6 lugares imprescindibles que ver en Lopera

Situado en la comarca de la Campiña de Jaén, Lopera está rodeado de campos de onduladas colinas en las que prevalece el olivo. Su historia está marcada por los íberos, romanos, musulmanes con su cuidad de Bayyara y cristianos que han ido dando forma a este pequeño pueblecito de Jaén, lindando ya con Córdoba. Incluso Cervantes estuvo por estas tierras allá por el siglo XVI. Dentro de estos orígenes tiene un lugar privilegiado la Orden Militar de Calatrava, quien mando construir el castillo que preside el centro del municipio, en plena Plaza del Ayuntamiento.

Ya en época moderna, en su término municipal se libro la Batalla de Lopera, una de las más importantes ocurridas en el Frente de Andalucía durante la Guerra Civil. En ella murieron intelectuales tan famosos como el escritor Ralph Fox o el poeta Rupert John Cornford, biznieto de Darwin. Aún hoy se pueden encontrar restos de la guerra alrededor de Lopera, siendo las más destacables dos trincheras situadas junto al Puente del Arroyo Salado y las once cuevas que hay a la entrada del pueblo, que datan de 1828, pero que sirvieron de refugio durante el enfrentamiento.

Durante tu visita podrás disfrutar de la historia ancestral de la comarca, pasear por sus callejuelas llenas de casas encaladas y aprender de su importante pasado vinícola tomándote un buen vino de la tierra. 

Qué ver en Lopera

1. Castillo de Lopera: en pleno centro del pueblo, destaca esta construcción del siglo XIII, de cuyos orígenes poco se sabe. Parece ser que en Lopera ya existía un castillo con cinco torres en tiempos de la dominación árabe, y que la actual fortaleza se construyó sobre una antigua iglesia perteneciente a la Orden Militar de Calatrava, quienes la fortificaron para defenderla y dotar a Martos de una salida segura al Guadalquivir.  Su estructura es pentagonal y está flanqueado por dos torres cilíndricas. En su interior, a pesar de las numerosas modificaciones que a sufrido a lo largo de la historia, aún se mantienen en pie sus dos torres del homenaje, la de Santa María y la de San Miguel.

En el último siglo el castillo se ha utilizado para tareas tan dispares como servir de secadero de tabaco, observatorio de aviones durante la Guerra Civil, plaza de toros, cuadra, teatro, lugar para curar las aceitunas de mesa o salones de bodas. Afortunadamente, desde 2.002 el Castillo de Lopera pasa a ser bien público y es incluido en la Ruta de los Castillos y las Batallas. Hoy se puede visitar su interior y ver el Museo de la Batalla de Lopera, que ocupa su capilla.

Horario:

👉 Del 1 de octubre al 31 de mayo: de martes a viernes, a las 10:00 y a las 12:00. Sábados y domingos, a las 10:00, 12:00 y 17:00.

👉 Del 1 de junio al 30 de septiembre: de martes a viernes, a las 10:00 y a las 12:00. Sábados y domingos, a las 9:00, 11:00 y 13:00.

👉 Precio: 4€ (Entrada castillo + Casa de la Tercia).

2. La Casa de la Tercia: este edificio del siglo XVI albergaba el antiguo pósito y su entrada se realiza por un pasadizo subterráneo que lo comunica con el patio de armas del castillo. La historia cuenta cómo Cervantes visitó este pósito mientras recaudaba trigo para la Armada Invencible en febrero de 1592. Cuando pasó a manos privadas, se utilizó como almacén para grano y como bodega de vino. Actualmente podrás ver en su planta baja una exposición de fotografías de la Guerra Civil y en la primera planta visitarás el Museo de Pedro Monje, un famoso escultor, ceramista y pintor de Lopera.

3. Iglesia de la Purísima Concepción: junto al castillo y completando la Plaza de la Constitución, se levanta la iglesia de la Inmaculada, construida en el siglo XV en estilo gótico final o isabelino típico de la Orden de Calatrava. Su interior ha sufrido varias modificaciones y desperfectos, como la existencia de una bóveda diferente al resto debido al impacto de una bomba o varias columnas inclinadas a causa de un terremoto. En su retablo mayor destaca la imagen de la Inmaculada Concepción, patrona de Lopera desde 1623, aunque también hay mucha devoción en el pueblo a la Virgen de la Cabeza.

4. Hospital de San Juan de Dios y casas nobiliarias: alrededor de este antiguo hospital del siglo XVII podrás ver multitud de casas nobiliarias que conservan su estructura original de los siglos XVII y XVIII, como la Casa-Palacio de Bartolomé Valenzuela, actual residencia de ancianos.

5. Las Tres Ermitas: dentro del propio pueblo, mezclada con las casas blanqueadas se encuentran la Ermita de San Roque (s. XVI), la Ermita del Cristo del Humilladero (s. XVIII) y la Ermita de Jesús (s. XVIII). Todas ellas barrocas.

6. Bodegas Herruzo: la producción de vino comenzó en Lopera en el siglo XVIII, aunque tuvo su mayor apogeo en los años sesenta del siglo XX, época en la que adquirió el sobrenombre de El pequeño Jerez. De todas las bodegas existentes, hoy la única que permanece abierta es ésta, que continúa produciendo vino amontillado blanco, dulce Pedro Ximénez y tinto. Son las más antiguas de la provincia de Jaén, contando con más de 110 años de historia. Es toda una experiencia visitar este local con solera y deleitarte con los aromas que salen de sus barricas.

7. Paraje del Pilar Nuevo y de San Isidro Labrador: a menos de un kilómetro del centro, por la J-2031 y siguiendo por el camino de Las Esperillas encontrarás un precioso entorno natural alrededor de un antiguo pilar abrevadero de 1875 y de una ermita en honor a San Isidro Labrador. Esta pradera ofrece un lugar ideal para pasar un día de campo o disfrutar de la romería que se lleva a cabo cada 15 de mayo. 


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7 lugares imprescindibles que ver en La Carolina

Visitando La Carolina puedes ver rápidamente la esencia del proyecto de las Nuevas Poblaciones de Andalucía y Sierra Morena, llevado a cabo por Pablo de Olavide bajo el mandato de Carlos III. Su objetivo era poblar las grandes extensiones de terreno vacías existentes a lo largo del Camino Real de Andalucía para facilitar la seguridad del tráfico de personas y mercancías, en una época marcada por el bandolerismo.

Así, en 1767 se creó uno los proyectos reformadores de mayor envergadura de nuestra historia, sirviendo de ejemplo urbano para toda la España de Carlos III. Originalmente se diseñaron calles y plazas alrededor de un convento de carmelitas llamado La Peñuela, de él tomó su nombre la población hasta se lo cambiaron en honor al monarca. Para poblarlo trajeron colonos centroeuropeos, razón por la cual muchos de los habitantes actuales de La Carolina mantienen apellidos extranjeros o adaptaciones de ellos. Considerado el mejor ejemplo del urbanismo español ilustrado, pronto se convirtió en capital de las Nuevas Poblaciones, llegando a ser la quinta provincia de Andalucía.

Paseando por sus calles podrás contemplar ese urbanismo tan ordenado y comprar una de las mayores delicias de la provincia: su famoso paté de perdiz.  👉 Real Carolina 

Enclavado en el parque natural de Despeñaperros, su término municipal te ofrece también la oportunidad de disfrutar de la belleza de este espacio protegido y de completar tu visita acercándote a los otros cuatro núcleos de población que forman parte de este municipio: Navas de Tolosa, famosa por ser el escenario de una de las batallas más importantes de nuestra historia; La Fernandina, aldea cercana a uno de los pantanos más importantes de la zona; La Isabela, poblado cuyo nombre honra a la mujer de Pablo de Olavide y El Guindo, poblado de origen minero.

Qué ver en La Carolina

1. Palacio del Intendente Olavide: junto a la Iglesia de la Inmaculada se alza este edificio construido en estilo neoclásico sobre el antiguo Convento de La Peñuela, origen real de La Carolina. En el pasado sirvió de sede para la Superintendencia de las Nuevas Poblaciones y actualmente alberga el Museo Arqueológico.

2. Iglesia de la Inmaculada: construida como parte del convento de los frailes carmelitas en 1578, en él se alojó dos veces San Juan de la Cruz. En 1767, Pablo de Olavide la manda reformar y ampliar, quedando consagrada a la Inmaculada Concepción, patrona de las Nuevas Poblaciones. La torre-campanario se le adosaría muchos años después, en el 1900.

3. Calle Jardines y Calle Real: ambas peatonales, en ellas se encuentran las principales casas señoriales de La Carolina. La Calle Jardines fue la primera calle trazada en el proyecto de 1767, su objetivo era unir las Plazas del Ayuntamiento (antigua Plaza Mesones) y de la Iglesia, así como albergar las casas de los funcionarios y personalidades de la ciudad. Dichas edificaciones destacaban por ser de estilo colonial y tener un jardincillo delante, algo poco habitual en esta época. Hoy es una pena ver cómo varias de ellas se encuentran en ruinas.

4. Torres de La Carolina: la población cuenta con varias torres repartidas por todo el municipio.

● Torre de Perdigones, Torre de la Munición y Torre del Plomo: las tres se dedicaron en el siglo XIX a fabricar perdigones de plomo, soltando desde lo alto una gota de plomo que se solidificaba al caer al fondo.

● Torres de la Aduana: antiguamente se encontraban en la Plaza de la Aduana, aunque hoy las puedes ver al principio del Paseo del Molino de Viento. Una se dedicó a Carlos III y la otra a Carlos IV.

Torres de la Fundación: se construyeron en 1768 al final del eje de la ciudad para conmemorar la fundación de La Carolina. Hoy se encuentran en la Plaza de España, al principio del Paseo del Molino de Viento. Dicho paseo formaba parte antiguamente del Camino Real de Andalucía.

5. Antigua cárcel: en la Plaza del Ayuntamiento destaca este edificio neoclásico de finales del siglo XVIII. Pasó a la historia porque en él estuvo retenido el general Rafael Riego, político liberal que impulsó un régimen constitucional en España al obligar a Fernando VII a firmar la Constitución de 1820. Tres años después del pronunciamiento acabaría siendo ahorcado en Madrid.

6. Monumento a la batalla de Navas de Tolosa: su construcción data de 1881 y conmemora la victoria cristiana sobre los almohades en la batalla de 1212. En él aparecen la figura de Martín Halaja, el pastor que guio a las tropas cristianas para que no fueran descubiertas y las de los reyes de Navarra, Castilla y Aragón, así como la del arzobispo de Toledo.

7. Camino Parque Forestal Aquisgrana: entre las minas de El Manto y de La Rosa, a unos 3 km de La Carolina, se encuentra esta área recreativa ubicada en el entorno del río La Campana. A través de sus senderos y miradores obtendrás buenas vistas de antiguas instalaciones mineras y del Castillo de Navas de Tolosa


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Cómo es la visita al antiguo poblado minero de El Centenillo

Aunque pertenece al municipio de Baños de la Encina, la pedanía de El Centenillo está mucho más cerca de La Carolina, de la que la separan unos escasos 17 km. Su pasado está fuertemente ligado a la historia de la minería en la región. Ya en el siglo II a.C. sus minas de plomo y plata fueron explotadas hasta la caída del Imperio romano. A partir de entonces entraron en un fuerte declive que duró siglos, hasta que a finales del XIX vivió un resurgir de la mano de los ingleses.

Fueron ellos quienes comenzaron a realizar nuevas prospecciones en la zona atraídos por la gran fama que estaba ganando las minas de Linares. Así, en 1867, los ingleses crean la Sociedad Especial Minera Riogrande y construyen un poblado basándose en los pueblos mineros típicos de la campiña inglesa, con edificios de una sola planta, adosados en batería y con una pequeña terraza a la entrada. Todo estaba muy bien organizado: levantaron casas para casados, solteros, capataces, ingenieros y directivos, siendo la propia empresa la encargada de dotar de vivienda a sus trabajadores.

Alrededor de estas viviendas surgió todo un entramado de servicios sociales muy avanzado para la época. El poblado llegó a contar con farmacia, hospital, mercado, economato, biblioteca, escuela, lavaderos y dos iglesias: una católica y otra protestante. Para fomentar el ocio entre los trabajadores, también se creó un casino, un cine, un campo de fútbol y una pista de tenis.

En 1921, las minas las explotó la sociedad Minas del Centenillo, ya con capital español. Años más tarde pasaría a ser propiedad francesa de la mano de la Sociedad Minero y Metalúrgica Peñarroya, que entró en pérdidas y las cerró definitivamente en 1964.

Hoy El Centenillo ofrece un lugar privilegiado en plena Sierra Morena, las casas rurales y de descanso prevalecen entre la bonita arquitectura de un poblado con tanta historia. Pasear por sus pocas callejuelas te suma en la más profunda tranquilidad, mientras admiras la belleza del entorno y de un pueblo que, a pesar de tener tan pocos habitantes fijos porque muchas de las viviendas son segundas residencias, está siempre engalanado. Durante los fines de semana y vacaciones, son muchos los que se acercan por aquí y llenan sus bares y restaurantes. Hay cuatro, cifra nada desdeñable para sus 90 habitantes censados.

Qué ver en El Centenillo

1. Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción: la iglesia fue restaurada recientemente y hoy luce majestuosa presidiendo una bonita plaza ajardinada. En honor a su patrona, durante el mes de agosto se celebran unas fiestas en las que se saca la Virgen en procesión y se reza por los mineros que fallecieron en las explotaciones de plomo de la comarca.

2. Antiguas minas: un paseo de unos 15 minutos te llevará hasta el Mirador Pozo Nuevo, en el que podrás observar los restos mineros y disfrutar de las impresionantes vistas que este paraje ofrece de la sierra del Puntal y del valle del Río Grande. El pozo cuenta con una profundidad de 570 metros y comenzó a excavarse en 1917. Las encinas y los pinos de repoblación te acompañarán durante tu camino. Existe la posibilidad de realizar una ruta circular de menos de 2 km y que incluye un sendero que atraviesa un antiguo túnel ferroviario. 👉 Más información.

3. La charca: a la salida de El Centenillo, atravesando el campo de fútbol, sale un caminito bajo los árboles que lleva hasta un mirador. Si continúas este camino marcado por una barandilla de madera, ya a pleno sol, pronto llegarás a una lagunilla en una zona rodeada de escombreras mineras. Es un manantial que antiguamente se usaba como zona de recreo y ocio.  

4. Campo de Fútbol: aún quedan en pie las gradas de pizarra del campo en el que jugaba el Centenillo C.F. y que los ingleses construyeron para el entretenimiento de los habitantes del poblado. Por ello, hay muchos que afirman que se trataría de uno de los campos de fútbol más antiguos de España. 

5. Reserva Starlight: por su escasa contaminación lumínica y localización, El Centenillo ofrece una experiencia ideal para todos aquellos que quieran disfrutar de maravillosas observaciones astronómicas, habiendo sido certificado por la Unesco como Destino Turístico y Reserva Starlight dentro del conjunto de Sierra Morena. 


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Ruta de Senderismo – Cómo llegar a la Cascada de Chorrogil en Mogón

A pocos kilómetros del pueblo de Mogón, en pleno Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, se encuentra una de las cascadas más impresionantes del mayor espacio protegido de España y el segundo de Europa. La Cascada de Chorrogil pertenece a la comarca de Las Villas, la tercera que conforma el parque.

El paraje en el que se encuentra se conoce como la Cañada del Avellano, un lugar privilegiado junto al pantano de Aguascebas y en el que las aguas del arroyo caen sobre unas paredes formadas por tobas. Si tienes suerte, a lo largo del camino es probable que puedas divisar algún águila, buitre o zorro, mientras disfrutas de una vegetación imponente. Aunque no es una de las más visitadas del parque, si piensas ir en vacaciones o domingos, mejor ve temprano para poder aparcar bien, ya que no existe ninguna zona de aparcamiento habilitada. 

Cómo llegar a la Cascada de Chorrogil

👉Inicio de ruta: Desde el pueblo de Mogón, tienes que conducir por la JH-7155 con dirección al Embalse de Aguascebas. Después de recorrer unos 20 km, verás el inicio del sendero a mano derecha. Puedes dejar el coche allí mismo o hacerlo en el lateral izquierdo, junto a una casa abandonada (que aparece en Google Maps como Cortijo de la Canaleja, Santo Tomé). 

El sendero es fácil de realizar, incluso lloviendo (como lo hice yo la última vez que fui). Es pedregoso, pero no tiene ninguna dificultad. El inicio está señalizado con un cartel explicativo (Sendero de Aguascebas) justo antes de comenzar una pista forestal que es bastante llana durante un kilómetro más o menos. Dejarás algunos cortijos y casas a tu izquierda, mientras disfrutas de un tupido paisaje lleno de quejigos y frondosos pinos. 


Después de haber recorrido algo más de un kilómetro, la pista se vuelve un poco más estrecha y empieza una fuerte bajada pedregosa, pero sencilla. Si la cascada lleva agua, comenzarás a escuchar el ensordecedor sonido de su caída.

Al final de la cuesta verás el espectacular salto de agua de unos 45 metros de altura y que es capaz de formar tobas muy porosas.

Al llegar a la base de la cascada, podrás adentrarte por un senderillo muy estrecho que aparece a tu derecha y que te permitirá acercarte mucho a más hacia arriba. Es escurridizo, pero no presenta tampoco mucha dificultad. Eso sí, las vistas que encontrarás serán mucho más maravillosas. 


La vuelta hacia el coche se realiza por el mismo camino por el que has venido, esta vez cuesta arriba. Si lo prefieres, puedes continuar andando para realizar la ruta del Sendero de Aguascebas que marcaba el panel informativo. Un camino circular que llega hasta el embalse. 

Para comer, no dudes en visitar Mogón y su gran oferta gastronómica. Es un lugar pequeño, pero lleno de bares y restaurantes. Y, si es verano, aprovecha para bañarte en su playa artificial.

                              🏃  Llévate un buen calzado, agua y protección solar.
                              🏃  Longitud:  4 km (ida y vuelta).
                              🏃  Dificultad:  fácil.
                              🏃  Duración: 1 hora (ida y vuelta).
                                 🏃  Recorrido circular: No.

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9 lugares imprescindibles que ver en Quesada

En pleno parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas, el pueblo serrano de Quesada tiene sus orígenes en un antiguo emplazamiento visigodo, aunque hay vestigios de poblaciones más antiguas que confirman que sus alrededores llevan habitados desde el III milenio a.C. Durante un tiempo fue disputado por musulmanes y cristianos, hasta que finalmente pasó a ser conquistado por Fernando IV, dependiendo del arzobispo de Toledo y siendo parte del Adelantamiento de Cazorla.

Su historia va unida al pintor Rafael Zabaleta y a Miguel Hernández, cuya esposa, Josefina Manresa, era oriunda de Quesada. Sus bellas casas blanqueadas, su historia y la belleza de su entorno, han asombrado a personajes como Gabriel Celaya o Antonio Machado, quienes lo han utilizado como inspiración para sus obras.

Visto el pueblo, antes de deleitarte con todos los atractivos que encontrarás en su término municipal, date una vuelta por sus bares y restaurantes para disfrutar de la gastronomía típica de la zona, cuyo plato más singular son los talarines (parecido al gazpacho manchego), y por sus tiendas, donde destaca el aceite de oliva virgen extra registrado bajo la Denominación de Origen Protegida Sierra de Cazorla

Qué ver en Quesada

1. Callejuelas engalanadas: en tu visita a Quesada podrás pasear por sus estrechas callejuelas llenas de casas típicas serranas blanqueadas y engalanadas con bellos balcones y entradas. Los grandes maceteros llenos de coloridas flores destacan sobre sus blancas fachadas.

2. Restos de la antigua muralla: recorriendo su casco antiguo es fácil encontrarse con los restos de la parte baja de las murallas que rodeaban Quesada durante la dominación musulmana, así como restos de murallas cristianas (siglos XI al XIV). Se conservan lienzos de murallas y torreones en la Calle del Cinto, la Calle Alcázar, la Calle Alcaldía, la Calle Arzobispo Jiménez de Rada, el Paseo de Santa María, el Mirador de la Baranda y la Plaza de la Lonja.

3. Mirador de la Baranda: se encuentra en el interior de lo que queda del antiguo alcázar, asomándose a través de sus murallas a la campiña y a la sierra.

4. Iglesia de San Pedro y San Pablo: construida sobre los restos del antiguo alcázar, el edificio actual data del siglo XVIII, aunque se han descubierto nuevos elementos que sitúan su origen a finales del siglo XV, posiblemente en el solar de la Iglesia visigoda de Santa María, que posteriormente se convertiría en mezquita. 

5. Antiguo Hospital de los pobres: junto a la Iglesia de la Purísima Concepción se encuentran unos azulejos que recuerdan este edificio del siglo XVII. Hoy se puede ver la iglesia del hospital, de estilo barroco.

6. Arco de los Santos y Arco de la Manquita de Utrera: el Arco de los Santos es la única puerta que ha quedado en pie del antiguo recinto amurallado de la medina. Es un arco gótico del siglo XIV que cuenta con una estela funeraria romana dedicada a la sacerdotisa Caia Rufina del siglo III. En la misma calle se encuentra también el Arco de la Manquita de Utrera, llamado así porque alberga la imagen mutilada de la virgen de la Consolación de Utrera. Su nombre se debe a Juana Montero, natural de Utrera, quien en el siglo XIX colocó en el arco un cuadro con la imagen de esta virgen. La gente la empezó a llamar la Manquita de Utrera porque no se le veían bien las manos al tener el Niño Jesús delante. Con el tiempo el cuadro se sustituyó por la imagen actual de azulejos.

7. Centro de Interpretación del Patrimonio Arqueológico de Quesada: el edificio de la Oficina de Turismo de Quesada también alberga este centro cuyo objetivo es mostrar el legado prehistórico y romano de la villa. La primera planta está dedicada al arte rupestre y la planta baja gira en torno a la villa romana de Bruñel, un yacimiento situado a unos 7 km del pueblo y cuya visita se puede solicitar en el propio museo. Teléfonos: 953 71 40 11 - 638 39 59 12. Horario: de miércoles a sábado, de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00.

8. Museo de Rafael Zabaleta: se trata de una pinacoteca centrada en este pintor de origen quesadeño. El centro hace un recorrido a lo largo de su historia y contiene objetos personales y cuadros del pintor. Horarios: de miércoles a domingo y festivos. De noviembre a marzo, de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 19:00. De abril a octubre, de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00. Precio: 4€.

9. Museo de Miguel Hernández: el mismo edificio en el que se encuentra el Museo de Rafael Zabaleta, alberga este otro museo que nació a la luz del acuerdo alcanzado entre los herederos de Miguel Hernández, la Diputación de Jaén y el Ayuntamiento de Quesada para permitir el depósito y custodia del legado del poeta en la provincia. Su mujer, Josefina Manresa, natural de Quesada, está muy presente a lo largo de esta exposición.

Los alrededores de Quesada, dentro de su propio término municipal, están también llenos de atractivos que te permitirán complementar tu visita a este bello pueblo jienense. No dudes en descubrir lugares como la Atalaya del Infante Don Enrique, el Nacimiento del río Guadalquivir, el Valle de los Tejos milenarios, el Santuario de la Virgen de Tíscar con su Castillo de la Peña Negra o la majestuosa Cueva del Agua.


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Opinión del restaurante La Balconada - Chinchón

Si quieres evitar las aglomeraciones y sentirte más seguro ante el Covid, pero no quieres renunciar a salir de restaurantes, ¿por qué no comer en un balcón? 

Éste es uno de los primeros atractivos del restaurante La Balconada, del que se dice que fue la primera casas de comidas de  Chinchón. Fue fundado en 1956 en el edificio que albergó antiguamente una fonda, del que se conserva toda su arquitectura original. 

4 lugares imprescindibles que visitar en el Paraje Natural de Cuadros

En plena Sierra Mágina, a escasos kilómetros del pueblecito de Bedmar, se encuentra uno de los parajes más bellos de este rincón de la provincia de Jaén. El coche lo puedes dejar en el amplio aparcamiento que hay bajo el templo. Desde allí parten cuatro caminos bien diferenciados y muy fáciles de hacer.

Visitando el Paraje Natural de Cuadros

1. Subida al Santuario de la Virgen de Cuadros

Este paseo consiste tan sólo en recorrer la cuesta que lleva desde el aparcamiento hasta el santuario. Un camino corto, pero muy empinado, hacia un templo en el que llama la atención el que parezca estar colgado de la ladera del barranco. Su origen se remonta a 1615, cuando el Marqués de Bedmar lo mandó construir en honor a su hermano, don Alonso de la Cueva, y a su madre, Doña Elvira de Mendoza, ambos muy devotos de la Virgen de Cuadros. El camarín corresponde al siglo XVIII.

Una de las leyendas más extendidas por la Mágina cuenta que, en el año 1431, un pastor de Jódar estaba con su rebaño en este paraje y vio cómo una paloma blanca se posaba junto a él. El pastor la cogió, la metió en su zurrón y se la llevó a su pueblo. Al llegar a su casa, fue a sacarla del zurrón, pero se lo encontró vacío.

Al día siguiente la vio de nuevo en el mismo paraje. Le tiró una piedra dándole en un ojo y fue a por ella para cogerla. Pero al ir a buscarla al sitio en el que había caído, encontró una imagen de la Virgen. Asombrado corrió al vecino pueblo de Bedmar para contar el milagro y sus habitantes decidieron levantarle una ermita en su honor en este mismo lugar.

A ella le atribuyen muchos milagros, muchos de ellos relacionados con dotar de fertilidad a las parejas que no logran tener descendencia. Aun se celebra una importante romería durante el mes de octubre que parte del pueblo. Si te interesa, aquí puedes encontrar más información sobre su historia y sus milagros. 

Dentro puedes ver un curioso cuadro que recuerda la tradición de Los cuernos de Bedmar. Antiguamente durante el día de San Juan se colocaban ramas de higueras y cuernos en las puertas de las casas, con el sentido de abundancia y prosperidad que simboliza el mítico cuerno de la abundancia.

En la explanada del Santuario hay un kiosco y una fuente. Todo en un ambiente bucólico y tranquilo que ofrece increíbles vistas de la sierra al fondo. Además, debajo de la ermita hay un albergue y un restaurante, con una terraza preciosa y buenas tapas.


2. Camino hacia la Cueva del agua de Cuadros

Desde el parking, a mano izquierda, verás un camino empedrado cuesta abajo marcado por una gran fuente y una acequia que lleva el agua hacia los huertos de los alrededores.

El empedrado se adentra entre hiedras y frondosas higueras hasta un cartel que indica la bajada hacia la Cueva del Agua por unas escalerillas de piedra.

La verdad es que lo que más asombra a la gente cuando viene a este paraje no es la increíble vegetación y preciosidad del paisaje, sino el enorme hórreo que aparecerá a tu izquierda. No pinta mucho en estos sitios de Andalucía, pero ahí está. Se rumorea que lo trajeron desde Finisterre.

Las escaleras llevan justo al cauce del río. Si lleva poca agua, podrás adentrarte en él para atravesar la famosa gruta y disfrutar de las formaciones que el agua ha ido excavando en la roca y de las cascadillas que surgen de ella.

La vuelta se hace por el mismo camino. Subiendo por las escalerillas, a mano izquierda podrás detenerte en el Molino de Batán de Cuadros, una construcción que Luis de la Cueva, Señor de Bedmar, mandó construir en 1571 junto a la primitiva ermita de la patrona de la villa. Su fuente data de 1977.

🏃  Distancia: menos de un kilómetro.

🏃  Dificultad: fácil.

🏃  Si quieres entrar a la cueva, lleva calzado y ropa adecuada. Hay veces que el agua llega hasta la cintura.

3. Subida al Torreón Mirador de Cuadros

La ruta comienza por una pista que surge a la derecha del aparcamiento. Está bien señalizada. El camino es corto, aunque las cuestas son pronunciadas. Va haciendo diversos zigzags, dejando a un lado un complejo turístico y un olivar, tramo en el que no vas a encontrar ninguna sombra.

Casi al final de la pista, te adentrarás en un tramillo de pinares justo antes de llegar al torreón. El torreón de Qutrush (Cuadros) ya aparece mencionado en el Tratado de Algeciras, en 1310, cuando el rey de Granada devolvió a Fernando IV el castillo de Bedmar.


La comarca de Mágina constituyó una importante frontera entre los reinos de Castilla y Granada. Esta torre vigía controlaba el paso de musulmanes hacia las tierras cristianas por un camino que hoy discurriría por la carretera que une las poblaciones de Bedmar y Belmez.

La torre tiene unos doce metros de altura y unos seis de diámetro. Llama la atención los dos colores bien diferenciados de su estructura. Su curioso aspecto bicolor se debe a que se construyó con las piedras de dos canteras distintas. Otra torre de características semejantes la puedes observar en Belmez de la Moraleda.

Desde ella maravillan las vistas perfiladas por las siluetas de la Serrezuela de Bedmar, flanqueada por la Cueva del Aire y la Sierra de la Golondrina.

🏃  La vuelta se hace por el mismo camino.

🏃  Distancia: 2,6 km (ida y vuelta)

🏃  Dificultad: sencilla, pero con fuertes cuestas y poca sombra.

4. Senda hacia el Área Recreativa de Cuadros

Justo antes de iniciar la subida al santuario, en la misma cuesta, hay un pequeño desvío a la izquierda. No es está señalizado, pero está marcado de andar por él. Éste continúa pasando justo por debajo del restaurante y sigue su curso, recto, sin desviarse, hasta un túnel en cuya parte superior aparece la inscripción en azulejos “Año 1953”. Tienes que agacharte un poco para atravesarlo.

Una vez fuera, siguiendo un camino que va paralelo a las tuberías de las canalizaciones, te encontrarás en el precioso Adelfar de Cuadros justo en la orilla del río. La ribera de este río contiene una de las más importantes masas naturales y de mayor tamaño de adelfas de la península. Seguramente te suenen porque suelen aparecer en las medianas de las autovías. Las más grandes miden normalmente unos 4 metros de altura, pero en el paraje de Cuadros las adelfas llegan a superar los 8 metros, formando galerías tupidas y bóvedas dando lugar a la Senda de los Adelfares.


Además, el paisaje queda completado con variados ejemplares propios de los bosques de riberas, como higueras, pinos o sauces. Bajo esta bóveda de plantas hay repartidas multitud de mesas para disfrutar de un buen día de campo en plena naturaleza.

Siguiendo recto, llegarás pronto al aparcamiento del área recreativa y al restaurante La Casa de la Pradera. Este aparcamiento es bastante pequeño para la cantidad de gente que se concentra en ella durante los fines de semana de verano. En él hay varios carteles explicativos sobre distintas rutas que parten desde aquí, como el Sendero del Caño del Aguadero (14’3 km) o el Sendero de Las Viñas (9 km).

Continuando por donde venías, sin cruzar al aparcamiento, la senda llega a unas pasarelas que pronto te llevarán al cerramiento de roca que da lugar al nacimiento del río Cuadros, del cual baja agua para el consumo de Bedmar. Este lugar es conocido como el Manantial del Sistillo. El sendero termina tras cruzar un puente y llegar a una explanada de nogales.

🏃  La vuelta al Santuario se realiza por el mismo camino.

🏃  Distancia: menos de 3 km

🏃  Dificultad: muy fácil.


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