La guía me dijo que si quería ver un salón chino original en Europa tendría que ir a San Petersburgo o a Guadalajara, quién lo diría. En el Palacio de la Cotilla se encuentra esta original pieza de museo.
El Palacio de la Cotilla se construyó a finales del siglo
XVII con los marqueses de Villamejor. A finales del siglo XIX, los padres del
conde de Romanones, Ana de Torres e Ignacio de Figueroa realizarían esta
espectacular obra.
Recién casados vivieron en Marsella, importante puerto donde
llegaban todas las mercancías de Vietnam, Camboya y Tonkin. Estaba muy de moda
en esa época tener salones de estilo oriental entre la clase alta y ellos no
iban a ser menos. Crearon este espacio para recibir a sus invitados, para
ostentar. Algunos dicen que incluso aquí se realizaron ritos masónicos. A saber…
Los salones orientales inundaron Europa, pero lo que hace
que éste sea único es el hecho de que su papel es chino de verdad. Los
restauradores se sorprendieron cuando lo analizaron. No había duda, el papel
vino de China.
El salón tiene 60 metros cuadrados y una altura de 4’2
metros. Todas las paredes están recubiertas con papel de pasta de arroz pintado
a mano, tal y como los pudimos ver en China.
En sus pinturas se muestra un pueblo chino con 380 figuras
cuidadas hasta el extremo, tanto es así que hasta se pueden ver los pelos de
las cejas pintados uno a uno. Parece ser que en sus paredes se puede leer una
historia: un alto funcionario del emperador (se sabe por los símbolos dibujados
en su ropa) llega al pueblo para recaudar impuestos. Entre los arbustos, un hombre
está preparado para atacarle. A continuación, se ven diversas actividades que la
gente del pueblo está haciendo en ese momento: mujeres lavando, ancianos,
soldados… incluso un maestro realizando un examen a sus alumnos, algo que
normalmente se hacía aprovechando las visitas de los funcionarios.
El atacante se puede ver al fondo, arriba a la derecha. |
Examen |
Seguidamente, en la pared de en frente, se muestra cómo han
detenido al atacante y lo van a juzgar.
Las escenas están cortadas. Probablemente el dibujo era de
otra manera y se tuvo que cortar y adaptar para adecuarlo a las paredes del
salón original. Cuando el salón llegó a manos del Ayuntamiento en 1972, el
edificio estaba abandonado y el salón en ruinas. La restauración fue muy
costosa y hubo partes que se tuvieron que tapar por la imposibilidad de saber
que había, alguien había arrancado trozos.
Hoy es precioso. Merece la pena pasarse por allí para
acordarse un poquito de China.
🕑 Horario:
● Viernes y sábados: de 11’00 a 14’00 y de 17’00 a 19’00
● Domingos y festivos: de 11’00 a 14’00
💶 Entrada: 1€ Gratis para los menores de 12, estudiantes y Guadalajara Card.
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