Mi vuelo hacia Kunming lo cogí a las 15’30 y a las 16’50 ya estaba allí. La reserva la hice con la web de Travelgenio por 130 € volando con China Southern.
En el aeropuerto intenté encontrar información
turística, pero nadie hablaba inglés. También intenté comprar un mapa de la
ciudad, pero me fue imposible. Bueno, lo compré gracias al diccionario,
pero cuando lo abrí, pfff… estaba en chino. Ni papa.
Harta de dar vueltas y de no encontrar ni
indicaciones ni nada, decidí coger un taxi. Un chino me paró ofreciéndome uno, regateé y lo cogí a buen precio, incluyendo los peajes de la
autopista. Tuve que acompañarlo al parking del aeropuerto, allí llamó por
teléfono a una china, que fue la que me llevó. Pero que no era taxista ni
nada, era un coche normal. El chino se montó en el coche y a la entrada de
Kunming se bajó y me dijo que ella me iba a dejar en el hotel. Ya iba yo bastante mosqueada porque llevaba 1 hora y media en el coche y los atascos
no se acababan. Dudé de que me llevara a buen puerto, pero lo hizo. Bueno,
más o menos.
Mi hotel era el Fairyland Hotel(Guo Fang Road),
lo había reservado por Booking.es por 189 yuanes con desayuno (aunque al
imprimir la reserva resultó que el desayuno sólo estaba pagado para uno de los
huéspedes).
(云上四季连锁酒店(昆明国防路店))
Dirección No. 6, West Wacang
Road
Kunming, 650032
China
瓦仓西路6号
昆明, 650032
La mujer me dejó en
la avenida principal y me dijo que mi hotel estaba en la bocacalle, que
estaba muy cerca. No me fiaba nada pero, no hubo más remedio que coger
las maletas. Cuando llegué al hotel que me indicó, resulta que mi reserva no estaba hecha allí. No me enteraba de nada, así que el
recepcionista desesperado ya, me dijo que lo siguiera. Salimos del hotel,
cruzamos la calle y giramos a la izquierda, y allí estaba el verdadero hotel. Se
ve que tienen dos edificios muy cercanos, pero que pertenecen al mismo.
Lo mejor para no perder la referencia de dónde estáis, es bucar el Yunnan Museum, desde ahí está muy cerquita.
Cuando la nueva
recepcionista me vio aparecer, puso una cara de susto… Tampoco sabía inglés. Y yo que quería reservar con ellos una excursión a Shi Lin. Pues nada, por medio
del traductor online de la recepción nos fuimos comunicando y tuve la suerte
de encontrar a un chino haciendo el check out, que había estudiado en USA y me sirvió de intérprete.
Yo quería reservar una excursión organizada, pero la china se empeñaba en que fuera
privada. Yo le decía a nuestro interprete que no; que si no, me salía muy caro y que no quería nada privado y la tía que no
paraba de poner pegas: que si las explicaciones iban a ser en chino y no me iba a enterar, que si era mejor que fuera sólo un coche… bueno, al
final dijo la verdad: no quería porque pensaba que mi presencia iba a
incomodar a los chinos que fueran en la visita. 😨
Le dije que de
incomodar nada. Y es que en esta ciudad (y en otras) había bastante gente que
parecía racista con los occidentales y no se querían ni sentar al lado de uno
(y mucho menos con pelirrojos…)
Al final la
convencí y quedamos a las 8 en recepción. La habitación estaba muy bien. Muy
amplia y limpia. Era todo un lujo, sobre todo el cuarto de baño. Lo único, que
la habitación tiene internet por módem, nada de wifi. Menos mal que en Hong
Kong me había comprado un adaptador para así poder tener wifi en nuestros
móviles y así ir reservando los hoteles…
Por la noche me di un paseo por la ciudad. Me dio el aspecto de una ciudad rica, nueva. Aquí probé la novedad del MacDonald's: la Black and White, porque estaba anunciada por todos lados y me entró curiosidad.
Yo la llamo la ciudad de la Navidad, porque
las avenidas estaban llenas de luces, los árboles, los monumentos, todo. Muy tranquila
y moderna. Pero no están acostumbrados a los turistas extranjeros y no están
preparados para ellos. Ha sido la única ciudad de China en la que fuera del
hostal internacional, no he encontrado a nadie que hablara nada de inglés. Comunicarse
era imposible porque ni te hacían caso. Cuando preguntaba a alguien, la gente se
asustaba por no saber responder y, de hecho, ni me respondían. Corrían para
alejarse. Incluso los taxistas, cuando me veían, no me hacían ni
caso. ¡Qué situación! A veces fue muy desesperante.
Como dijo la recepcionista,
les incomodaría…
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