Un edificio que lleva abierto poco tiempo a las visitas
turísticas en Úbeda es este palacio renacentista del siglo XVI. La gente pasaba
por su calle, admiraba su fachada, pero poco más podía saber de la vida de sus
habitantes, su pasado y la gran cantidad de obras de arte que guarda en su
interior. Yo lo recomendaría a cualquiera que visite la ciudad, aunque no está
entre los sitios más destacados dentro de los circuitos turísticos.
El edificio fue mandado construir por el regidor Francisco Vela
de los Cobos (sobrino de Francisco de los Cobos, secretario de Carlos I y de
Felipe II). El encargo se realizó al gran Andrés de Vandelvira, quien lo trazó,
aunque fue realizado por el cantero Jorge Leal.
Abandonado en el siglo XVII, tras haber pasado por varias manos,
en 1873 lo adquirió Ignacio de Sabater, perteneciente a una familia de
financieros catalanes afincados en Úbeda y quien fuera Senador y Diputado
durante varias legislaturas. Los Sabater realizaron bastantes reformas en el
edificio, incluyendo la supresión del antiguo patio central de columnas, para
hacer la casa más acogedora para la familia. La hija de Ignacio de Sabater
acabaría casada con Juan Montilla, ministro de Justicia durante la regencia de
María Cristina, incluso estuvieron invitados a la coronación de Alfonso XIII.
El hijo de Ignacio de Sabater, por su parte, tuvo una hija
que sería la madre del actual propietario: Natalio Rivas, nacido en 1927. Todo
un personaje. Y es que uno de los mayores atractivos de la visita es tener la
suerte de conocerlo y que haga de guía de su propia casa. Un señor ilustre,
pulcro y elegante, que acompañado de su bastón, va mostrando lo más valioso de
su hogar, con un orgullo que se ve en sus pupilas mientras va dando
explicaciones y recordando hechos memorables.
Diplomado en la Escuela de Bibliotecarios de la Biblioteca
Nacional de Madrid y guía-intérprete por oposición, hoy es el guía más antiguo
de toda la provincia. Su importancia fue tal, que hasta su enlace matrimonial
en el mismo Pardo quedó registrado en el Diario ABC. Con numerosas
publicaciones, y siempre vinculado a la archivística y al turismo (incluso
perteneció al Consejo de Turismo de la Junta de Andalucía), es una persona a la
que, sin duda, merece la pena conocer.
El Palacio Vela de los Cobos
Construido a partir del diseño de Vandelvira, fue declarado
Monumento Nacional en 1955 y hoy es Bien de Interés Cultural.
Su fachada no tiene desperdicio. Se organiza en tres cuerpos
siguiendo el clasicismo renacentista y destacan sus balcones y sus columnas
jónicas.
La visita comienza en el vestíbulo, donde conocemos al
ilustre Don Natalio. Nos acompaña hasta el salón de la entrada, en el que
antiguamente se ubicaba un patio interior. Es curioso como todo el edificio se
mantiene caliente gracias a una chimenea de pellets.
Don Natalio nos va mostrando los objetos más reseñables que
tiene en su casa, aunque no se detiene en todos porque la visita duraría horas.
En este salón destacan varios cuadros y algunos de sus árboles genealógicos que
nos muestran su gran interés por esta ciencia a la que ha dedicado gran parte
de su vida.
Atravesando los arcos pertenecientes al antiguo patio
acabamos en un pasillo en el que hay varias joyas arqueológicas, hasta un león
en piedra de época romana. Aquí nos presenta a su perra, Blanquita, bastante
mayor y que va cojeando como su amo.
Desde allí nos dirigimos a un archivo donde hay miles de
periódicos y otros papeles documentados, incluyendo la única colección de
España del Diario ABC, con todos sus números desde que se fundó.
Dando media vuelta nuestro guía nos lleva a ver el piso
superior. Tras ver varias obras de arte que cuelgan de las paredes, nos
detenemos en un salón francés imponente, desde donde podemos ver los balcones
del edificio. El salón está lleno de curiosidades, obras de arte e historia.
La siguiente sala corresponde al comedor. La suntuosa
vajilla y cubertería decoran la mesa. Pero lo que sin duda llama más la
atención es un papel original en el que aparece el menú del 22 de Mayo de 1902,
fecha en la que su familia fue invitada al Palacio Real a una de las cenas que
se celebraron con motivo de su coronación.
La biblioteca es lo siguiente que visitamos. Es la sala más
famosa del palacete y tiene un gran valor histórico. Reúne más de 12.000
volúmenes entre los que destacan cuatro incunables y trescientos impresos en el
siglo XVI, el contrato del arquitecto del edificio, una Carta de Isabel II. La
obra más antigua data de 1492. Asimismo, cuenta con cientos de documentos, el
más antiguo es de 1380. Él mismo se ha dedicado a su planchado, restauración y
catalogación, como se muestra en otra sala que usa para mostrar el trabajo de
archivo y análisis. Sus fondos han sido usados para muchas publicaciones.
Nuestra última parada es un dormitorio isabelino que cuenta
con un set de aseo, varios uniformes, y numerosa porcelana.
Han sido muchos los famosos que han recorrido sus pasillos,
como Berlanga o Akira Yamaoka. 2000 m2 llenos de obras de arte. Don Natalio
vive en un departamento anexo y tiene a numerosos trabajadores que mantienen el
edificio a punto, todo bien colocado e impecable.
La visita acabó donde empezó: en el vestíbulo, donde se
despidió nuestro humilde guía porque era ya la hora de comer y le
esperaba el olor a cocido que salía de la cocina.
Horario
- Mañanas: entre las 11’00 y las 13’30.
- Tardes: entre las 17’00 y la 20’00.
Precio de la visita al Palacio Vela de los Cobos
- General: 4€
- Menores de 12 años: gratis.
- La entrada se compra en SEMER Turismo y Cultura, que está
justo en frente del palacio.
- Esta empresa es la que lo gestiona todo. Es
aconsejable ponerse en contacto con ellos para saber a qué hora exactamente
disponen de plazas para las visitas info@semerturismo.com Teléfono: 953
75 79 16.
Cómo llegar al Palacio Vela de los Cobos
El Palacio está en la calle Juan Montilla, en pleno casco
antiguo de Úbeda. El aparcamiento allí es imposible por lo que conviene dejarlo
en cualquier otro sitio (Carrefeur, Avenida de las Escuelas Sagrada Familia o
zona del Parador) y llegar andando.
Duración de la visita
Unos 45 minutos. El guía está encantado de su función y no
tiene prisa por acabar. Es un placer que no vaya corriendo para acabar pronto.