En el pequeño
pueblo de Arteaga, en mitad de una gran llanura, se sitúa un bello castillo
gótico del siglo XIII. Originariamente se componía de una torre central, con
una muralla con torres en las cuatro esquinas. En el 1358 Pedro de Castilla
acabó con esta construcción, aunque se volvió a levantar poco después.
A pesar de su
esplendor, siglos después se usó como terreno de labranza, quedando muy degradada
su estructura. Así lo encontró el arquitecto que mandaron los Arteaga en el
siglo XIX para construir en el solar un gran palacio. El linaje de los Arteaga
estaba enlazado con la esposa de Napoleón III, la emperatriz Eugenia de
Montijo.
Eugenia de
Montijo, quien estaba vinculada con la Casa de Alba, promovió la reforma del
torreón en agradecimiento al nombramiento de su hijo, Eugenio Bonaparte, como
vizcaíno de origen, por las Juntas Generales de Vizcaya.
El proyecto
estuvo en manos del arquitecto francés de los Sitios Imperiales, Couvrechet, y
tras su muerte, en Ancelet, otro arquitecto de la casa real francesa. Inspirados
en la arquitectura gótica francesa, construyeron una torre neogótica con arcos
ciegos y vanos geminados. De la antigua torre sólo mantuvieron los muros
exteriores.
El nuevo
castillo se compuso de varios pisos unidos por una escalera en espiral, con una
altura que llega hasta los 30 metros. En el piso segundo diseñaron un oratorio
con vidrieras y lo destinaron a las estancias de los emperadores. En el sótano
colocaron la cocina, la bodega y la sala del servicio.
Sin embargo,
los emperadores nunca llegaron a instalarse en él. Cuando Eugenia de Montijo quiso
volver a España, ya destronada, se alojó en las posesiones que la Casa de Alba
tenía en Madrid y en Sevilla.
A finales del
siglo XIX albergó a las tropas carlistas del general Velasco, quien ocupó este
edificio como residencia personal.
De nuevo
abandonado, en el 2003 pasó a convertirse en un hotel de cuatro estrellas, con catorce
habitaciones y un restaurante. Todo rodeado de un gran muro. Desde el 2012 pertenece a la categoría de Relais &
Châteaux, una comunidad
global de hoteles y restaurantes de lujo de propiedad y operación individual.
Al estar en plena
Reserva de la Biosfera de Urdaibai, el entorno es privilegiado. Puedes
aprovechar tu visita para conocer otros lugares de gran belleza, como la Cueva
de Santimamiñe, Guernica, las playas de Laga y de Laida, o la subida a San Pedrode Atxarre.