Para no juntarme con la familia en la misma casa para evitar posibles problemas con el Covid, una de las veces que bajé a Linares decidí alojarme en este hotel, el más nuevo que hay en la ciudad. El alojamiento está situado en pleno centro histórico, a escasos metros de los lugares turísticos más representativos de Linares. Puedes llegar andando a la mayoría de ellos en pocos minutos (la Casa de Andrés Segovia, el Museo Arqueológico, el Museo Raphael, la Plaza del Ayuntamiento…). Además, bajando la misma calle hasta el final te encontrarás con el inicio de la zona comercial, en el Pasaje.
Aunque el hotel
cuenta con parking de pago, hay zonas gratuitas para aparcar a poca distancia,
como en las calles cercanas a la calle de Alfonso X (por Peritos) o en los
alrededores del Paseo de los Marqueses.
El alojamiento
es pequeñito, cuenta con tan sólo siete habitaciones, y muy señorial. Para ponerlo
en marcha se reformó un antiguo edificio de 1885 y se decoró de un modo muy
elegante. Nada más llegar, la distinguida entrada ya llama la atención. Su
decoración respeta la estructura del lugar a la vez que se mezcla con las
comodidades actuales y las nuevas tecnologías. Llama la atención la pulsera que
sirve de llave para entrar a la habitación, el novedoso teléfono que hay en
ella o los curiosos grifos del cuarto de baño.
Cada una de las estancias tiene el nombre de una provincia andaluza distinta y cuenta con una decoración propia. Yo me alojé en la habitación Almería, espaciosa, abuhardillada, limpia y muy bien decorada. Desde las ventanas se podía ver iluminada la preciosa piscina ubicada abajo, en un patio interior.
El cuarto de baño contrastaba muchísimo con el resto del ambiente. Un lugar íntimo, enorme, con una gran bañera de hidromasaje que presidía el espacio, así como una amplia ducha en una de las esquinas. Los artículos de aseo, también exquisitos, cuidados hasta el más mínimo detalle.
El personal
fue muy atento. La recepción no funciona las 24 horas, pero me llamaron varias veces
para confirmar mi hora de llegada para que estuvieran esperándome y me dieron
un teléfono al que llamar por si necesitaba algo. Sin duda, fue una sorpresa
muy agradable encontrarme con esta joyita en Linares.