De camino a mi destino en el Jerte para ver los cerezos en flor, hice una breve parada en el municipio de El Barco de Ávila, que aproveché para ver tres de sus famosos monumentos:
1. El Castillo de Valdecorneja: construido en un cerro
al lado del río Tormes sobre los restos de un castro vetón, que más tarde daría
lugar a diversos castillos medievales, el que se ve hoy en día corresponde a
una restauración del siglo XV.
De estilo gótico y de planta cuadrada, tiene una
torre de planta circular en sus esquinas y una torre del homenaje con planta
cuadrada, junto a la entrada.
Originalmente fue una fortaleza militar, más tarde
lo ocuparon los señores de Valdecorneja, y los condes y duques de Alba de
Tormes, quienes lo restauraron convirtiéndolo en castillo señorial y
transformando el patio de armas interior en un patio de honor.
A lo largo de los años han ido desapareciendo
algunas de sus dependencias, como el palomar, las caballerizas, el foso y el
contrafoso. Ha sufrido diversos intentos de incendio y bombardeos y, a mediados
del siglo XIX, se utilizó como cementerio municipal.
Hoy queda muy poco de su esplendor pasado,
aunque ha sido restaurado en varias ocasiones. Actualmente pertenece a la Casa
de Alba y normalmente está cerrado,
salvo en ciertos actos culturales que se organizan en el pueblo (sobre todo en
verano). De todos modos, hay veces que lo abren y se puede ver el interior.
Pero no hay ningún cartel en la puerta que indique nada, ni siquiera un panel
con información sobre el castillo. Si tienes mucho interés en ver su interior,
acércate a la Oficina de Turismo y pregunta.
Puedes dejar el coche abajo, junto a la parada de
autobús, y caminar por el paseo bordeando el castillo. Desde arriba las vistas
son magníficas.
2. El Puente Viejo: desde el cerro del castillo se ve
este puente de origen romano, restaurado en la Edad Media. Se sabe que en el
centro tenía una torre para controlar el paso y cobrar para usarlo, lo que se
llamaba el impuesto del pontazgo. La torre quedó destruida por los franceses
durante la Guerra de Independencia. La torre cayó al río, y allí sigue hundida.
A pocos metros del Puente Viejo aparece el puente nuevo, por donde pasa la
carretera.
3. Las antiguas murallas: fueron ideadas por Ramón de
Borgoña (marido de la primera señora de Valdecorneja), el mismo que creó las de
Segovia, Salamanca y Ávila. Originariamente tenían cuatro puertas románicas de
acceso: la del Campillo o de la Horcajada, la de Piedrahíta o del Ahorcado, la
del Puente y la de la Villa. Hoy sólo queda en pie la del Ahorcado, llamada así
porque delante de ella se ahorcó al alcaide de la localidad en el siglo XVI.
El Barco está lleno de casas señoriales y palacios
nobles. En su casco antiguo destacan la Casa del Reloj (s.XVIII) en la Plaza
Mayor, que es donde está la Oficina de Turismo; el edificio de la antigua
cárcel (actual biblioteca municipal), la Casa de los Balcones (s.XV –
perteneció a la Inquisición), la Casa de la Recaudación (s.XIV), la Casa de Los
Gasca (s.XV) y la Calle de La Galletera, que antiguamente estaba llena de
gallos.
Mi visita fue muy breve, me hubiera gustado
disfrutar más del pueblo, pasear más por sus calles y tomar sus famosos judiones, pero el Jerte me esperaba.