Opinión de El Toril Glamping Experience - Cómo es dormir en una burbuja

Localización

En mitad de una preciosa finca en el Valle del Tiétar, El Toril te sorprenderá desde el minuto cero. El lugar es espectacular, rodeado de encinas y alcornoques. Nada más entrar al recinto encontrarás un pequeño lago lleno de aves y es que el lugar está inmerso en una Zona de especial Protección para las Aves (ZEPA).

Si te vas a quedar sólo una noche, poco tiempo vas a tener para hacer mucho turismo. Aún así, hay varios lugares interesantes cercanos al complejo:

➤ Talavera de la Reina: 37 km

➤ Oropesa: 35 km

➤ Cuevas del Cerro del Águila: 22 km

➤ Embalse de Navalcán: 18 km

La burbuja

El complejo cuenta con varias burbujas totalmente independientes. Están aisladas, por lo que disfrutas de intimidad total. Incluso te avisan con un pitido dentro de la habitación, en el momento en el que se acercan los coches del personal para traerte algo.

En mi caso, me quedé en la Burbuja Platón. Nada más llegar, Valentín, el dueño, enseña todas las instalaciones y cómo funciona todo para que tu experiencia merezca la pena. Le gusta los detalles y eso se nota.

La burbuja está ubicada en un cercado, sobre una plataforma de madera elevada. Allí mismo puedes aparcar el coche y disfrutar de la finca utilizando las bicis que tienes delante, cortesía de la casa.

Dentro, el espacio está dividido en tres partes. El acceso se realiza por un pasillo con doble puerta para que no se escape el aire que mantiene en pie la instalación. Una vez pasadas las dos puertas, hay una cama muy grande y cómoda, que cuenta con dosel por si te molesta la luz de delante. A ambos lados hay enchufes y una repisita por si tienes que cargar el móvil.

Delante de la cama hay una mesa y dos sillas, que sirven a modo de balcón para que te relajes disfrutando de las vistas de fuera, sobre todo de noche.

La burbuja de la parte derecha es la zona para el baño. Mirando a la cama está el lavabo, con un espejo y un hervidor eléctrico; debajo, hay unos estantes con toallas y el minibar. Todo muy aprovechado. Los precios del minibar son bastantes asequibles. En la parte de atrás está el wc y la ducha.

Al menos en agosto, que es cuando yo fui, dentro hace calor. Por eso hay un aire acondicionado y un humidificador. Aun así, al mediodía vienen personal del hotel a cubrir la burbuja con un toldo para que no se caliente tanto y por la tarde regresan a quitarlo de nuevo.

En el exterior hay una terracita y un gran jacuzzi, que complementan esta experiencia tan original.

Lo mejor de todo es cuando llega la noche. Las luces se van apagando y la iluminación es mínima, incluso dentro de la burbuja. Todo para que puedas disfrutar de un inmaculado cielo estrellado desde la cama. La vista del anochecer y del amanecer es increíble. Aunque, si no soportas que te despierte la luz del sol, tienes unos antifaces al lado de la cama. Lo único que me faltó fue el telescopio, que aparentemente estaba incluido, pero que supongo que por el covid lo habrían quitado.

Mi reserva la hice a través de Fever y me regalaron una tabla de ibéricos a mi llegada. Al día siguiente vinieron a entregarme el desayuno en la terraza con dos grandes cestas llenas de cosas: agua, café, leche, zumo, tostadas, tortilla de patatas de huevos ecológicos, embutido, croissants, fruta... Inmejorable.