Después de dormir en la gloria, me levanté de
noche y salí también de noche a esperar el autobús de ATT Kings. La actividad
la había contratado en la web de Emu Run, pero de mi paquete de dos días,
ellos sólo se encargaban del primero. ATT Kings hacía el segundo.
Me esperaba otro día duro de autobús.
Parada 1 – King’s Creek Station
El autobús llegó puntual, a las 4’30 am. Me quedé dormida en el autobús para recorrer más de 250 km, aunque pude ver el
amanecer en el desierto. Todo un momentazo. Además, mis compañeros de
viaje de este día nada tenían que ver con los del anterior. Casi todos eran más
jóvenes y venían mejor vestidos con la intención de hacer senderismo. Al menos…
¡nadie llevaba tacones!
Después de echarme otro sueño, llegamos a King’s
Creek Station un lugar creado en 1981 y que se dedica al ganado y a los
camellos. Hoy también ofrece alojamiento, hay un camping, quads, un helicóptero
para dar paseos sobre el cañón y una tienda de recuerdos.
Allí nos dieron un desayuno buffet riquísimo, con
huevos, bacon, pan, mantequilla, salchichas, cereales… todo recién hecho. Café,
leche y té.
Antes de partir nos hablaron de la importancia de
llevar tres litros de agua por persona, porque son las normas del parque. Hay
que estar preparado por si te pasa alguna desgracia en medio del desierto. Hasta
que vengan los de emergencias a por ti, con lo largas que son las distancias…
te ha dado algo. Y, si no, cuando tengas que pagar los costes del rescate si no
los cubre tu seguro.
Fui a la tienda a comprar agua y ahí me di cuenta de que el bien más preciado del desierto sigue siendo el agua. 8$ me costó la botella. La gasolina costaba 2’40$ el litro. Pues…
Parada 2 – King’s Canyon
Fue lo mejor de toda la excursión de dos días. Me encantó
este lugar. Al bajarnos del autobús hicieron dos grupos. Uno para los que
querían y podían andar más, y otros para los que iban a andar menos. Los únicos
aseos del parque están cerca del parking. Son una fosa séptica sin agua, y
olían… pufff, mejor ni recordarlo.
El cañón forma parte del Parque Nacional de
Watarrka. Sus altas paredes de roca roja que se eleva sobre densos bosques de
palmeras es un importante refugio y área de conservación de más de 600 especies
de plantas y animales autóctonos, muchos de los cuales son únicos de esta área.
Las imponentes paredes de arenisca de Kings Canyon
se formaron cuando pequeñas grietas se erosionaron durante millones de años. El
Parque Nacional de Watarrka, nombre derivado de la palabra aborigen que hace
referencia al arbusto paraguas que abunda en la región, fue el hogar del pueblo
aborigen Luritja durante más de 20 000 años.
Nuestra senda fue la del Kings Canyon Rim Walk. Primero
subimos unos 500 escalones y, en la cima, disfrutamos de unas vistas
impactantes. Nuestro guía era un fiera. Subía aquello como si fuera una cabra. Pese
a ser jovencísimo, había hecho el recorrido cientos de veces. Y se ofrecía para
hacernos fotos en todos los rincones que merecían la pena. Sin prisa, pero sin
pausa; porque iba siempre mirando su reloj para que fuéramos siempre cumpliendo
con el planning.
Estuvimos caminando por la parte de arriba del
cañón, conociendo sus arbustos, sus animales, cómo se formó, viendo fósiles, dunas e
incluso las huellas que las olas dejaron. Impresionante.
Después, comenzamos el descenso de más de 300
metros hacia el interior del cañón hasta llegar al Jardín del Edén, donde hay
una poza de agua rodeada de árboles. Parece un oasis en mitad de la nada. Allí nos
sentamos a descansar un rato. No está permitido el baño y está muy cuidado para
que no se contamine. De sus aguas depende la vida de cientos de especies.
Continuamos nuestro camino subiendo por la otra
pared del cañón, a través de unas escaleras. Llegamos a la cima de la pared del
sur para disfrutar las vistas desde allí y atravesamos Cotterill’s Bridge, un
puente impactante y llegamos a otro puente con una puerta y una señal para que permanezca
cerrada. No explicaba por qué, pero me asombró encontrármelo allí.
3’30 horas después, llegamos al parking del
autobús. Allí nos estaban esperando los que habían hecho el otro itinerario, el
Kings Creek Walk. Éste se realiza por la base del cañón y atraviesa exuberantes
bosques de eucaliptos y helechos hasta llegar a una plataforma con vistas de sus
escarpadas paredes.
Parada 3 - King’s Canyon Resort
A pocos kilómetros en autobús, llegamos al
King’s Canyon Resort. Allí hay un lugar con piscina, pista de tenis, un
camping, un bar, un restaurante, una gasolinera y una tienda. En el autobús nos
lo avisaron para que no nos asustáramos: es caro, pero tened en cuenta que está
en medio de la nada y que cuesta mucho transportar los productos aquí.
Bueno, te puedo decir que nos dieron 40
minutos para comer y que, de todos los que íbamos en el autobús, tan sólo dos
parejas orientales comieron en el restaurante. Muchos de los otros acabamos en
la tienda y otros ni comieron, ni compraron. Los precios de la tienda eran 4
veces mayores a los de cualquier tienda de Alice Springs (y Alice Springs ya es
cara comparada con otras ciudades).
Después de comer nos subimos en el autobús
para iniciar nuestro camino de vuelta.
Parada 4 – Erldunda
La última parada de la tarde fue otra vez
en Erldunda. Allí aprovechamos para ir al servicio, tomarnos un café, estirar
las piernas y ver de nuevo a los emús. Estábamos de autobús ya hasta los…
El viaje de vuelta en el autobús fue
bastante duro. Los guías no paraban de comentar por el micrófono el paisaje
para que el conductor no se durmiera, porque era la peor hora del día, el
anochecer, y la recta era interminable.
Cuando dejaron de comentar porque vieron
que la gente estaba aburridísima y que no nos podíamos ni echar una cabezadita,
pusieron un karaoke de canciones patrióticas y nos lo pasamos muy bien. Al menos
estuvimos entretenidos y así conocí la famosa canción I am Australian.