que la carretera a Mildford Sound estaba cerrada y que todos los barcos estaban cancelados. Se esperaban grandes nevadas durante los siguientes tres días. Así que... abandoné la idea de visitar el fiordo. Una pena.



Nueva Zelanda: Día 10 – Opinión del Aden Motel de Te Anau


Sin duda, el mejor hotel en el que estuve en Nueva Zelanda. Este pequeño motel cuenta con unas pocas habitaciones que bien podrían ser pisos.

Los dueños se habían ido de vacaciones en las fechas que estuve allí. No obstante, me recibió una viejecita encantadora que me enseñó la habitación, me dio un poco de charla y me regaló botellas de leche y pastelitos. Un gran detalle, teniendo en cuenta que llegué ya de noche cerrada.

La habitación tenía una terracita con unas sillas y una mesa. Un gran ventanal daba acceso al salón-cocina, donde había un sofá, dos sillones, una mesa de comedor con sillas, una tele de pantalla plana y una cama individual. También había un DVD y la posibilidad de alquilar películas en recepción. 


La cocina estaba totalmente equipada de máquinas y cacharros. La mujer me dijo que si necesitaba algo que lo pidiera. 


La habitación estaba a la derecha, con un gran armario empotrado, lleno de mantas, una gran cama con un nórdico y una manta eléctrica y otra tele. Todo muy bien calefactado.


El baño estaba dividido en un pasillo, donde estaba el lavabo y los espejos, una zona para la ducha y otra zona para el WC. Así estaba mejor aislado del frío.


También había wifi gratis que funcionaba muy bien.

En la puerta de cada habitación había una zona privada para aparcar. Todo lo de fuera también estaba todo muy bien decorado, hasta con un huerto ecológico y todo.

No tiene restaurante, pero sirven desayunos en las habitaciones por 12’50NZ$ por persona y noche.

Todo muy limpio, acogedor y calentito. Me encantó.

💲 Precio para dos noches: 97€


   ADEN MOTEL   
57-59 Quintin Drive
Te Anau

Nueva Zelanda: Día 10 – Desde el Desfiladero de Haast hasta Queenstown - Wanaka y Arrowtown


Desde el Glaciar Fox me quedaba un largo recorrido de más de 4 horas atravesando las montañas. Eso sí, fue la jornada de viaje con los mejores paisajes que he visto nunca. Ya se dice: “En Nueva Zelanda hará que abras la boca de asombro al menos una vez al día al ver su naturaleza.” Y tienen razón.


Mi primera parada fue el Lago Moeraki y Knight’s Point, que debe su nombre al perro de un topógrafo. Aquí fue donde se inauguró la carretera de Haast en 1965. Hay un obelisco que conmemora la finalización de la carretera que conecta Westland con Otago. También tiene un mirador para disfrutar del mar. 




Después de bordear la costa, me adentré en la Región de Haast, llena de una naturaleza tan asombrosa que le ha valido su inclusión en la lista de Patrimonio de la Unesco. Haast se divide en tres partes: Haast Village, Haast Beach y Haast Junktion. 

Se puede optar por atravesar el pueblo y llegar en una hora a Jackson Bay, donde acaba la carretera. Yo preferí atravesar el desfiladero hasta Wanaka. Por este camino se sigue el curso del río Haast y se sube hasta el desfiladero de Haast y Monte Aspiring, con paisajes que dejan boquiabiertos. Cascadas, lagos, bosques, nieves... El paisaje va cambiando continuamente. 

 ¡Cuidado! 

Planifica bien tu viaje porque la carretera que une Haast con Makarora, que está a una hora en coche, cierra todas las noches del año de 16:00 a 8:30. Si vas al contrario, la carretera cierra en Makarora a las 16:30 y la abren a las 8:30.

Además, tienes que llevar el coche lleno de combustible. En este tramo no hay ninguna gasolinera, tan sólo algunos restaurantes y hoteles. 

La gasolina en Haast Junction ha sido la más caras de todo mi viaje. Yo me negué a echar allí. Lo que pasa es que se aprovechan porque saben que lo más cercano está a 120 Km, en Fox Glacier. Y la gente prefiere llenar el depósito antes de adentrarse en el desfiladero. Yo ya iba advertida.

Por fin me quité de en medio la zona peligrosa y avancé hacia Wanaka

Visitando Wanaka

Con sus 5.000 habitantes, éste es el pueblo más importante de la zona. A tan sólo 71 km de Queenstown. La población basa su interés turístico en los deportes de aventura, en el enorme lago Wanaka (con un impresionante azul) y en los esquiadores que suben a las cercanas estaciones de Trebble Cone y Cardrona, cuya carretera es una de las más altas entre las asfaltadas  de Australasia. 

Tras pasear por la pequeña localidad, acabé en Puzzling World, que está en el top 10 de las atracciones más raras del mundo. Un lugar lleno de hologramas, ilusiones ópticas, laberintos... Incluso hay puzzles en los aseos. Está a 2km de Wanaka. Puedes entrar gratis a ver la torre inclinada, las casas giradas, los baños romanos y la cafetería, que está llena de puzzles y juegos de estrategias gratuitos. 









Visitando Arrowtown 

La carretera hacia Queenstown desde Wanaka es otro ejemplo de paisajes impensables. El trayecto, lleno de curvas, se me hizo difícil de llevar por la lluvia y por la nieve que empezaba a acumularse. Esto hizo que mi camino se retrasara. 




Una vez bajada la montaña, hice una paradita improvisada en Arrowtown. A 21km de Queenstown, es un pequeño pueblecito de 1000 habitantes que se fundó en 1862 cuando un minero encontró oro en el cañón Arrow.

Del actual pueblo se dice que es un paraíso para fotógrafos y artistas. Yo no lo encontré tan interesante, la verdad. Tiene muy pocas calles. La principal, Buckingham Street, está llena de los edificios originales restaurados y convertidos en restaurantes, hoteles y cafeterías. En esa misma calle está la Gold Shop, una tienda que muestra una gran pepita de oro de 131 gramos. Se la encontraron  en 1993 en el río. 

Lo más interesante del pueblo es el antiguo asentamiento minero chino. Hay un amplio aparcamiento gratuito en la entrada. Está al final de Buckingham Street. Hay que bajar unas escaleritas y se sigue el itinerario indicado en los paneles informativos que van contando las malas condiciones de vida de los pobres mineros chinos. Las antiguas cabañas están siguiendo el curso del río, por lo que el paseo es bastante bonito por la rivera, andando o en bici, que también alquilan allí. Al estar en mitad del campo, no tiene horario. Siempre está abierto. 







Si te quedas con ganas, también puedes ir a Macetown, a 14km, donde hay una localidad minera fantasma. La carretera atraviesa el río más de 25 veces, por lo que no se aconseja ir en coche por su mal estado y por las posibles inundaciones. Pero desde Arrowtown y desde Queenstown salen excursiones que incluyen la experiencia de buscar oro en el río con una criba. 



Después de parar un poquito en el pueblo, proseguí hacia Queenstown, donde hice otra paradita para cenar y salir corriendo hacia Te Anau. Aún me quedaba un largo camino...

Nueva Zelanda: Día 10 – Cómo llegar al Fox Glacier


Los glaciares Franz Josef y Fox están separados por tan sólo 23 km. Éste tiene una longitud de 13’5 km y un desnivel de casi 3.000m. Su nombre se debe a la visita del primer turista en 1872, el primer ministro Sir William Fox. El pueblo está a escasos minutos del aparcamiento y tiene 300 habitantes, pero poco que ofrecer al turista, tan sólo resort de montaña y un camping.

Mi siguiente parada sería para ver el Glaciar Fox. Desde el aparcamiento hasta el inicio del glaciar hay 50 minutos. El camino empieza llano, aunque con muchas piedras, para luego empezar el ascenso. El tramo es mucho más largo que el de Franz Josef y estaba mucho más visitado. De hecho, mucha gente abandonaba las cuestas empinadas y no llegaba al final.







Por el camino se atraviesan arroyos y cascadas. Algunos sitios son peligrosos y hay carteles de prohibido pararse, pero cuando la pendiente no acaba… es casi inevitable.

Hay que llegar arriba. Yo tuve la suerte de ir en un día claro y las vallas estaban bastante cercanas al glaciar, por lo que las vistas fueron increíbles. De un azul precioso, el glaciar te deja boquiabierto.





Y vuelta camino abajo hacia el coche, porque me esperaba un largo trayecto hacia Te Anau. Una de las jornadas más largas de conducción del viaje, atravesando el Estrecho de Haast






Nueva Zelanda: Día 10 – Visitando el Lake Matheson, el Mirror Lake


👉 El mejor lago que he visto en toda Nueva Zelanda. 

Desde el hostal de Franz Josef, me fui directamente a ver este Lago Espejo, que está a 10 minutos del pueblo y a 6 km de Fox. El lago Matheson es también llamado Mirror Lake porque en él se reflejan perfectamente el Monte Cook (el más grande del país, con sus 3.724m) y el Monte Tasman. Es el lago más fotografiado de Nueva Zelanda.


Esta preciosidad se formó gracias a las glaciaciones, hace unos 14.000 años. El reflejo tan perfecto se consigue gracias al color marrón oscuro de sus aguas debido a la materia orgánica que se filtra a través del suelo del bosque que lo rodea.

En el aparcamiento hay una cafetería. El camino hacia el lago está justo detrás y está muy bien señalado. Primero se va por una zona habilitada para sillas de ruedas que atraviesa el magnífico bosque lleno de pinos y especies autóctonas. Así se llega a Jetty Viewpoint, donde hay un puente desde donde se pueden hacer maravillosas fotos del lago y de sus reflejos.




Es al amanecer y al atardecer cuando se obtienen las mejores vistas. Se tardan unos 30 minutos en llegar a Jetty Viewpoint y 1h30’ en hacer el circuito del lago.