Hace poco tuve la oportunidad de visitar los Baños Árabes
Aires de Almería y ha merecido bastante la pena. Este recinto se encuentra
ubicado en el casco antiguo de la ciudad, por lo que se puede llegar a él dando un pequeño paseo por todo el centro disfrutando de las vistas de la
Catedral, de las plazas y del serpenteo de callejuelas con aires moriscos. Y es
que esta zona está llena de lugares que recuerdan el pasado árabe de esta
ciudad: cafés, teterías, asociaciones… Ahora, no esperes aparcar cerca, porque
es casi imposible. Lo más cercano que sin problemas es en el
Parque de Nicolás Salmerón, pero es todo zona azul, o justo debajo de la
Alcazaba (está sin asfaltar y siempre hay gorrillas).
Los Baños están situados en la Plaza de la Constitución,
justo en frente de la Oficina de Turismo. El Baño Público de Almería se cerró
en el s. XV y ahora se puede disfrutar de estos baños construidos sobre el
antiguo zoco árabe tras cuatro años de rehabilitación. Llevan abiertos desde el
2010 y son un éxito. De hecho, yo no esperaba encontrar tanta gente haciendo
cola para el turno de las 12 de la mañana, que era el que había reservado.
El complejo se compone de hotel, baños y gastrobar. La entrada
es muy bonita, en plena plaza, con una decoración muy original. Los asientos de la terraza están construidos sobre palés. Una vez en la recepción
ya se nota el aire morisco, los sillones, teteras… Y un personal muy amable.
Tras pasar por los vestuarios nos adentramos en los baños
por medio de unas escaleras a oscuras, iluminadas tan sólo por unas velas en
algunos escalones. La ambientación es espectacular. El recorrido se compone de la
piscina de agua templada del Tepidarium a 36ºC, la del Caldarium a 40ºC y la
fría del Frigidarium a 16ºC, con hielo que cae de vez en cuando y se sumerge en
el agua. A continuación, se puede disfrutar del baño de los mil chorros, un
espacio cerrado, con chorros tipo jacuzzi que recorren las zonas cervicales y
lumbares. El recorrido continúa en el Hamman, una sauna donde el vapor
literalmente no te deja ver nada, inundada por la maravillosa fragancia de la
yerbabuena.
Para terminar, se puede pasar a la zona de relajación, justo
en el centro del recorrido, para disfrutar de agua fría o tés de canela y miel.
Y todo ello tan sólo iluminado por la luz de las velas y una musiquilla árabe bajita que ayuda a
relajarte.
La zona que más me gustó fue el Caldarium, ya que dispone de
una cuevecita dentro de la piscina donde te puedes meter y sentarte a
relajarte. Además, en mi turno si querías podías hacer también yoga con
una instructora.
En los vestuarios no faltaba ni un detalle: gomas para el
pelo, secadores, gel, champú… ¡hasta gomina! Y disponen de bañadores por si te
has olvidado el tuyo. Lo mejor es que no tienes que llevar gorro de baño, tan
sólo tienes que recogerte el pelo.
Cuando lo contraté online ponía que el turno duraba 40
minutos. Pero cuando vinieron a avisarnos de que ya había terminado el baño
(con una campanita muy graciosa) vi sorprendidos que eran ya las 2 de la
tarde. ¡Había estado 2 horas en remojo!
El precio es de 21€ por persona, pero hay muchas ofertas por
internet. Lo recomiendo mucho para
una escapada romántica.