Desde el
Bosque de los Arrayanes, único bosque de arrayanes del mundo, embarcamos en el
Modesta Victoria y atravesamos nuevamente el Lago Nahuel Huapi durante 40
minutos hasta llegar a Isla Victoria. Las vistas desde Puerto Anchorena eran
maravillosas.
La isla tiene
una superficie de 31 km² y está dividida en tres áreas, de las que sólo una
está abierta al turismo. Su descubridor fue Juan Fernández, quien en 1620 llegó
a ella mientras buscaba la mítica Ciudad de los Césares. Cuando llegó, vio que
la isla estaba habitada por grupos indígenas, pero no se sabe más de ellos a lo
largo de la historia. El siguiente en hablar de la isla es el misionero
Francisco Menéndez, que llegó allí a finales del XVIII y la encontró deshabitada.
Nuestro guía
de Parques Nacionales nos acompañó durante un paseo muy ameno en el que nos
contó la historia de Isla Victoria y las plantas que estábamos viendo. Un guía dedicado
y que transmitía mucho interés por el tema.
Los primeros
turistas de la isla fueron los Anchorena, quienes quedaron encantados con ella
y la quisieron comprar. De hecho, en 1907, el Congreso le otorgó su usufructo de
por vida. Y construyó una estancia en la que vivió su guardés, el ingeniero
Otto Mühlenpfort. Este se encargó de introducir plantas de todo mundo dando
lugar a lo que se ve ahora, que parece más un bosque americano con todas las
secuoyas que hay, que un bosque autóctono.
La cosa le
duró poco. No iban mucho por allí y el acceso y tanta tranquilidad hicieron que renunciara
a ella y la devolviera. La historia de la isla no fue mucho mejor. Incluso llegaron
a hacer una especie de zoológico en ella, un coto de caza, un telesilla y un camping.
Bueno, la idea del camping aún sigue en pie y actualmente hay un hotel
funcionando.
Acabado nuestro
paseo por este Jardín Botánico, con especies de todo el mundo, nuestro guía se
despide de nosotros y tenemos tiempo libre para comer en el restaurante que hay
allí o caminar por la isla para ver las pinturas rupestres por nuestra cuenta.
Obviamente,
elegí lo segundo. Un pequeño camino me llevó hacia unas rocas en las que se ven
dibujos Tehuelches.
El camino es
bonito y acaba en Playa del Toro, en forma de media luna y de arena volcánica,
desde donde se ve el lago, los bosques y los montes nevados.
Llegada la
hora, vino nuestro barco para llevarnos de nuevo a Puerto Pañuelo donde nos
estaba esperando el autobús de vuelta a Bariloche.
Era mi última noche en la
ciudad. No pude evitar darme una vuelta más por las chocolaterías y acabar comprando
un montón de bombones.
Cosas a tener en cuenta
🌲 Dile a tu agencia en qué barco te quieres montar cuando contrates la excursión, para evitar sorpresas. En el Modesta Victoria o en el Cau Cau.
🌲 Para ahorrarte dinero, puedes llegar a Puerto Pañuelo por tu cuenta en el autobús 20 y con tu Tarjeta SUBE. Consulta sus horarios y no tendrás que pagar el traslado al hotel. Aunque tendrás que estar pendiente de los autobuses y puede que pierdas tiempo. www.mibus.com.ar/bariloche/
🌲 Precio de la entrada al Parque Nacional Nahuel Huapi:
🌲 Llévate tu propia comida. En Puerto Pañuelo hay una tienda-restaurante cara y en Isla Victoria hay un restaurante aún más caro. Además, se llena y perderás tiempo de visitar la isla mientras esperar para comer.
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