Excepcional hotel para disfrutar de una escapada rural. Pensé en salir un poco del ajetreo de Madrid y descansar del estrés del inicio de un nuevo curso. Tras mucho cabilar, acabé eligiendo este maravillo hotel. Y elegí bien. En su página web tienen un montón de ofertas muy atractivas.
El edificio
El hotel tiene un encanto inigualable. Nada más que
el hecho de dormir en un antiguo molino del siglo XVI…buff, ya lo dice todo. Aquí
se respira pureza y tranquilidad por todos lados.
Al llegar me encuentro con un canal de agua,
justo en la entrada y vienen a recibir a los clientes un montón de gansos y
patos. Encantador es poco para una estampa así. Delante del aparcamiento hay una terraza ideal para tomarse algo viendo a los patos. ¡Qué pena que hiciera frío!
En el hall está ya la joya de la corona: la
maquinaria del antiguo molino. Está todo decorado con gusto, cuidando los
detalles al extremo. El ambiente rural se mezcla con lo moderno.
Las habitaciones
El hotel es pequeño, lo cual ya indica cercanía
y tranquilidad. Justo lo que quería. Tiene tan sólo nueve habitaciones. La
mía estaba abuhardillada, la ventana daba a la entrada y lo genial era que
las vigas de la buhardilla eran las originales del molino. Eso le daba un plus
a la habitación.
La cama era grande y cómoda. Hacía bastante frío,
pese a ser primeros de octubre, pero encontré una estufa en el armario que me sirvió a la perfección.
En su web había leído que ninguna habitación
tenía tele. No sé si el resto tiene o no, pero la mía sí que tenía. Y es
que relax sí, pero siempre apetece ver una peli en una noche de lluvia como la
que pasé yo allí, porque el pueblo no tiene mucho que ver a esas horas…
La única pega fue que el wifi no llegaba bien. Por lo
demás, genial.
El desayuno
En el precio venía incluido el desayuno. Éste se
sirve en la planta baja, junto a la cafetería. Está un poco desarbolado y le
falta continuar un poco con esa decoración bonita que hay en el hall. La dueña
me sirvió un café y un zumo de naranja y el resto era buffet libre (queso,
pan, yogures, fruta…). Agradecí que tuviera cosas de la tierra. Hasta había
nueces. Y un polizón, que se metió escondiéndose a última hora. Más cariñoso…
Me entretuvo todo el desayuno.
El entorno
El hotel está aislado de cualquier ruido, solo, inmerso en el medio natural. Se encuentra a 5 minutos en coche de Monreal del
Campo. Este pueblo no tiene mucho que ver, pero sí de beber. Fui de raciones
y la copa de vino salía por 50 céntimos. Creo que yo no he visto esos
precios en mi vida… Sí que tiene un museo del azafrán, pero no tuve tiempo
de visitarlo.
De todos modos, este hotel puede servir de
punto de partida de atractivas excursiones, que están a entre media hora y una
hora:
● El Castillo de Peracense, un olvidado aragonés, que impresiona metido en la roca, está a 33 km.
● Daroca y sus murallas están a 48 km.
● Las Minas de Escucha, con su bajada en tren, están a 60 km.
El restaurante no lo pude probar, pero sí que
vi su carta y tenía menú y raciones a precios baratísimos. Me lo apunto para
la siguiente vez que vaya. Lo que sí que me llevé fue una tableta de
chocolate de azafrán, que no había probado nunca, a cuatro euros. Y es que
el azafrán de la comarca tiene fama mundial y ha sido nombrado varias veces
mejor azafrán del mundo.
HOTEL MOLINO BAJO
Pasaje del Molino Bajo s/n
Monreal del Campo, Teruel
Teléfono 646 183 862