De vuelta de conocer el espectacular Pozo Azul de Covanera, sigo mi camino por la comarca burgalesa de Páramos para visitar uno de los pueblos más bonitos de Burgos, situado en pleno Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón.
Valdelateja se
encuentra escondido entre el Valle de Sedano y el Valle del Rudrón. Justo aquí
desemboca este río en las aguas del Ebro y da lugar a un esplendoroso paisaje
de ensueño.
Lo cierto es
que el asentamiento actual de Valdelateja es bastante reciente. Su origen
realmente se encuentra en el pueblo abandonado de Siero, en lo alto de la
ladera, y del que se tiene constancia escrita desde el siglo VIII. Aún puedes
visitar los restos de su ermita altomedieval, sus casas en ruinas y el
cementerio de Valdelateja, que sus vecinos siguen usando el campo santo
tradicional.
Sus últimos
dos vecinos lo abandonaron en 1914 y se fueron a vivir a un lugar mucho más cómodo,
la orilla del río. El emplazamiento ya había sido usado también en la Edad
Media, como han descubierto en los restos encontrados en torno a la iglesia de
Santa Eulalia. El templo fue ampliado en el siglo XX utilizando piedra de la
iglesia de Siero, así como algunas de sus imágenes góticas realizadas en madera
de nogal.
Para visitarlo
puedes dejar el coche en el aparcamiento que hay a la entrada del pueblo y empezar
ca callejear por sus pocas vías. Se recorre enseguida, pero merece la pena
detenerse a disfrutar del entorno y de los ejemplos de arquitectura tradicional
que te encontrarás por el camino.
Al cruzar el
puente, verás una señal a tu derecha que marca un sendero escondido entre los
árboles, que va paralelo al río. A unos 200 metros te toparás con una enorme
cascada cuyas aguas ensordecerán tus oídos en mitad de la total calma y
tranquilidad que ofrece este hermoso paraje.
De vuelta al
puente por el mismo sendero, totalmente llano, puedes aprovechar tu visita para
enfrentarte a la subida del cerro de Castrosiero. Esta se hace por un camino
que surge al final del pueblo, por un camino que sale a la derecha y que tiene
una señal con dirección a Siero.
Junto a la
ermita hay un monumento que señala el lugar en el que el verdugo Dacinio decapitó
a las santas Centola y Elena en el siglo III. Cuenta la tradición que, si pasas
un trapo mojado por su roca, ése se teñirá de rojo por la sangre derramadas por
ellas. Sus cuerpos estuvieron custodiados en la ermita hasta 1317 y hoy
descansa en el altar mayor de la Catedral de Burgos.
De vuelta al
pueblo de Valdelateja, puedes tomarte algo en sus bares, alojarte en un
balneario cuyas aguas medicinales fueron declaradas de utilidad pública en 1885
o emprender otras rutas de senderismo, como la de los Cañones del Ebro hasta
llegar a Pesquera de Ebro.