Llegué a las
14’00 al aeropuerto de Incheon desde Fukuoka. Viajé con la compañía t’way por
70€ y el vuelo duró 1h 20’. Cogí de nuevo el tren hasta Seoul Station y, desde
allí, me monté en el metro para ir al hostal en el que pasaría mis dos últimas
noches en la ciudad.
Después de
descansar un poco y de comer un bote de cheese bokki ramen y algo más que pillé
en el conbini de la esquina, me fui andando por la avenida hasta llegar a la
zona comercial de Namdaemun.
El mercado de Namdaemun está construido en una
de las pocas estructuras antiguas de madera que quedan en Seúl.
Tradicionalmente en él se vendían carnes y verduras, pero ahora vende souvenirs
(imanes, llaveros, camisetas, ventiladores, bolis, té, merchandising…),
productos del hogar y textiles. Está lleno de ofertas y es uno de los mercados
más baratos.
En los puestos callejeros compré la
mayoría de souvenirs que me llevé de Seúl, estaban a un precio muy barato. Además
de comprar utensilios de cocina de madera, como palillos y cucharas, un bolso y
un montón de calcetines tobilleros. Viajando por Seúl, es raro que no acabes
encariñándote de ellos. Los hay por todos lados.
Desde allí me fui andando hasta la
zona comercial de Myeongdong.
Pero antes, me paré en varios conbini a comprar chorradas que sólo he visto
aquí, como pastillas para la resaca. Me hicieron gracia.
Para los
amantes del K-Pop Myeongdong es uno de los mejores lugares para encontrar
objetos relacionados con estos grupos de música que cada vez se están volviendo
más populares en España. También es una de las zonas comerciales más
especializadas en la venta de cremas, mascarillas y otros productos de belleza.
Las mejores ofertas duran de viernes a lunes.
Al ser fin
de semana, no se podía de andar. Había muchísima gente por la calle, muchísimos
puestos de comida callejera y tiendas ofreciendo sus productos, sobre todo
mascarillas. Había verdaderas ofertas. Es en el lugar donde más cosas raras
juntas he visto de todo Corea.
No podía
quedarme sin comprar algo de la banda de rivales que hay en el país: los Line
Friends y los Kakao Friends.
Desde allí,
me fui a Seoul Station disfrutando por última vez de la vista de Seoul Tower de
noche y… al hostal. Tan sólo me quedaba un día en Corea y lo iba a dedicar a
visitar Suwon.
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