En Siem Reap no hay transporte público por lo que sólo te quedan dos opciones: pillar un taxi o un tuk tuk a la entrada del aeropuerto, o contratarlo en el hotel. Se tardan unos 20 minutos en llegar por una carretera totalmente recta. A la salida hay un puestecillo con los transportes a contratar:
▪ Motos: 2 dólares. Pero si vas cargado con el equipaje… no sé yo.
▪ Taxis: están justo a la entrada y cobran 7 dólares. Como con los tuk tuk, hay que fijar el precio antes y bien (no es lo mismo fifteen que fifty).
▪ Minivan: cuestan 10 dólares. Irás más cómodos, pero se pierde el encanto del tuk tuk.
▪ Tuk tuk o remorque moto: suelen costar en torno a los 5 dólares, aunque aumenta el precio en función de los pasajeros que lleven. La verdad es que yo no sé cómo pueden tirar esas motos pequeñas con tanta carga como les meten en el remolque. Muchas veces van ahogadas y se paran de repente. Son la mejor manera para moverse por la ciudad y visitar Angkor. Rápidas y baratas.
▪ Pensiones y hoteles: casi todos los alojamientos tienen este servicio. Basta con ponerse en contacto con ellos por email y pactar el horario para que te recojan del aeropuerto. También hay que tener por escrito cuánto te van a cobrar si quieres evitar disgustos allí.
El aeropuerto de Siem Reap:
El aeropuerto de Siem Reap está a tan sólo 7 km de
la ciudad. Es pequeñito, aunque cuenta con algunas tiendas (caras) y unos pocos
restaurantes. Hay wifi gratuito y está todo limpísimo. Además, están haciendo
todo lo posible para mejorar sus servicios pues, mientras esperaba mi vuelo, una responsable de turismo hacía encuestas a los viajeros para ver en qué
podían mejorar. Y es que aquí el turismo está muy bien valorado.
A mí me encantó su arquitectura, imitando los edificios típicos del país.
Pese a ser pequeño, es el más grande del país,
contando con 8 puertas de embarque.
Antes se pagaba una tasa por salir del aeropuerto,
pero ya no. A mí no me cobraron nada ni a la ida, ni a la vuelta.