Visitando el Castillo de Gormaz y la Ermita de San Miguel



Aunque hay restos arqueológicos que muestran que Gormaz estuvo ocupada desde la Edad de Bronce y que en ella también vivieron celtas, romano y visigodos, la etapa más importante de su historia vino de manos de la ocupación árabe. Éstos construyeron un castillo en el siglo IX que sigue siendo admirado y visitado siglos después.

En el año 912 fue conquistado por los cristianos, quienes lo perdieron unos cuantos años más tarde. En el 955, durante el califato de Al-Hakem II, se reconstruyó convirtiéndose en la fortaleza más grande europea de aquella época. Tenía un perímetro amurallado de 1200 metros, 446 metros de largo y 28 torres.



Su esplendor era inmenso y su visión, controlando las rutas de acceso al norte y el río Duero, era codiciada entre ambos bandos.



Tras varias vicisitudes, el castillo estuvo en manos árabes hasta el año 1060, cuando el Fernando I de León lo reconquistaría y lo pondría en manos cristianas definitivamente. El gran Cid Campeador, fue proclamado señor de Gormaz.

El foso divide las dos partes de las que consta el castillo. Al este se pueden ver los restos del alcázar, la torre del Homenaje, la torre de Almanzor, el aljibe y los aposentos califales. Al oeste hay una alberca y una amplia explanada en la que acampaban las tropas. En la muralla hay estelas romanas e islámicas colocadas allí para ahuyentar a los espíritus malignos.


Lo más impresionante de su interior y lo más representativo del castillo tal y como se ve hoy en día, es su Puerta Califal, una gran puerta islámica desde la que se domina el valle.


Con el paso de los siglos, el castillo fue perdiendo importancia, convirtiéndose incluso en cárcel durante el reinado de los Reyes Católicos. No obstante, en 1931 fue proclamado Monumento Nacional y hoy se pueden ver sus ruinas. Para ello hay que subir la gran cuesta hasta coronar el cerro. El acceso es muy bueno y en la cima hay un gran aparcamiento. Tanto el parking, como la entrada al castillo es gratis.


Antes de llegar al castillo, en la misma cuesta que sube hacia él, puedes ver la Ermita de San Miguel. A pesar de estar en ruinas, en ella se pueden encontrar restos romanos y visigodos y frescos del siglo XII. Parece que su origen se remonta al reinado de Wamba, en el siglo VII. A ella se puede entrar los sábados, de 10:30 a 13:30 y de 16:00 18:00 y los domingos, de 10:30 a 13:30. La entrada es gratuita.


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